La estaca de las Avispas

Tras la aplastante victoria de Santiago de Cuba en la 47ª Serie Nacional, que concluyó este lunes con el choque frente a Pinar del Río, haré una valoración de la actuación de Alexei Bell, una de las figuras que ha hecho posible el triunfo de las Avispas, el tercero en los últimos cuatro años y el octavo desde 1979.

En un abrir y cerrar de ojos, Bell se ha convertido en la sensación de la pelota nacional. El joven, de 24 años de edad, se destapó a dar batazos de largo alcance, e implantó en la finalizada serie dos nuevos récords, con 31 jonrones y 111 impulsadas.

Patrullero derecho de Santiago de Cuba, superó la marca de 28 bambinazos en 90 juegos, que desde 2003 estaba en poder de Joan Carlos Pedroso, de Las Tunas, y logró un promedio al bate de 355. Además de quedar entre los punteros de los principales renglones ofensivos.

Su ascenso ha sido meteórico. Debutó en 2002 con un modesto average de 200, al conseguir 10 imparables en 50 turnos. En la final de 2005 era ya el tercer hombre en el roster de las Avispas, aunque no tenía la fuerza necesaria para enviar las esféricas por encima de las cercas con la frecuencia de ahora.

Fíjense si es así, que en la contienda de ese año logró 12 cuadrangulares, con 42 remolcadas; en 2006 llegó a 7 vuelacercas y 51 fletadas al home, y en la justa de 2007 consiguió 8, con 60 empujadas.

Semejante salto de calidad, de un año para otro, no se recuerda en series nacionales o selectivas, aunque han pasado por éstas infinidad de toleteros de largo alcance, como Agustín Marquetti, Armando Capiró, Antonio Muñoz, Pedro José Rodríguez, Lázaro Junco, Orestes Kindelán y Omar Linares, por sólo citar algunos.

Bell terminó la lid con un cociente de 355, además de correr "como un demonio", terminando segundo en el renglón de las bases robadas.

Con el madero

Entre los grandes sultanes de la estaca en la Isla, han sobresalido las actuaciones de Orestes Kindelán (Serranos), en la serie selectiva de 1986, que consiguió 30 batazos de vuelta entera en 63 desafíos, y Pedro José Rodríguez (Las Villas), en 1978, que llegó hasta 28 en un calendario de 60 partidos.

Ambos consiguieron sus proezas con bates de aluminio, los que se usaban en esa época, y la hazaña obtenida por Bell, de 31 en 90 choques, fue con madera. Todo el mundo sabe que con el implemento metálico, las pelotas recorren mayor distancia, sobre todo si es bateada por peloteros con fuerza en sus muñecas.

Hasta ahí todo va bien, pero el pitcheo de aquellos torneos selectivos era, sin duda, muy superior al enfrentado ahora por Alexei, que —sin restarle méritos— tuvo frente a él a tiradores de 15 equipos provinciales. A Cheíto Rodríguez le lanzaron pitchers de sólo cinco seleccionados, integrados por los mejores de varias provincias, y lo mismo le ocurrió al León de las Montañas, ante serpentineros de siete.

De más está decir que comparar las acciones de estos tres artilleros es muy difícil. Sería pura especulación. Como se ha dicho en otras ocasiones, el béisbol de la Isla ha tenido infinidad de campeonatos, con 13 esquemas diferentes, y resulta difícil saber exactamente quiénes poseen los mejores récords en certámenes donde se han utilizado pelotas de un bote desigual, como la Batos, la Conexión, la Mizuno 150 y otras que nadie recuerda.

Por si esto fuera poco, se han desarrollado cientos y cientos de juegos en terrenos cerrados, y otros abiertos, con medidas diferentes desde el home hasta los tres jardines, por lo que no se puede conjeturar quién ha tenido la mejor marca.

Para tener una idea del significado de los calendarios y su influencia en las estadísticas, se puede decir que, en los últimos cien años, las Grandes Ligas norteamericanas han utilizado solamente dos muy parecidos: el primero fue de 154 juegos y el segundo de 162.

Alexei Bell tiene un puesto asegurado en la selección nacional para la Olimpíada de Pekín 2008 y también en el Segundo Clásico Mundial, en marzo de 2009. En ambas contiendas podrá exhibir sus cualidades y demostrar que su actuación en la 47ª Serie Nacional no fue obra de un solo año.

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