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La Opinión de...

«Se abre una oportunidad única»

Carmelo Mesa-Lago, Domingo Amuchástegui y Joaquín Roy. Analistas opinan sobre la situación actual en Cuba.

Carmelo Mesa-Lago
Catedrático Distinguido Emérito de Economía de la Universidad de Pittsburgh

Creo que Fidel se encuentra en grave estado, de otra forma no habría delegado el poder a Raúl y otros dirigentes, así como pospuesto los festejos de su cumpleaños 80 hasta diciembre. Atribuir la hemorragia intestinal al estrés causado por su viaje a la Argentina y las actividades del 26 de julio es una excusa que los especialitas ya han descartado. La interrogante mayor es por qué Raúl no se ha dirigido al pueblo para calmarlo y asegurar que está en control. Quizás hay una batalla por la distribución del poder.

Raúl Castro, o quien sea el sucesor, recibirá una economía que aún no ha recuperado el nivel de 1989, la industria azucarera destruida, una deuda externa y déficit comercial récord, el proceso nefasto de recentralización económica y reducción del pequeñísimo sector privado, una caída en la inversión directa extranjera, y un valor de las exportaciones aún 62% inferior al de 1989. Chávez, por supuesto, ayudará, pero esto no será suficiente para generar un crecimiento económico sostenido (la cifra oficial milagrosa de 11,8% de aumento del PIB en 2005 no fue publicada por la CEPAL), y un aumento del control y la represión empeorarían la situación.

Raúl, que se dice es más pragmático que Fidel, probablemente retornará a las reformas de mercado, la pregunta es la extensión que tendrán estas: a) restablecer la situación existente en 1996 en el apogeo de las reformas, pero varios economistas cubanos entonces advertían que eran insuficientes y que había que avanzar y profundizar más para mantener el dinamismo económico; b) aplicar el modelo de "mercado socialista" de China y Vietnam, que ha generado un altísimo crecimiento del PIB manteniendo el control político pero que fue rechazado por Fidel; y 3) avanzar aún más, siguiendo el camino de países democráticos latinoamericanos con políticas económico-sociales exitosas que combinan el mercado y el Estado, como Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay.

Es posible que el heredero comience con la primera alternativa, de manera cautelosa y, si todo marcha bien, se mueva a la segunda, pero es imposible que tome la tercera vía, que sería la ideal, pues promovería la democracia y el desarrollo socioeconómico en Cuba.

Domingo Amuchástegui
Profesor de Estudios Sociales para el Condado de Miami-Dade.

Al final la naturaleza se ha impuesto. El veloz deterioro de la salud de Fidel Castro es ahora un hecho. En consecuencia, el escenario de su sucesión por Raúl Castro ocupa un primer plano. Se ha vuelto inminente y muy tangible.

En cualquier caso, los acontecimientos actuales constituyen un ensayo muy útil de lo que podría ocurrir efectivamente en el contexto de este escenario. Podemos manejar dos variables: a) Fidel Castro no sobrevive, y en este caso su sucesión por Raúl Castro sería un hecho consumado, permitiéndole implementar la remodelación de la estructura del poder según las líneas que él siempre ha defendido. b) Fidel Castro se recupera y sobrevive durante algún tiempo. Esta última variable ni cambia ni altera ninguna de las líneas básicas de la sucesión por Raúl Castro, incluso podría hacerla más suave y más fácil.

¿Por qué? Si Fidel Castro sobrevive, un regreso al anterior statu quo está totalmente descartado. Podría, por supuesto, seguir ejerciendo algún grado de influencia, pero no un poder efectivo de mando. Enfrentado con la fase terminal de su vida, tal vez aceptaría y sancionaría más fácilmente las iniciativas tomadas por su hermano, lo que podría redundar en un aura de legitimidad "histórica" a la sucesión.

Es sumamente improbable imaginar a Fidel Castro liderando una contracorriente de oposición a las iniciativas de su hermano en medio de estas circunstancias.

En cualquier caso, la sucesión ya está aquí. Y lo que debería centrar nuestra atención ahora es qué tipo de acciones políticas, reformas y cambios tomará Raúl Castro en su propósito de modelar el régimen y de ganar el grado de legitimidad nacional e internacional que le permitiría garantizar una solución de continuidad. Nada de esto ocurrirá de la noche a la mañana. El tiempo y las circunstancias determinarán el ritmo de estas acciones.

Joaquín Roy
Catedrático Jean Monnet y director del Centro de la Unión Europea de la Universidad de Miami.

El embargo, la asignatura pendiente. La Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre había publicado un segundo informe para Bush. Era otra invitación a la irritación del régimen cubano, tan necesitado de las torpezas norteamericanas como en el caso histórico de la Ley Helms-Burton, relegada en naftalina en su décimo aniversario.

La web de la propia Comisión (www.caft.gov) no la menciona insólitamente como parte de la legislación del embargo, cuando es su estricta codificación, al transformar lo que estaba al libre albedrío del presidente en ley federal. Esta neutralización parecía un guiño a la Unión Europea, en continuación del compromiso de 1998. Pero quizá se trate de un intento de esconder los aspectos más oscuros e intervencionistas que exigen la devolución de todas las propiedades expropiadas por la revolución, lo cual es económica y socialmente inviable.

El informe, sabiamente, se limita a recomendar estudiar experiencias en la Europa del Este. Recomienda esperar a que haya un gobierno estable y plenamente dueño de sus actos, al tiempo que anuncia que el gobierno norteamericano no permitirá el desalojo arbitrario de nadie en sus actuales domicilios de Cuba.

El balance histórico muestra el fracaso sonoro de la política del embargo. Por el contrario, resultan evidentes los beneficios políticos concedidos al régimen castrista, que de esa manera pudo ocultar las carencias de su sistema económico. Por tanto, la oportunidad que ahora se abre es única. Bush podría aprovechar una extensión más allá de lo urgentemente razonable de la suplencia de Castro, para retar a Raúl con una oferta espectacular: el levantamiento incondicionado del embargo.

Esta operación no solamente está avalada por decenas de estudios sopesados, sino que también está bajo la presión de los sectores y los Estados productores de alimentos que en un goteo ya considerable comercian con Cuba. Incluso The Wall Street Journal, nada proclive a apoyar al castrismo, alaba la misma sensata medida. ¿Qué haría Raúl ante esta insólita oferta?

© cubaencuentro

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