A debate

La visión que no nos permite crecer

Respuesta al artículo 'Fidel Castro, El negrero', publicado por Néstor Díaz de Villegas en 'Encuentro en la Red'.

El diario Encuentro en la Red publicó recientemente un artículo titulado Fidel Castro, El Negrero. En este breve pero vicioso trabajo, su autor, Néstor Díaz de Villegas, arremete contra una serie de conceptos y personajes, de un modo arbitrario y con argumentos que, para decir lo mínimo, no son sino manipulaciones de acciones y acontecimientos ocurridos en la historia reciente de Cuba y Estados Unidos. Díaz de Villegas, por supuesto, tiene todo el derecho del mundo a sustentar y publicar sus opiniones, y en aras de fomentar el debate es que me he decidido a escribir este corto artículo.

Para comenzar por el principio, me gustaría recordar al señor Díaz de Villegas que Fidel Castro no la emprendió a balazos contra el antiguo orden republicano, como él sugiere, sino contra la dictadura de Fulgencio Batista, la cual había sido establecida gracias al golpe de Estado que, efectivamente, acabó con la historia democrática de Cuba. También me gustaría recordarle que a pesar de una serie de innegables adelantos de carácter económico, también es cierto que mafiosos como Meyer Lansky y Frank Costello estaban haciendo negocios por la libre en Cuba y recibiendo todo tipo de privilegios otorgados ilegalmente por el gobierno dictatorial de Batista.

No debería sorprenderle tampoco que a su llegada a Nueva York Fidel Castro fuera directamente a alojarse en el barrio de Harlem. Después de todo había sido el gobierno de Eisenhower quien había sostenido a Batista en el poder, a pesar del descontento reinante en Cuba durante los años cincuenta.

Encima de eso, tal vez el autor se ha olvidado de que en 1960 el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos apenas comenzaba a tomar auge, y el barrio de Harlem era un lugar propicio para conocer y relacionarse con algunos de los intelectuales afroamericanos más importantes de la época; hombres y mujeres que solamente por el color de la piel eran discriminados día a día, no sólo por los blancos, sino también por el gobierno blanco de su país.

Para Belafonte, Malcom X y compañía, reconocer la emergente figura del líder revolucionario que había derrotado a una dictadura amparada por el gobierno estadounidense, y que —no debemos olvidarlo— había prometido elecciones libres en la Isla desde el mismo momento, constituyó un momento de inspiración y un recordatorio de que su lucha contra la discriminación de los afroamericanos no era una causa perdida.

Los Clinton y Castro

Más adelante, Díaz de Villegas la emprende contra los Clinton (aún no entiendo bien por qué) y menciona un incidente ocurrido a su salida de la Casa Blanca y el hecho de que Bill Clinton alquiló un local en Harlem para establecer sus oficinas. Sobre el incidente en la Casa Blanca, nunca había escuchado nada y hasta ahora no entiendo su relevancia en relación con los argumentos del autor.

Sobre las oficinas del antiguo presidente norteamericano, si bien es cierto que el alquiler es muy alto, también lo es que en estas oficinas se encuentra la Bill Clinton Initiative, que en los últimos años ha hecho más que el gobierno de George W. Bush para remediar la desesperada situación del sida en África, y la cual recientemente se sumergió también en la lucha contra el efecto invernadero que cada día amenaza más a nuestro planeta.

Solamente para que se tenga una idea del impacto de la Bill Clinton Initiative, hace apenas unos días el millonario británico Richard Branson le donó todas las ganancias producidas por los negocios de aviación y trenes de su compañía Virgin, una cifra de aproximadamente tres billones de dólares, que serán totalmente dedicados a combatir las causas que provocan los cambios climáticos que afectan a todos.

Un último punto acerca de los Clinton y los afroamericanos. Aunque en Estados Unidos resulta prácticamente imposible separar las posiciones republicanas y demócratas en muchas instancias, no cabe duda de que el voto afroamericano ha sido siempre, y muy probablemente será para el Partido Demócrata. Hay razones de sobra bien conocidas por las cuales los afroamericanos no votan por los republicanos; razones que se remontan a la guerra de Secesión.

Tampoco me parece acertada la idea de que Castro y Clinton sean "negreros" como el autor sugiere. En el caso de Clinton no se puede negar que buscó el voto afroamericano cuando lo necesitó, pero también Bush, su padre, y cada candidato republicano lo han buscado sin éxito.

En el caso de Castro, o tal vez sería mejor decir: de su gobierno, por más cosas que se puedan expresar acerca del subyacente racismo que ha existido en la Isla hasta hoy, también es cierto, muy cierto, que después de 1959 la posición social de la población cubana de ascendencia africana mejoró en muchos aspectos. Es cierto que la policía detiene más a los negros en la calle, y que las cárceles cubanas tienen muchas más personas negras que blancas, pero de esto no se puede culpar solamente a Fidel Castro y a las limitaciones de su política. La esclavitud en Cuba fue abolida en 1886, y lo que siguió fue un extenso periodo de marginalización, discriminación y consecuentes estereotipos que hasta hoy, gente como Díaz de Villegas refrendan con las expresiones racistas que usa en su artículo.

¿A quién está atacando?

En términos históricos, personajes como Cuesta Morúa y Condoleezza Rice no han representado a su gente, porque han formado parte de selectas elites. ¿Cuantos afrocubanos tenían la educación de Morúa? ¿Cuántos afroamericanos pueden jactarse de ser pianistas clásicos, de haber sido rectores de una de las mejores universidades del país, y de tener considerables intereses en transnacionales petroleras?

Es lógico que tanto los afrocubanos, como los afroamericanos, y cualquiera con una mentalidad más o menos progresista, se fije más en figuras como Quintín Banderas y Guillermón Moncada, o en Martin Luther King Jr. y Rosa Parks, porque ellos representaron a su gente y no a la crema de la sociedad "de color". En otras palabras, porque ellos se asemejaban más a la gente de Harlem y del Bronx, que al Príncipe de Bel Air.

El hecho de que Biscet, Colás y Roca sean reprimidos por el gobierno de Cuba no quita que los derechos humanos de millones de afroamericanos sean repetidamente violados o, como en el caso de Nueva Orleáns, ignorados totalmente por el gobierno del "blanco" Bush y la "negra" Rice. Una cosa nada tiene que ver con la otra. Y es éste el principal problema del autor, que él no sabe a quién está atacando. No estamos seguros si su objetivo es hacer polvo a Harry Belafonte, a Fidel Castro, a Hugo Chávez, o a Bill e Hillary Clinton; o si quizás su intención es la de denunciar los problemas raciales de la Isla o de Estados Unidos.

En cualquier caso, Díaz de Villegas falla miserablemente en su objetivo porque sus argumentos no se sostienen, porque su visión está sumamente parcializada y prejuiciada a favor de aquellos que él considera como los buenos de la película, y en contra de cualquier cosa que tenga el más mínimo tufo de relación con el gobierno o la figura de Castro. Lo más preocupante, sin embargo, es el lenguaje que usa en el artículo. Términos como "blanquitos ladrones", "negritillos de la imaginación neocolonialista", Chávez "el putumayo", etcétera, son todos empleados con claros matices racistas que ni ayudan al diálogo, ni hacen ningún favor al autor y a sus ya bastante nublados argumentos.

© cubaencuentro

Relacionados

De dictadores, presidentes y del platanal de Bartolo

Manuel Barcia , Leeds | 18/10/2006

 

Antídoto del 'negrismo'

Néstor Díaz de Villegas , Hollywood | 11/10/2006

 

Fidel Castro, El Negrero

Néstor Díaz de Villegas , Hollywood | 29/09/2006

Subir


En esta sección


El desencanto de la chusmería

Alejandro Armengol , Miami | 09/02/2023

Comentarios


La dictadura de los cuatro votos

Alejandro Armengol , Miami | 09/01/2023

Comentarios


Tiempo de Crisálida

Ariel Hidalgo , Miami | 27/12/2022

Comentarios



¡Cómo no se van a ir los cubanos!

Alejandro Armengol , Miami | 16/12/2022

Comentarios


El «dolor del exilio» y los caraduras de Miami

Alejandro Armengol , Miami | 12/12/2022

Comentarios


«Farewell Míster Gene Sharp, welcome back Marx»

José Gabriel Barrenechea , Santa Clara | 05/12/2022

Comentarios



Ni comunismo ni capitalismo

Ariel Hidalgo , Miami | 14/11/2022

Comentarios



Subir