Durante los 11 años que lleva en Ligas Mayores, para Liván Hernández los inicios de temporada han sido casi siempre pésimos: ganando muy pocos juegos y perdiendo la mayoría. Este 2008, en cambio, ha sido totalmente diferente: 6 victorias y una derrota. Al cumplirse exactamente la cuarta parte del amplio calendario de 162 juegos, Hernández es, sin lugar a dudas, el cubano más destacado de esta primera ronda.

Al parecer, el traslado a la Liga Americana y el compromiso de convertirse de "la noche a la mañana" en el primer pitcher del Minnesota, además de las palabras que le dirigiera el mentor Ron Gardenhire, le indicaron la importancia de realizar un entrenamiento adecuado.

"En este equipo nadie usa aretes en ninguna parte del cuerpo", señaló Gardenhire al hermano de El Duque, el día que comenzaron sus prácticas. El coach de pitcheo también le advirtió: "Aquí todos los tiradores tienen que salir como una flecha a recoger los toques de bolas y rolatas que se programen cada día…".

Las dudas que giraban en torno a la actitud de Liván durante esta campaña eran enormes. En los meses que pasó en la Agencia Libre, nadie lo quiso emplear o, por lo menos, ningún equipo deseaba arriesgar los cuatro millones de dólares que el cubano pedía por contienda. Aunque las organizaciones saben que es uno de los monticulistas más trabajadores del Big Show.

Tanto es así, que sólo tres días antes de comenzar la etapa preparatoria, fue que llegó a los Mellizos, que no tenían a quien firmar, porque sus dos lanzadores estrellas, Johan Santana y Carlos Silva, se habían marchado a otras organizaciones y ya no quedaban serpentineros de puntería para contratar.

Este joven, que nació en Villa Clara el 12 de febrero de 1975 y jugó para el equipo Isla de la Juventud en la pelota nacional, ha cumplido su cometido en la fase inicial de 41 partidos, acumulando sus triunfos ante selecciones repletas de artilleros de puntería, como Detroit, Boston, Los Ángeles y Chicago, y superando dos veces a Kansas City.

En un comentario publicado en CUBAENCUENTRO.com poco antes del inicio de la lid, apunté que Liván no conocía a los toleteros del joven circuito y que este sería su principal handicap. Ahora puedo afirmar que, al parecer, tampoco estos peloteros conocían el arsenal del Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1997.

El cubano no ha cambiado su estilo de lanzar. No tiene la venenosa slider de su hermano, ni el sinker ball a los codos de Greg Maddux. Se mantiene con sus pelotas —que parecen paracaídas en su descenso— finamente ajustadas hacia los lados, arriba y abajo. Eso sí, con gran control en cada envío, y como otros elementos fundamentales, un dominio absoluto de sus nervios y una calma desesperante, que saca de quicio a cualquiera, sin aumentar su velocidad ni siquiera a 90 millas.

Si Hernández se mantiene con una forma parecida, nadie puede dudar que será uno de los serpentineros escogidos para el Juego de las Estrellas el próximo julio.

Contreras, Escobar y Betancourt

El Chicago Medias Blancas terminó la primera ronda con 21 ganados y 20 fracasos. José Ariel Contreras puso su granito de arena al obtener 4 éxitos, cifra similar a las de Gavin Floyd y Javier Vázquez, que han sido dos piezas claves del mentor Ozzie Guillén, ya que Mark Buehrle ha tenido serios tropiezos al conseguir una solitaria conquista con 5 pérdidas, que hacen poco honor a su fabuloso contrato de este año: 9 millones y medio de dólares.

El pinareño acumula 3 reveses, frente a Detroit, Yankees y Toronto, en los que se ha mantenido por lo menos 6 entradas en el box contra lanzadores estelares y ha logrado liarse en duelo de calidad. Contreras mantiene sus disparos cerca de la zona de strike, algo fundamental para no embasar contrarios gratuitamente, con una buena recta de hasta 93 millas en zonas bajas, sliders, y una sinker ball que busca las muñecas del bateador, proyectil con el que ha escapado de muchísimas dificultades.

Yunel Escobar, el paracorto titular del Atlanta, ha continuado en su segundo año como lo hizo el primero. Ya los serpentineros lo consideran uno de los respetables con el madero, pero además es excelente en el fildeo y las dobles matanzas.

Primer bate regular en el roster de los Bravos, Escobar ha tenido hasta 340 de promedio ofensivo. A pesar de que en los últimos programas fue dominado, al lograr 7 indiscutibles en 38 ocasiones, se mantiene con 297, guarismo que es de los primeros entre todos los torpederos del campeonato. Además, sólo ha cometido 4 errores al campo, y no dudo que vuelva rápidamente a calentar su bate y suba a la marca de los 300 puntos.

El otro astro de la pelota que sigue brillando en la Gran Carpa es Yunieski Betancourt, el short stop del Seattle, que ha intervenido en todos los juegos de su conjunto. Aunque batea 252, su promedio es bueno si se compara con los 29 jugadores de su posición, donde ocupa el puesto 13.

De igual forma, puede valorarse su custodia del campo corto, ya que ha cometido 3 errores. Pero Julio Lugo, el torpedero del Boston, tiene 11 pifias; Hanley Ramírez, el fantástico jovencito de los Marlins, anda con 8; Erick Aibar, de los Angelinos, tiene 7; y también cuentan 6 fallas David Ecktein, del Toronto, Bobby Crosby, del Oakland, y Tony Peña, del Kansas City.

© cubaencuentro