José Saramago: Daniel Ortega es 'indigno de su propio pasado'

No se quien es peor y mejor digno de su pasado Saramago o Ortega?....

Tanto como él mismo, o sea Saramago, es indigno del Nobel. Todavía tengo en la retina la imagen de él abrazando al dictador cubano y diciendo a la multitud "el Nobel está con el comandante", así que no venga haciéndose el loco ahora, en cualquier caso, decir que alguien es "indigno de su pasado" es un ejercicio de retórica rayano en lo burlesco.

Ortega ha sido indigno desde que vino al mundo. Un terrorista devenido dictador, un abusador infantil, violador de ninas y alcoholico... Por su parte, Saramago no es mas que un letrado idiota europeo, que desde los lujos capitalistas simpatiza y aplaude a los fabricantes de miseria y represion de la izquierda trasnochada.

No digo nada aqui porque si dijera algo seria en contra de Ortega que es una persona muy repugnante y no se como ni por qué esta al frente de un pais. Eso deja mucho que desear de un pais. Tener un mandatario con el record de Ortega.

¿Y quién le dijo a este escritor de concepciones trasnochadas (a pesar de su Nobel) que el objetivo de la amonestación de Juan Pablo II a Ernesto Cardenal cuando visitó Nicaragua fue el de humillar a este religioso metido en partidismos políticos? Juan Pablo II lo recriminó por estar envuelto en componendas ideológicas engañosas con personas de catadura moral dudosa. Pues resulta que al final Juan Pablo II tuvo la razón. ¡Pobres de los que crean que en el maniqueísmo legado por la Revolución Francesa (los « buenos » contra los “malos”, o los de “izquierda” contra los de “derecha”) está la solución de los abusos en este mundo! Que no cambie el corazón del ser humano para que vean que todo ese malabarismo de bandos no es más que una colosal estafa para quienes rehúsen a ser analíticos. Juan Pablo II vivió en carne propia las “bondades” de izquierdistas y derechistas por igual. Si lo dudan lean su biografía.

Aunque Ernesto Cardenal no es santo de mi devoción, debido a su injustificable complicidad con las dictaduras de izquierda, me disgusta que traten de humillarlo en el ocaso de su vida. Mucho menos alguien como Daniel Ortega, un político inmoral y bufonesco que no merece haber ocupado otra vez el sillón presidencial de Nicaragua. Es Ortega y no Cardenal quien debería estar respondiendo ahora ante la justicia por todas las fechorías que cometió en el pasado, pero lamentablemente así están las cosas en nuestras repúblicas latinoamericanas. Tiempo al tiempo.

Cardenal está bebiendo el zumo que ayudó a crear. Me alegro infinitamente. Así debería ocurrirles a todos los intelectuales cretinos de izquierda. Y es poco, debería pasarlas más amargas. Es incomparable con lo que le ocurrió a Virgilio Piñera, Lezama Lima, Reinaldo Arenas o Guillermo Cabrera Infante o Heberto Padilla, por sólo nombrar un puñado de los nuestros. En su tiempo, este Cardenal cardenal, permítaseme la redundancia, apoyaba a la revolución cubana y le parecía cool. Bueno, pues, repito, me alegro infinitamente. Ahí tienen una taza del caldo que él ayudó a cocinar. Siempre es igual con los rojos.

¡Qué viva Cardenal! ¡Abajo la satrapía orteguiana, más vil que la somiziana! ¡Cuídate Claudia cuando estés conmigo...!