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Actualizado: 28/06/2024 0:13

Internacional

“Del buen salvaje al buen revolucionario”

Los gobiernos latinoamericanos siguen arrastrando los males y la ceguera ya denunciados en una obra célebre, al tiempo que prevalece la falacia de que Washington es el culpable de todos los problemas que afectan a la región.


La reciente cumbre de Cancún evidenció que nada cambió en América Latina desde que Carlos Rangel escribiera su famosísimo libro Del buen salvaje al buen revolucionario. Los presidentes reunidos repitieron las incongruencias y desafueros condenados otrora por Carlos Rangel, como si el tiempo, en vez de subsanar la ceguera del continente, la hubiese incrementado.

Nunca como en estos últimos días, la actuación de los mandatarios latinoamericanos ha parecido como una demostración in vivo de los certeros análisis contenidos en el brillante ensayo de Rangel. Fieles a la caracterización que en su tiempo hizo el ensayista venezolano de los mitos que alimentan el imaginario político latinoamericano, de los cuales el más rebelde es el resentimiento hacia Estados Unidos debido a su grado de desarrollo, en contraste tajante con el de América Latina, la reciente “Cumbre de la Unidad” del Grupo de Río, celebrada en febrero en Cancún, fue una demostración patente de los análisis de Rangel, como si éste hubiera escrito el guiónsegún el cual actuaron. Rangel demuestra que en lugar de darse los medios para desarrollarse, como fue el caso de Estados Unidos, el continente pasó del mito del “Buen Salvaje” al del “Buen Revolucionario, animado por la misión de dar a luz al “Hombre Nuevo”. De ahí que sea una región a la deriva, entre falsas revoluciones y dictaduras, entre corrupción y miseria, entre ineficacia e irritable nacionalismo, como lo expresa el conocido ensayista francés Jean François Revel en el prólogo a la primera edición de la obra de Rangel.

La ola de gobiernos de “izquierda” ha puesto en boga la creación de organismos de integración en los últimos diez años, tantos, que la memoria no alcanza para recordar sus imnumerables siglas. Con la “Cumbre de la Unidad”, una vez más, los países latinoamericanos y caribeños pretendieron demostrarle al mundo que esta vez sí daban un paso trascendental hacia la “integración” regional. Una vez más prevaleció el pensamiento mágico en que no cuenta el hecho real, sino la expresión verbal del deseo que se convierte en realidad imaginaria. La iniciativa de la Cumbre se expresó bajo el signo de lo “anti” y de la exclusión: en contra de la OEA y por la exclusión de Estados Unidos y de Canadá. Nada en pro, todo en contra, fieles a la dinámica de la confrontación permanente dictada desde La Habana y difundida por los principales voceros de Fidel Castro: Hugo Chávez y Evo Morales, y, Lula Da Silva, el verdadero ejecutor en la práctica.

Como es sabido, para los políticos latinoamericanos, el “imperialismo norteamericano” es la fuente de los males del continente, que, como apunta Rangel, quien no niega la influencia negativa de éste, pero que la considera una consecuencia, no la causa de la debilidad del continente y su incapacidad de construir Estados democráticos modernos y economías viables.

Excluir a Estados Unidos y a Canadá de la nueva estructura significa desconocer una realidad geográfica a la cual los jefes de Estado reunidos en Cancún no dieron una explicación válida. Pero, en realidad, los motivos parecen responder a un escenario diseñado de antemano y no recientemente.

Todo parece indicar que una vez más la línea castrista se impuso. El Secretario General de la OEA, José Manuel Insulza (cuya principal atribución es garantizar la democracia) ha manifestado su docilidad hacia la política del eje La Habana-Caracas, al luchar por la reintegración de la dictadura cubana en la OEA. A pesar de ello, el gobierno de la Isla declinó la oferta, puesto que no estaba dispuesto a cumplir con las normas de la democracia incluidas en su reglamento. De ahí que los gobiernos identificados con el castrismo hayan promovido un organismo endogámico que les permita desahogar su resentimiento, libres del cumplimiento de la Carta Democrática Interamericana: el respeto de las constituciones nacionales, los derechos humanos y las libertades públicas. “La OEA no sirve para nada y debe dejar de existir”, declaró el teniente coronel Hugo Chávez, manifestando de manera cristalina el propósito de la cumbre: acabar con una institución destinada a la defensa de la democracia.

Por su lado, Evo Morales, en tanto que presidente del sindicato de cocaleros, directamente relacionado con el mercado de la droga, manifestó claramente su deseo de liberarse de todo control, al expresar, en plena celebración de la cumbre, que "venimos a debatir una nueva organización sin Estados Unidos, pues los agentes de Estados Unidos vienen a tratar de empantanar y hacer fracasar este evento", en referencia al presidente Alvaro Uribe de Colombia. Mientras, su colega venezolano protagonizaba un altercado con el presidente colombiano, episodio que iba a dar repercusión a la reunión que, de otra manera, no hubiese tenido mayor transcendencia.

La cumbre anti-OEA dejó traslucir la improvisación, la falta de seriedad institucional de los dirigentes latinoamericanos y, como lo expresara recientemente Julio María Sanguinetti, ex presidente uruguayo, “no se necesita sumar más organismos de los ya existentes; el problema de fondo es la inmadurez política; para integrarse no se necesita una nueva OEA, sino la posibilidad de mantener un diálogo serio y maduro entre los latinoamericanos”.

Por suerte, en la Cumbre se hizo escuchar una voz que, pese al balance negativo que expresaba, constituye una nota de esperanza por su clarividencia y su rigor. Se trata del discurso de despedida del Dr. Oscar Arias, presidente saliente de Costa Rica, que significó un verdadero curso magistral de ética y de comportamiento político. Se extendió sobre las anomalías que sufre el continente, se refirió a quienes “quieren abordar un oxidado vagón del pasado”, a encerrarse en “trincheras ideológicas que dividieron al mundo durante la Guerra Fría”. Aludió al riesgo que corre el continente de aumentar su “insólita colección de generaciones perdidas”. Mencionó “la deuda que tenemos contraída con la democracia, con el desarrollo, con la paz”. Hizo hincapié en no confundir el “origen democrático de un régimen con el funcionamiento político del Estado”. Denunció quienes se “valen de los mecanismos democráticos, para subvertir las bases de la democracia”. Aludió al hecho de que la región está “cansada de promesas huecas y de palabras vacías”. Parafraseando a Carlos Rangel, añadió que “ni la hegemonía de EE. UU., ni ninguna otra teoría producto de la victimización eterna de América Latina” explican las fallas del desarrollo de la región.

© cubaencuentro

5 Comentarios


5 by Liborio Elpidio Valdes (Usuario no autenticado) 14/03/2010 20:00

Respuesta a n°4 Elpidio Valdés ya puede usted mismo beneficiarse en este medio, de la tolerancia, la libertad de expresión y de todas las libertades de la democracia ya quisieramos los cubanos que desde dentro de la Isla carcel de Cuba podernos expresar como usted lo ha realizado en este medio que no es precisamente (aún creo yo) un medio de la desinformacion y la censura de la dictadura Castro-comunista. yo lo exhorto a que le escriba a los medios castristas, Cubadebate, Granma, Juventud sumisa ho! perdón rebelde, Trabajadores (semi esclavos)y todos los medios de la censura castrista, permitan escribir y opinar lo mismo que usted ha tenido la libertad y la oportunidad de hacerlo en este medio.... Los cubanos no tenemos ni siquiera el libre acceso a Internet como usted dispone ni tampoco se publicarían sus cartas a Granma.si opinaran contrario al regimen dictatorial totalitario de los castros Solamente con libertad de exprecion en Cuba encuentro que publicara su arenga castroditactoriales pues esto nos demuestra que CubaEncuentro.... Es libre, seria, democrática sin censura, y honesta tolerante y verdaderamente Cubana de todos y para todos y con su propio comentario se manifiesta la censura de los medios en la isla de Cuba en su escrito esta la derrota de la dictadura que en este medio usted defiende y el resto de los cubanos no pueden opinar contrario a usted en Granma Liborio Elpidio Valdes. ( hasta el fin de la cesura) ... y la dictadura castrista y su plebe de opresores, esbirros y corruptos funcionario que jamas han sido comunista según los ideales de Karl Marx sino dictadores asesinos al estilo Estalinista.

4 by elpidio valdes (Usuario no autenticado) 13/03/2010 3:20

¿POR QUÉ LA INFORMACIÓN SOBRE CUBA SIGUE SIENDO INCORRECTA? Marzo 12, 2010 Siempre es triste la muerte de un hombre, en particular cuando aquél que hubiera debido cuidar de él no ha prestado a aquella vida humana la atención suficiente. Así, la muerte, tras ochenta y cinco días de huelga de hambre, del obrero cubano Orlano Tamayo Zapata, encarcelado por diversos delitos comunes pero también por vilipendio del ex presidente Fidel Castro, y que protestaba por las condiciones carcelarias, dio pie para que nuestros medios de comunicación se interrogaran acerca de la calidad de la democracia de la Revolución. A mi parecer, las críticas siempre son legítimas, aún cuando se olvida capciosamente, por ejemplo, que en Italia, en 2009, los suicidios en las cárceles han alcanzado cifras vergonzosas y que aquí, además, como lo demuestra el caso de Stefano Cucchi, se puede morir durante la detención no sólo por falta del socorro adecuado, sino también tras una “paliza” por parte de las que se denominan fuerzas de seguridad. Evidentemente, esta es una costumbre de nuestra democracia: en efecto, todavía hoy – y han transcurrido nueve años – lo que un fiscal definiera “una noche de carnicería chilena” convenció al fiscal del juicio de segunda instancia a pedir unos cien años de cárcel para los matones de uniforme. Supuestas fuerzas de seguridad que, en esos aciagos días del G8 de Génova, en el colegio Díaz sofocaron en la sangre y molieron los huesos de muchos jóvenes indefensos, cuya única culpa era la de haber marchado y protestado contra la despiadada lógica del neoliberalismo. Me detengo sobre este detalle no insignificante porque el jueves 25 de febrero esta desconcertante página de la vida italiana hubiera debido aparecer, en nuestro medios de prensa, al lado de la crónica de la trágica muerte de Orlando Tamayo Zapata: pero sólo un diario de mi país, Il Manifesto, tuvo la sensibilidad y sintió el deber de no olvidarse de esa obligación. El problema, ya añejo, reside en la honradez de la información sobre Cuba y sobre todos los demás países que, por su política, no convienen a los intereses de Estados Unidos y de Occidente. Así, una vez más, no se quiso explicar, ni recordar, de dónde nace un caso como el de Orlando Tamayo Zapata, que no era exactamente un disidente, sino un ciudadano que por años había tenido problemas con la justicia y que se había vuelto cada vez más intolerante de la condición carcelaria, hasta llegar a acumular diversas condenas más. En la cárcel, Zapata se había acercado a las ideas de las Damas de blanco, que representan una de las almas más equívocas de la reducida disidencia cubana. Pero sólo se indicó como el malo de la historia al represivo estado cubano, aunque desde la época del Presidente de Estados Unidos Ronald Reagan es notorio que muchas de estas asociaciones contrarrevolucionarias son subvencionadas por grupos terroristas de Miami, a fin de llevar a la isla una “estrategia de la tensión” continua, también en detrimento de la misma posible y seria oposición a la Revolución, a menudo confusa y desgarrada por este asedio incesante. Sólo para dar un ejemplo: cualquier periodista serio que desee conocer lo que sucede y no sólo lo que complace al Departamento de estado norteamericano sabe que recientemente (y es fácil encontrar testimonio de ello en la red), durante un juicio en Florida, Santiago Álvarez, un viejo terrorista al servicio de la CIA – como Posada Carriles y Orlando Bosch – , admitió ser uno de los subvencionadores de las Damas de Blanco, a cuya líder, Marta Roque, enviaba cada mes una generosa cantidad de dólares. Cuando le sorprendieron con un coche repleto de armas y explosivos, se justificó explicando que semejante santabárbara servía para hacer algunos atentados en Cuba, y reveló también que, para que no se interrumpiera ese flujo de dinero, Michael Parmly, antiguo responsable de la Oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana, había ofrecido adelantar personalmente el vitalicio de las Damas de Blanco en la espera que el propio Santiago Álvarez pudiera volver a hacerlo personalmente. Un gesto generoso, aunque imprudente desde el punto de vista diplomático, ya que Santiago Álvarez fue condenado a una pena de 4 años, sucesivamente reducida a 30 meses. Considerando estos antecedentes ¿por qué uno no debería dudar del tipo de democracia que los Estados Unidos querrían imponer a Cuba, desde hace cincuenta años, sin preocuparse por las víctimas que producen estas estrategias, como Orlando Tamayo Zapata? Para quien lo hubiera olvidado, en 2003 el gobierno de Bush Jr. intentó darle un golpe final a la Revolución. En tan sólo dos semanas, hubo tres secuestros aéreos y un intento de secuestrar el ferry de Regla, con navajas a la garganta de los turistas, por parte de un grupo de supuestos opositores que querían irse a Miami. Tres de los protagonistas de este intento de secuestro fueron condenados a la pena capital. Una sentencia radical que interrumpió la moratoria sobre la pena de muerte que la Revolución había respetado por años y que ha vuelto a respetar después de esa dramática emergencia, que había puesto en peligro la supervivencia misma de la Revolución. También hubo setenta y cinco arrestos de personas acusadas de subversión. De éstos, cincuenta y tres todavía están en la cárcel. Ciertamente, el responsable de esta dura intransigencia es el gobierno de La Habana, así como el de Wáshington es responsable de los cientos de desaparecidos tras las leyes antiterrorismo aprobadas por Bush Jr. después del 11 de septiembre, y por los que algunas revistas prestigiosas, como The Nation, han repetidamente pedido explicaciones al mismo Bush, sin obtenerlas. Además, el gobierno de Estados Unidos, hoy liderado por Barack Obama, ¿cuándo pondrá fin a este estado de sitio contra Cuba, que no tiene justificación ninguna, ni política ni moral? Y ¿cuándo dejará el gobierno norteamericano de asignar fondos (140 millones de dólares en 2008, 55 millones en 2009, a pesar de la crisis económica) para favorecer la subversión en Cuba, violando el derecho a la autodeterminación de un pueblo? Recientemente Pierluigi Battista, en el Corriere della Sera, se asombraba por el hecho que la información más importante, cuando se trata de Cuba, no ahonda demasiado con sus críticas, mientras que lo hace cuando, por ejemplo, condena las represiones de la junta militar birmana. Yo no sé qué sentido de la ética tiene Pigi Battista, pero sí sé del gran prestigio social de que goza Cuba en seno a todos los organismos internacionales, y nunca he oído hablar de médicos birmanos que salvan las vidas de pobres seres humanos del sur del mundo, desde África, al Himalaya, a Haití, como hacen, en cambio, setenta mil médicos cubanos. Hay que tener coraje para sostener ciertos argumentos, en particular tras olvidarse de escribir tan sólo una reflexión sobre la última masacre de civiles en Afganistán, cometida el 22 de febrero en la provincia de Uruzgán por un helicóptero de EE.UU. Treinta y tres víctimas, entre éstas mujeres y niños, que intentaban huir de la ofensiva lanzada por las tropas de la Alianza Atlántica contra los talibanes, precisamente para “proteger” a los civiles, en la teoría. Y hay que ser realmente cínico cuando, como hizo Battista, no se pronuncia ni una palabra de indignación por el asesinato por comisión de uno de los fundadores de Hamas, Mahmoud Al-Mabouh, cometido en un hotel de Dubai el 20 de enero por un grupo de unos diez 007 israelíes que, para superar los controles, usaron pasaportes y tarjetas de crédito de ciudadanos europeos, tras robarlos y clonarlos, provocando “inquietud y preocupación” por parte de la Unión europea. Para el Corriere della Sera, lo único importante fue reprobar el inmovilismo de la Cuba de Raúl Castro, que sigue siendo siempre igual. Pero es singular que pocos se hayan dado cuenta de que, en este caso, son precisamente los Estados Unidos, en cambio, que no han sabido cambiar su política, como se esperaba. Obama firmó la renovación por un año del bloqueo a Cuba, y su aparato, evidentemente todavía preso de las lógicas de Bush Jr., incluyó a la isla de la Revolución, sin vergüenza ninguna, entre las naciones terroristas, pese a que Cuba tuvo que lamentar tres mil víctimas por lo atentados organizados en Florida y llevados a cabo en la isla. Una actitud esquizofrénica, que le permite a Raúl Castro recordar que en Cuba nunca se asesinó a nadie ni, como admite la misma Amnistía Internacional, se torturó a nadie , ni se han practicado ejecuciones extrajudiciales. “En Cuba – señaló – se ha torturado, pero en la base naval norteamericana de Guantánamo, y no en el territorio

3 by Siqui Atra (Usuario no autenticado) 10/03/2010 21:40

Esto no es un analisis creible de las motivaciones que impulsan a la creacion de la nueva organizacion. Es mas bien una repeticion de las consignas de la derecha gringofila que no concibe la vida alejada de su favorito Tio Sam, no importa que al Tio de vez en cuando le de por la violencia domestica. Namas con leer que "...el resentimiento hacia Estados Unidos debido a su grado de desarrollo..." ya sabemos que tenemos la culpa de todo por nuestra envidia de los inocentes vecinos del Norte, que no han cometido otro pecado que resaltar brillantemente en el firmamento del hemisferio.

2 by Juan Rodriguez (Usuario no autenticado) 08/03/2010 20:00

La cumbre de Cancún lo que evidencio la desmoralizacion de la politica exterior de las democracias latinoamericanas. Antes se cuidaban de condenar las dictaduras militares como la de los hermanos Castro. Hoy en dia no les importa el sufrimiento del pueblo cubano producto de la represion de la dictadura militar cubana que no les respeta sus derechos humanos universales. Es dificil entender esta triste realidad de que los gobiernos latinoamericanos no quieren que el pueblo cubano se meresca la misma democracia que hoy disfrutan los pueblos latinoamericanos. Sin embargo esa penosa aptitud de los gobiernos latinoamericanos difiere de la solidaridad con los presos politicos de la dictadura cubana que cada dia es mayor por parte de los movimientos civicos latinoamericanos y los nuevos gobiernos progresistas de Chile, Peru, Honduras y Panama. El pueblo cubano le pide una vez mas a los gobiernos latinoamericanos su solidaridad en su lucha pacifica contra la dictadura militar de los hermanos Castro. Juan Rodriguez (cubano)

1 by Bravo (Usuario no autenticado) 08/03/2010 20:00

Excelente, como siempre. No hay nada más que decir. Bravo, Elizabeth. Y muchas gracias.

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