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Legisladora cubanoamericana pide suprimir la financiación de Washington al Consejo de Derechos Humanos

leana Ros-Lehtinen presentó una resolución al respecto en el Congreso de EE UU después de que el organismo de la ONU eliminara los relatores para Cuba y Bielorrusia

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La legisladora cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinen presentó este martes un proyecto de ley en la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense para prohibir que Washington conceda financiación al Consejo de Derechos Humanos (CDH), tras la decisión de ese organismo de eliminar a los relatores especiales encargados de estudiar la situación en Cuba y Bielorrusia, informó la AFP.

"Para vergüenza suya, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebró su primer cumpleaños otorgando regalos a Fidel Castro y al régimen autoritario de Bielorrusia", afirmó la congresista republicana de Florida y precisó que su proyecto de ley será sometido esta semana a la Cámara de Representantes.

"Estados Unidos y los otros defensores de los derechos humanos deben negarse a pagar por una payasada envenenada", añadió Ros-Lehtinen, horas después que el CDH lograra un compromiso sobre sus reglas de funcionamiento, a costa de cesar las investigaciones sobre las violaciones de derechos humanos fundamentales en esos dos países.

Según la congresista, el compromiso también exige que "las investigaciones sobre Israel sean permanentes".

Los "ponentes especiales" sobre Cuba y Bielorrusia no figuran entre los diez expertos encargados de averiguar e informar sobre la situación de los derechos humanos en varios países, cuya lista está incluida como anexo al texto de compromiso del CDH.

Los "titulares actuales de mandatos pueden seguir sus misiones si (los mandatos) no han superado el límite de seis años", señalan las reglas de funcionamiento del Consejo.

Al mismo tiempo, se toman en cuenta "los principios de cooperación y verdadero diálogo" con los Estados concernidos por las investigaciones.

Los relatores especiales para Cuba y Bielorrusia nunca pudieron contar con la más mínima colaboración de los regímenes que tenían que investigar y eran acusados virulentamente de parcialidad por esos Estados.

La desaparición de estos dos mandatos de expertos no ha sido una sorpresa, se comentaba desde hacia días en los pasillos de la ONU en Ginebra por diplomáticos occidentales que lo veían como un "precio aceptable" para garantizar el futuro de la institución.