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Actualizado: 28/06/2024 0:13

internet, RSF

RSF denuncia fórmulas para controlar la circulación de información por Internet en Cuba

Cuba tiene menos de dos internautas y 3,3 ordenadores por cada 100 habitantes, según un informe de la organización.

Cuba tiene menos de dos internautas por cada 100 habitantes y figura entre los países más retrasados en materia de Internet. "En una isla que presume de tener uno de los niveles de educación más altos del planeta, esto es algo que sorprende", afirma Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su último informe sobre el control de la Red en Cuba, dado a conocer este jueves.

Según la organización, la Isla tiene uno de los índices de equipamiento más bajos del mundo, 3,3 ordenadores por cada 100 habitantes, "un ratio equivalente al de Togo", de acuerdo con datos de 2005 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

RSF recuerda que las autoridades de la Isla suelen justificar este "catastrófico balance" esgrimiendo el embargo norteamericano, "que les impediría equiparse con el material necesario para el desarrollo de la Red", y explican que, "al no poderse enganchar al Internet mundial a través de cables ópticos submarinos, se ven reducidas a utilizar conexiones por satélites. Costosas y menos eficaces".

Sin embargo, ese argumento "puede, de hecho, explicar la lentitud del Internet cubano y las interminables filas de espera en los cibercafés. Pero no justifica en absoluto el sistema de control y vigilancia de la Red, creado por las autoridades", advierte RSF.

Restricciones para el acceso a material informático y a Internet

Los cubanos deben disponer de autorización oficial para comprar material informático o conectarse a Internet. El acceso a la Red está prácticamente restringido a empresarios y diplomáticos extranjeros, la jerarquía católica, altos funcionarios cubanos, y algunos intelectuales, profesores universitarios, médicos, investigadores y periodistas oficialistas.

"Es posible, aunque difícil, hacerse en el mercado negro con un ordenador por piezas separadas, pero los precios resultan prohibitivos", dice RSF en su informe, titulado Internet en Cuba: una Red bajo vigilancia. "De todas maneras, incluso si un cubano consigue adquirir un ordenador, en el mercado negro o gracias a sus contactos en el extranjero, no podrá conectarse a Internet ni abrir una línea telefónica internacional sin autorización del Estado. Lo que es tanto como decir que en el país es prácticamente imposible acceder a Internet a partir de un domicilio", añade.

La conexión ilegal a Internet puede acarrear un castigo de cinco años de prisión.

Altos precios y vigilancia en los cibercafés

Algunos cubanos consiguen acceder a la Red a través de los cibercafés instalados por el gobierno, los cuales ofrecen dos tipos de conexión: una nacional, que sólo permite utilizar un servicio de e-mail y cuesta 1,50 dólares la hora, y otra internacional, que "da acceso al conjunto del world wide web", pero cuesta 4,50 dólares la hora, más de un tercio del salario medio mensual.

"En consecuencia, la conexión 'internacional' la utilizan principalmente los turistas que pueden acceder a los cibercafés locales, los Correos de Cuba, o conectarse a través de los numerosos hoteles de lujo de la Isla", afirma RSF.

La organización reconoce que los cibercafés censuran "muy poco la Web" y compara la situación con la de China.

"Las pruebas efectuadas por Reporteros Sin Fronteras han demostrado que a través del servicio 'internacional' se puede acceder a la mayor parte de los sitios de la oposición cubana, así como a los de organizaciones internacionales de derechos humanos", dice en su informe y recuerda que en China "hay instalados filtros para palabras-clave", consideradas "subversivas".

RSF "ha podido verificar, probando en los cibarcafés una serie de términos prohibidos, que Cuba no tiene instalado ningún sistema de ese tipo".

No obstante, la organización advierte que "los ordenadores de los cibercafés están estrechamente vigilados. En la entrada se pide al usuario que facilite su nombre, apellido y dirección. Después, cuando escribe un mensaje que contenga palabras-clave sospechosas, como por ejemplo el nombre de un disidente conocido, aparece en la pantalla un mensaje (pop-up), para advertirle que su texto está bloqueado por razones de 'seguridad del Estado'. Tras la alerta, se cierra automáticamente la aplicación utilizada para teclear el mensaje, tanto si se trata de un tratamiento de texto como de un programa de navegación".

"Parece, por tanto, que en todos los aparatos de los cibercafés hay instalado un programa que detecta automáticamente los contenidos prohibidos", dice RSF y denuncia, además, las condiciones en que deben trabajar los disidentes y periodistas independientes de la Isla.

"En general, los disidentes políticos y los periodistas independientes no están autorizados a acudir a los cibercafés. En consecuencia, muchos de ellos utilizan la veintena de ordenadores que pone a su disposición la Sección de Intereses Norteamericanos de La Habana. Pero el hecho de acudir una sola vez a los locales de la diplomacia norteamericana es suficiente para ser considerado 'enemigo de la revolución'", afirma.

La organización recuerda que recientemente el periodista independiente Guillermo Fariñas, director de Cubanacán Press, realizó una larga huelga de hambre para exigir que todos los cubanos tengan libre acceso a Internet, y que varios disidentes arrestados en la primavera de 2003 cumplen duras penas de cárcel bajo acusaciones que incluyen, en la mayoría de los casos, colaboraciones con páginas web basadas principalmente en Estados Unidos.

Intentos de controlar el mercado negro de conexiones

Por otra parte, RSF recoge en su informe que, dadas las restricciones, los cubanos han creado un mercado negro de alquiler de códigos de conexión. Según el texto, "personas autorizadas a conectarse al Net ofrecen la utilización de sus cuentas a determinadas horas, a cambio de una remuneración mensual (unos 30 dólares)", pero las autoridades están a "la caza de los responsables de ese nuevo comercio".

El documento cita el caso de cinco estudiantes universitarios expulsados por revender códigos de conexión de su centro de estudios. También señala que algunos cubanos, entre ellos los periodistas independientes y disidentes, se conectan a Internet a través de ordenadores de extranjeros que viven en la Isla.

"Pero la policía intenta que se acabe ese tipo de prácticas. Por tanto, frecuentemente llama a esos 'amigos extranjeros' para amenazarles con la expulsión", indica.

Por último, RSF alerta sobre una posible cooperación entre los gobiernos de Cuba y China en materia de control de la información en Internet.

"Las autoridades de Pekín ya eran sospechosas de revender su tecnologías y sus conocimientos, en materia de vigilancia de la Red, a varios gobiernos de países autoritarios, y entre ellos a Zimbabwe y Bielorrusia; es probable que exista ese tipo de cooperación con Cuba", dice.

© cubaencuentro

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