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Actualizado: 03/07/2024 11:40

Rusia

Kremlin: ¿Candidato o heredero?

Dimitri Medvedev es el nuevo candidato a la presidencia, pero queda la interrogante de si el país reemprenderá su rumbo democrático.

La designación hecha por Vladimir Putin del joven Dimitri Medvedev como candidato a la presidencia de Rusia, despejó la incógnita de quién le sucederá una vez concluya su segundo mandato, en mayo de 2008, aunque deja en el aire varias interrogantes sobre cuáles son las posibilidades de que el país recupere el rumbo democrático que inició al colapsar la URSS, o si mantendrá el estilo autoritario de los últimos ocho años.

Medvedev (42 años) es el político más joven en los círculos allegados al Kremlin. No fue comunista, ni nunca ha trabajado para la KGB ni para su sucesora, la FSB; procede del grupo de trabajo de Putin en San Petersburgo y dirigió la campaña electoral de su mentor en el año 2000. Los círculos políticos lo catalogan como representante del ala liberal de la actual administración rusa, donde ostenta los cargos de viceprimer ministro y presidente de la megacorporación de gas ruso Gazprom.

Al proponerlo como candidato a la presidencia y darle su respaldo personal, Putin lo coloca al frente de la carrera hacia la presidencia con una ventaja indiscutible y prácticamente sin rival. "Lo conozco de cerca desde hace más de 17 años y por eso apoyo su candidatura de manera completa y total", dijo Putin a la televisión rusa, a sabiendas de que su elegido será bienvenido por Occidente, que lo ve como una figura alejada de los viejos halcones de la otrora KGB.

Las ventajas de Putin

Los analistas estiman que la popularidad de Putin entre el electorado se confirmó durante las pasadas elecciones parlamentarias, donde consiguió, a pesar de las denuncias internacionales sobre su legalidad y limpieza, la mayoría de los votos (más del 64%) de los electores rusos. Esto significa que cualquiera que sea "su" nominado, éste será posiblemente el ganador.

La otra ventaja para Putin es que desde su posición de "líder nacional" podrá influir fácilmente sobre "el pequeño hermano", como ya lo califica la prensa local, que pone de ejemplo las inmediatas declaraciones de Medvedev, quien ya anunció: "Pedí al presidente Putin que acepte en principio encabezar el gobierno ruso después de las elecciones presidenciales". Y agregó: "lo más importante para un futuro presidente es mantener un equipo que trabaje con eficiencia".

En enero de 2007, Medvedev hizo su aparición en la escena internacional con un discurso en el Foro Económico de Davos, donde, entre otras cosas, expresó: "Queremos crear grandes corporaciones rusas y llevarlas al área internacional (…) pero el papel del Estado no será decir a sus ejecutivos qué deben hacer". Se presentó como un demócrata: "Estoy convencido de que un Estado no democrático nunca es un Estado próspero por una simple razón: la libertad favorece los negocios".

Miedo al caos

Putin está obligado a abandonar su cargo en marzo, porque la Constitución sólo admite dos ejercicios consecutivos en la presidencia del país. En la Rusia postsoviética los presidentes siempre han sido más poderosos que los primeros ministros, pero eso podría cambiar, porque Putin tiene mayoría suficiente en la Duma (Parlamento) para modificar las leyes y traspasar las atribuciones del presidente al premier, si así lo quisiera.
Para la opinión pública rusa no caben dudas, según las encuestas y la prensa de todos los colores, de que Putin no saldrá de la escena política después de marzo del año que viene. Andrei Lavrov, de Gazeta, comenta sobre Medvedev: "Es el tipo de candidato que gustará a Occidente (…) Quienes le conocen dicen que es organizado, inteligente y actúa sin convencionalismos (…) pero detrás de él seguramente estará Putin con el control en sus manos". Yekaterina Grogoryeva, de Izvestiya, advierte: "Putin ha hecho un movimiento genial, pone una cara amable para el exterior y mantiene el control sobre el país".

El profesor de Historia Edward Keenan lo explica de otra manera: desde el siglo XVII la historia política de Rusia se ha caracterizado por largos períodos de autocracia, interrumpidos por intervalos de caos total, lo cual es la causa de que los rusos acepten mejor a un líder autoritario que una completa anarquía.

Y recuerda el período post-Gorbachov, la era Yeltsin, una etapa no sólo de caos sino de gran ansiedad sobre el futuro para el pueblo ruso. "Esto explica por qué una proporción enorme de rusos votan por Putin, aunque eso signifique sacrificar la democracia y las libertades civiles", agrega.

Nuevos peligros

Otros analistas ven nuevos peligros en el futuro de la transición rusa. El más notorio es que la nominación de Medvedev ha causado algunos disgustos internos, a pesar de la unanimidad proclamada por los partidos fieles al Kremlin.

De cara al público, Aleksandr Babkin, portavoz de Solo Rusia (uno de los cuatro partidos pro Kremlin que apoyan a Medvedev), expresó la idea general de la siguiente manera: "Medvedev es una prueba de que el sistema político ruso está madurando y que somos capaces de lograr la unidad a pesar de nuestras diferencias".

Pero el círculo duro de Rusia Unida, integrado por los chequistas que apoyan a Putin, se ha quedado defraudado. Entre estos están los pesos pesados que aspiraban al cargo y se quedaron con las ganas de ser el nuevo delfín ruso: Igor Sechin, viceadministrador de la Presidencia; el director de la megacorporación Rostekhnologia, Sergei Chemezov; el director del Servicio Federal de Seguridad, Nikolai Patrushev, y el presidente del Servicio Antinarcóticos Federal, Víctor Cherkesov. Todos aspiraban a ser el nuevo presidente. Hay quien afirma que todavía no se sabe si ellos apoyarán "realmente" la candidatura de Medvedev.

Otro verdadero escollo en la carrera de Medvedev será el mismo Putin, quien al escoger a su sucesor se aseguró de que fuera una persona sin carisma y poder. Esto demuestra que en realidad no tiene la más mínima intención de abandonar la escena política después de marzo de 2008, ni dejar al inexperto abogado los destinos de Rusia ¿Qué pasaría si éste le falla?

El experto Dimitri Badovsky dijo al respecto: "Putin vigilará a su sucesor y se asegurará de que no cometa errores. Si observa que no logra el consenso con la élite chequista, lo destituirá, no tengo dudas". Y recuerda que en "buena tradición rusa", los líderes fuertes siempre eliminaron a sus herederos "literal o metafóricamente". Recuérdese "a Iván el Terrible y Pedro el Grande, quienes llegaron a matar a sus propios hijos".

'Gracias, Putin'

En medio de todos estos escenarios, no hay dudas de que detrás de su apariencia frágil e inexperta, Medvedev es un "osito ruso" con ganas de aprender y muchas agallas. Nacido en una familia de maestros, comenzó su carrera de abogado como profesor en la Universidad de San Petersburgo, donde se doctoró en 1990. Pero un año más tarde fue invitado a trabajar en el Comité de Relaciones Externas de la ciudad, que dirigía Vladimir Putin, y desde entonces ambos hombres no se separaron más.

Yevgeny Volk, director de la oficina de Moscú Heritage Foundation, opina: "El joven Medvedev creció, aprendió política y llegó al poder gracias a Putin… Y por eso no es raro que lo vea como a un hermano mayor y sea para su jefe una persona en quien se puede confiar, porque toda su vida se la debe a Putin".

Siendo casi un desconocido, Putin lo colocó en posiciones clave y hasta ahora el joven pasó todos los exámenes con excelentes notas. Putin dio al vicepremier Medvedev los proyectos sociales del gobierno, incluyendo salud, educación, vivienda y agricultura, para que pudiera ir a la televisión y ser visto en viajes por todo el país, tomando el té con los jubilados y felicitando a las madres que acababan de dar a luz en los hospitales.

Sin embargo, Konstantin Sonin, comentarista de los diarios Vedomosti y The Moscow Times, afirma que el problema no es si Medvedev será el nuevo presidente, sino "qué pasará después". Es cierto que todo el mundo afirma que Putin permanecerá con el poder real en sus manos, admite Sonin, pero "cuando sea presidente, Medvedev tendrá un enorme poder político y podría iniciar su propio camino y alejarse de su gran hermano, porque en política nunca se puede estar seguro de la lealtad absoluta".

Esta visión la comparte Olga Kryshtanovskaya, del Centro de Estudios del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia, quien dijo: "Son los políticos débiles quienes dan a veces los pasos más peligrosos en la historia", y se pregunta: "¿Podrá Medvedev controlar la guerra interminable que mantienen los siloviki (hombres de negocios provenientes de la KGB) alrededor de Putin?

© cubaencuentro

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