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Actualizado: 02/07/2024 13:30

Petit Pierre, Arte

El carrusel

Aislado de todos, sin conocimientos de ingeniería, creó un mundo infantil donde todo cobra vida y la imaginación se desborda, asombra y conmueve

País en que los deshechos
son amados todavía,
es la comarca sombría
donde la luz se perdona,
porque allí van las personas
del sueño a la poesía.
Silvio Rodríguez.

A los siete años, mudo, casi sordo y medio ciego, con el cuerpo desajustado y deforme por el síndrome de Treacher Collins-Franceschetti, vapuleado por las burlas y los abusos constantes, fue obligado a dejar la escuela y convertirse en pastor, en la soledad insondable del campo y de su destino.

Pierre Avezard nació en Fay-aux-Loges, en el departamento de Loiret, Francia, en el año 1909. Semianalfabeto, apartado de la sociedad, comienza a los veintiocho años de edad la obra a la que se dedicará por más de cuatro décadas. Recolecta todo lo inservible que encuentra: rastrojos, deshechos, objetos rotos, trozos de madera, de latón, de hierro, plástico, goma. Lo feo, lo echado a un lado, lo que se olvida. La basura que en sus manos se convertirá en juguetes y tomará fantásticas formas en movimiento.

Alrededor de una precaria choza ubicada en la finca Coinche, aislado de todos, perdido en los campos en los que pastorea a sus rebaños —sin ningún conocimiento de ingeniería, o con un conocimiento innato, instintivo— va levantando con un viejo motor, poleas y cables un mundo infantil donde las figuras se mueven, bailan, brincan, corren, disparan chorros de agua; donde todo parece cobrar vida y la imaginación se desborda, asombra y conmueve: El Carrusel de Petit Pierre.

Doscientos cincuenta metros cuadrados con todo tipo de materiales, en forma de aviones, helicópteros, automóviles que ruedan por carreteras, camiones, tractores, buldóceres, tranvías, trenes, barcos, parejas que bailan, relojes enloquecidos, animales que corren y pastan, túneles, herramientas, casas que abren y cierran sus puertas, árboles, flores: su mundo particular de sonidos y movimiento, de belleza y de soledad.

El cineasta francés Emmanuel Clot, antiguo colaborador de Françoise Truffaut, cuenta en una entrevista que se sintió impresionado al ver semejante andamiaje de metales en movimiento, creado por las manos de un hombre con tantas limitaciones físicas, y filmó un documental de solo siete minutos —titulado Petit Pierre—, con el que obtuvo un premio Cesar en 1980.

Pierre, con más de ochenta años, es ingresado con hemiplejia. Los domingos, mientras se lo permitió el cuerpo, dejaba el hospital para ir a poner en marcha su carrusel.

Muere en 1992 a los ochenta y tres años. Su obra queda abandonada, olvidada. Los vándalos, la propia naturaleza y el tiempo, hacen estragos, hasta que es desmontada y trasladada, pieza por pieza, al Musée La Fabuloserie, en Dicy, Borgoña.

El personaje principal de Micmacs, película dirigida por Jean-Pierre Jeunet, de 2009, interpretado por el actor Michel Cremades, es inspirado en Petit Pierre.

En 2001, la dramaturga canadiense Suzanne Lebean escribió una obra, un homenaje póstumo, titulada El fabuloso carrusel de Petit Pierre.

Para ver el video: Petit Pierre, de Emmanuel Clot.

© cubaencuentro

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