Entre los aspectos más significativos relacionados con la finalizada Serie Nacional de Béisbol, sobresalió un tópico latente durante todo la contienda, aunque no vinculado directamente con lo ocurrido en los terrenos.

Por primera vez en más de 40 años los aficionados tuvieron la oportunidad de que sus comentarios y quejas beisboleras se publicaran en los sitios digitales del diario Juventud Rebelde y de la emisora Radio COCO. El "graderío" online permitió leer cientos y cientos de criterios, pudiendo aquilatar de primera mano algunos puntos de vista sobre la pelota cubana.

Y aunque algo es más que nada —como dice el refrán—, fue imposible, buscando por aquí y por allá, encontrar algún mensaje de los lectores sobre los peloteros cubanos que militan en Grandes Ligas.

Los seguidores de la pelota en la Isla admiran, y tienen como ídolos, a los jugadores cubanos en las Mayores. Es evidente, pues, que opiniones de este talante fueron ignoradas y enviadas directamente al cesto de la basura.

Ningún medio de prensa de la Isla debería obviar las hazañas de peloteros que han ilustrado con sus nombres y fotos los principales diarios y revistas del mundo beisbolero. Como en la Venezuela de hoy, donde en los medios oficiales no faltan crónicas e imágenes de sus figuras sobresalientes en Grandes Ligas, como Magglio Ordóñez, líder de bateadores de la Liga Americana; Johan Santana, ganador del premio mayor al pitcher más distinguido; y mucho menos del fenomenal Miguel Cabrera, el joven bateador que parece destinado a pulverizar numerosos récords ofensivos.

Los temas más comentados

En la "Esquina Caliente" de Juventud Rebelde, las opiniones más comentadas, y a la vez más juiciosas, giraron en torno a tres asuntos esenciales: la utilización de jugadores de Industriales procedentes de Metropolitanos, el posible cambio de estructura de la Serie Nacional y la integración del equipo Cuba.

El primer tema se mantuvo vivo en la discusión desde el inicio de la campaña hasta el mes de febrero. Uno de los fanáticos puso el dedo en la llaga acerca de la inclusión en el equipo azul de los peloteros más sobresalientes de Metros. A partir de ahí, durante días se sucedieron infinidad de polémicas entre usuarios de toda la isla, muchos de Ciudad de La Habana. Una mayoría pedía que el segundo conjunto capitalino conserve sus integrantes, ya que cada año sus mejores atletas son trasladados a Industriales en un tráfico insólito que no permite a los rojos elevar la calidad de sus actuaciones y estabilizar el colectivo.

De acuerdo con los comentarios, desde hace más de 15 años siempre se produce la mudanza hacia la nave azul con un agravante: si los enviados muestran resultados, se quedan; de lo contrario, son devueltos, sin que medie una sola palabra por parte de las autoridades beisboleras, que se suponen sean imparciales.

El segundo tópico cubrió marzo y parte de abril: la postemporada. Para la mayoría de los admiradores de la redonda, Habana, Industriales o Sancti Spíritus discutirían el cetro a Santiago de Cuba. Pero todos nos cogimos el dedo con la puerta: Pinar del Río fue vencedor en la Zona Occidental y fue entonces que los parciales de los tres primeros comenzaron a señalar en su correspondencia que había que cambiar la serie de play-offs.

Los fanáticos se preguntaban "cómo era posible que el seleccionado que menos juegos ganó entre los clasificados, representara al bando de Occidente". Los mensajes con esa cantaleta llegaron de dondequiera, menos de los vueltabajeros, por supuesto, porque su novena hizo lo que había que hacer: ganar los choques decisivos a los conjuntos superiores.

Otro asunto controversial fue la posible composición del equipo Cuba para próximos eventos. Hasta hubo un aficionado que se atrevió a señalar que las "hazañas del santiaguero Alexei Bell, con sus 31 jonrones y 111 impulsadas, se debieron a que utilizó sustancias prohibidas". Lógicamente, de todo el país llovieron respuestas contrarias a semejante acusación sin pruebas.

Conclusiones

Palpar la opinión de los apegados al béisbol o de otros deportes en cualquier parte del mundo, es una medida inteligente, siempre que se respeten sus criterios y sin eludir algunas consideraciones.

Sin dudas, los dirigentes beisboleros de la Isla deben atender y mejorar lo mal hecho. Aprobar que los atletas de Metropolitanos pasen tácitamente a Industriales para permitir que los Azules obtengan mejores dividendos, es condenable.

Decir que los Azules tienen derecho a obtener jugadores de "su sucursal", porque la capital posee un mayor número de habitantes, es un recurso reprobable. Nueva York, Los Ángeles y Tokio, con millones y millones de habitantes, poseen cada una dos equipos, pero son independientes en todos los aspectos. Una medida justa sería que los añiles encuentren sus sustitutos en las filas juveniles o en la Liga de Desarrollo, igual que los restantes competidores.

Por otro lado, sería contraproducente crear nuevas configuraciones en la composición de los grupos en la Serie Nacional. En días anteriores nos referimos en este mismo espacio a que en este último decenio se ha utilizado un calendario fijo de 90 juegos, que ha permitido elaborar estadísticas valiosas a la hora de realizar comparaciones.

El año anterior, en Grandes Ligas hubo sorpresas incalculables, ya que ni Mets ni Filadelfia ni Dodgers fueron a la Serie Mundial por la Liga Nacional. Inesperadamente, Rockies de Colorado y Cascabeles de Arizona discutieron el banderín del Viejo Circuito, pero a nadie en este país se le ha ocurrido enviar misivas a los diarios pidiendo modificar la forma con que se juega la postemporada.

Casi seguramente la nómina de la selección nacional de este año esté formada por los mejores jugadores. Los rivales de ahora son de superior calidad a los de antaño y Cuba intentará ganar las Olimpiadas de Pekín y el Clásico Mundial de 2009. No debe haber grandes cambios con relación al grupo de 2007.

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