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Actualizado: 01/07/2024 13:46

Artes Plásticas

La indagación del paisaje


La extensa trayectoria de Rogelio López Marín (Gory) está estrechamente vinculada a la imagen y sus múltiples avatares. Una creación que ha alcanzado su madurez enriqueciéndose con la trascendencia propia de lo que existe, alienta y se transforma en torno nuestro, mediante un proceso quintaesencial que me atrevería a definir (aunque teniendo en cuenta que "definir es cenizar", como dice Lezama) como una indagación del paisaje.

Indagación consciente, por la aproximación del artista a un entorno que lo atrae y subyuga con sus infinitas relaciones de tiempo y espacio, de reflejos y múltiples caminos materializados en un vínculo indestructible. Indagación inconsciente por la retroalimentación y asociaciones aparejadas con esa imagen y sus vibraciones, matizadas de evocaciones, alusiones oníricas y recuerdos recientes o perdidos en la memoria.

Gory acaba de crear en su hornillo renacentista una nueva serie de imágenes, bajo el título Because of the City, en las que las relaciones entre artista y material creativo se reformulan y perfeccionan para materializarse en un concepto razonado a partir de años de encuentros y sorpresas: el paisaje como personaje, como ente con vida propia, con su propia historia de huellas y ecos que sólo puede desentrañar la mirada escrutadora y profunda de un observador intenso, para quien cada hoja, cada ventana y cada sombra constituyen la respiración de la posibilidad infinita.

Cada nuevo día le trae a Gory la promesa de un nuevo encuadre, donde el paisaje-personaje, la ciudad como artista, le hacen un llamado a perpetuarlos en sus composiciones donde la impronta de Wyeth, de Magritte y de Hopper se combinan con la maestría adquirida tras décadas de conjurar lo imposible y transformar su entorno con el milagro de la luz.

Sin dudas, una nueva serie de fotografías que no es fin, sino medio, porque estamos ante un artista que se renueva, que no descansa en su indagación. En la contraportada de su libro de artista Nowhere Land (Blurb, 2008), una fotografía de su hijo Adrián —heredero de ese talento y espíritu de creación constante— lo capta tal cual es: a contraluz, definido él mismo por la luminosidad exterior, cámara en mano, en marcha continua hacia lo que le reserva el devenir cotidiano de la imagen, del paisaje que espera, palpitante y pleno de sorpresas para el ojo y la cámara que no cesan.

© cubaencuentro

1 Comentarios


1 by Que bola con mi Key? (Usuario no autenticado) 08/05/2008 20:40

A donde fueron a parar los comentarios? Se los comio el lobo, o se "fueron"

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