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Opinión

Entre la piedad y el agua inteligente

La convocatoria del exilio a no cooperar con el Estado, la indefensión de los cubanos y la sucesión del régimen.

"¡Piedad, Señor, piedad, para mi pobre pueblo! / Sobre estas almas simples, desata algún canalla / que contra el agua muerta de sus vidas arroje / la piedra redentora de una insólita hazaña… / Algún ladrón que asalte ese banco en la noche, / algún Don Juan que viole esa doncella casta, / algún tahúr de oficio que se meta en el pueblo / y revuelva estas gentes honorables y mansas" (Luis Palés Matos, poeta y político. Puerto Rico, 1898-1959).

Son varios ya los escritos que llegan al exterior, algunos por este mismo medio, sobre la calma y tranquilidad que reinan en el paraíso del comandante. Se habla de andar cauteloso y sereno, de que en boca cerrada no entran moscas, y que es mejor observar los hechos callados y vigilantes, a ver qué pasa, que traspasar los límites de la cordura y ponerse en peligro o en evidencia.

Otoño complicado

Los tiempos difíciles del difunto Heberto cobran vida, y en los templos se elevan pensamientos por la salud del enfermo máximo. El otoño se acerca, aunque para el patriarca será el invierno, frío y definitivo. Ha habido cambios nominales —y también provisionales, se repitió hasta la saciedad—, nombramientos, maniobras, cautela, movilizaciones, anuncios militares, amenazas al Imperio, rechazos del Imperio, arrestos, visitas diplomáticas, convalecencias en pantalla, fotos retocadas en fotoshop, estampas silentes a ritmo no de toque de tambores retando el silencio, sino de minuet pausado y elegante. De lo otro, de lo otro nada.

No, miento. Desde la acera de enfrente ha habido movimiento. La opositora principal dijo preferir la relativa calma de la cárcel antes de seguir padeciendo el hostigamiento que sufre en la calle y en su propia casa. Tanto atropello la tiene al borde del desquicie, no hay duda, porque sólo en la antesala de Mazorra puede pedirse semejante cosa.

Lo lógico es no querer regresar "al tanque", porque al menos en casa, a pesar de los actos de repudio, hay inodoro y mesa de comer, comadrita y ropa limpia, un boniato sin gusanos, aspirina para la jaqueca y ventilador entre apagones, teléfono y agua fría, y la solidaridad de sus pares. (No así en Manto Negro, donde se duerme en una estera de cemento o en el piso, se defeca, orina y come pegado al hoyo desbordado de heces y cucarachas, rodeada de mosquitos egipcios y moscas nativas que intentan penetrar todos los orificios, piojos y alimañas aún no catalogadas, calor de infierno, ruidos, y tortura sicológica).

Desde esa realidad, en otra mazmorra, el médico negro, cristiano hasta los tuétanos, ha convocado a la acción contestataria pacífica. Dicho en el idioma de los gringos, he is a man on a mission, y nada ni nadie va a desviarle de su empeño. No tiene que convocar a la resistencia el galeno disidente: la predica y la practica con su encierro.

Los contestatarios del Versailles

Otros más han hecho llamamientos parecidos, y hay que mencionar que desde afuera se convoca a nueve millones de cubanos y cubanas adultos a no colaborar. Es meritorio. Es de esperarse. Es una estrategia alentar a los cubanos a no cooperar con el Estado, pero se asume erróneamente que el estar atrapado en la Isla significa cooperación tácita, y que asistir a los desfiles es sinónimo de aprobación. Acusatoriamente, en estos lares se le llama "complicidad con el régimen". ¡Cuán fácil es ser contestatario en el mostrador del Versailles!

Y ahí, en mi humilde opinión, y con todo respeto, están equivocados los que así piensan. La supuesta complicidad del cubano se ha explicado en términos de doble moral, como si hubiera muchas opciones ante el control absoluto. No todo el mundo está llamado a ser mártir o héroe. Lo son, sin duda alguna, los que se enfrentan abiertamente al poder. Pero la mayoría es, simple y sencillamente, de carne y hueso.

No obstante, cabe preguntarse al tiempo que atravesamos el actual trance: ¿Qué ha pasado con la resistencia cívica llamada a ser el talón de Aquiles del actual gobierno? ¿Queda descalificada la tesis profesada por tanta buena gente en el exterior, de que el cambio hacia la democracia en la Isla —la transición— será obra del cubano de a pie y su mujer, Juana la cubana? ¡Qué poco se estudia y analizan las transiciones que dejaron atrás —y no en todos los antiguos países comunistas— el modelo totalitario!

Desde el pasado 31 de julio se ha oído decir muchas veces que hoy los cubanos tienen más miedo que antes. Se ha dicho que las cosas con el sucesor designado, cuando menos, son impredecibles, y cuando más, de apaga y vamos. Las señales son pocas, y la única que ha sido bien clara nos confirma que el policía-en-jefe, hoy exitoso empresario de la realidad virtual y las comunicaciones, ha sido elevado a Gran Hermano Cibernético del pueblo cubano.

Vulnerabilidad e indefensión

Ante semejantes poderes ostentando la sartén por el mango, "y el mango también", y arreglando el pastel de su continuidad, ¿cómo se mastica eso de la resistencia cívica? De pronto, todo está tranquilo y cada cual en su casa. Hay diversas explicaciones, y todas se resumen en una sola palabra: miedo. Y en otra: vulnerabilidad. Y en otra: indefensión.

Se quiere que en Cuba también se manifieste "el poder de los sin poder". ¡Ah! Pero Santiago de Cuba no es Praga; ni Cienfuegos, Varsovia. Aquellos tenían la presencia amenazante de los tanques soviéticos, es cierto. Pero también es cierto que la resistencia cívica no hizo caer el Muro de Berlín (ver Juan F. Benemelis, Transición: Teorías y Modelos. Ediciones Cuba Futuro, 2006). La caída del comunismo se articuló desde el propio Kremlin, con el incentivo de Occidente y del propio Ronald Reagan. ¿No hay en esto lecciones emulables?

Los cubanos de allá —los llamados a la resistencia cívica insular— enfrentan la realidad amordazadora de estar atrapados en una isla… y, además de la Seguridad del Estado, enfrentan tanques cubanos, que son muchos, y tres ejércitos no de pacotilla, curtidos en combates internacionalistas. Y está "la guerra de todo el pueblo", lo que en otros escenarios —Irak— se denomina guerra asimétrica. Y también la falta de comunicación e información.

"Quieto en base" describe bien el instinto nacional de supervivencia. Nadie sabe a ciencia cierta qué tramas se hilvanan en la cúpula actual. ¿Cobardes, como le llaman muchos? ¿Pueblo de carneros, como le han llamado otros? Sufrimos del grave defecto —machista, además— de culpar a las víctimas de las acciones de sus verdugos.

Confunde cuando se habla del "rol de los militares en el cambio". ¿No se sabe que los militares cubanos están en el poder y que controlan y autogestionan sus privilegios garantizando así ser ellos, y sólo ellos, el "cambio"? ¿Por qué se sigue hablando del rol… y no de incentivar a esa casta?

No habrá invasión libertaria, ni ocupación restauradora, ni resistencia civil milagrosa que obligue al poder a abdicar. ¿A quién se le puede ocurrir que con la fuerza y todos los recursos en la mano, una dirigencia opte por el suicidio político? El poder totalitario es arrogante, no imbécil. Es además astuto: para mantenerse a flote, buscará cualquier suerte de aliados.

Toma y daca

Este dominó necesita "agua inteligente" de algún manantial cercano al Potomac que tienda opciones al cuarentón impasse. ¿No es Estados Unidos el socio natural de Cuba, por lógica geográfica e histórica? Expertos como Juan Benemelis, Eugenio Yáñez, Iván César Martínez y Antonio Arencibia sugieren que se necesita un toma y daca que le dé salidas plausibles a la élite arrinconada, para que se busquen opciones internas que dejen respirar a ése, nuestro pueblo. Lo hizo Nixon en China, mediante Bush padre, su emisario. Y China, que hace años es el "socio más favorecido" de Washington, sigue siendo un país —una potencia— comunista.

La democracia nunca ha sido condición sine qua non del Imperio para establecer las más estrechas y cordiales relaciones: mírese no más a Arabia Saudita y Kuwait. Sugieren los analistas mencionados, además, que el gobierno sucesor, de no presentarse alternativas, prescindirá por completo de Estados Unidos y del exilio para apuntalar el statu quo. ¿Cuál sería el nuevo socio? China, por supuesto. He aquí el rol de al menos un personaje, el Gran Hermano Cibernético: ser quien, con el sucesor, agencie y tramite el modelo chino dentro de la actual nomenclatura cubana.

Sí, debemos querer para Cuba democracia, prosperidad y oportunidad económica, derechos humanos, libertades civiles. El gran reto, desde las orillas del Potomac, es diseñar fórmulas —de alto nivel, de sofisticado rango, de política exterior seria— para llegar a esa meta.

Con o sin permiso, tendrán que pasarle por encima al exilio duro para que el exilio menos ortodoxo, y quizás más pragmático, pueda desempeñar un papel en la reconstrucción nacional conjunta. Sugiere el grupo analista que de montarse el modelo chino, Washington y Miami quedan fuera del juego. ¡Bienvenidos a Cuba, empresarios de Walmart!

"¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo, donde mi pobre gente se morirá de nada!", termina el poema de Palés Matos. A esa no debemos los cubanos resignarnos.

© cubaencuentro

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