Papel mojado

Zimbabwe vive uno de los momentos más convulsos de su joven historia como Estado independiente (1980), con una inflación cuyo porcentaje se mide por millones, el cólera extendido por todo el país y desvanecidas las esperanzas acerca de que un nuevo gobierno, denominado de Unión Nacional, que tomó posesión el pasado 11 de febrero, pueda ejercer funciones frente a una maquinaria de la policía, el ejército y los servicios de inteligencia al servicio del todopoderoso y omnipresente Robert Mugabe.

Mugabe se vio obligado por los gobiernos de los países vecinos a firmar el Acuerdo Político Global el pasado 15 de septiembre, para demostrar después, en la práctica, que hace de todo para que no se cumpla.

Según el acuerdo entre el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) y la oficialista Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), Mugabe debía designar 31 ministros y 15 viceministros para el gabinete de unidad que encabeza el primer ministro del país, Morgan Tsvangirai, del grupo opositor.

El pacto, alcanzado con la mediación de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC), determinaba que a la ZANU-PF le correspondían 15 carteras, 13 a la facción mayoritaria del MDC, liderada por Tsvangirai, y tres a la minoritaria encabezada por Arthur Mutambara.

Este pacto fue fruto de la tenacidad de la principal organización opositora que consiguió hacerse con la mayoría de escaños del Parlamento en la primera vuelta de las legislativas del 29 de marzo de 2008, y aunque en esos comicios Tsvangirai obtuvo el mayor número de votos, no alcanzó el 50% necesario para ser presidente directamente.

Tres meses después, Mugabe ganó en solitario la segunda ronda, el 27 de junio pasado, después que Tsvangirai se retiró en protesta por los ataques e intimidación de las fuerzas de seguridad y las milicias de la ZANU-PF contra los seguidores del MDC, de los cuales cerca de 200 fueron asesinados, lo que llevó a varios países a sancionar al régimen y obligó a negociar un gobierno de unidad.

Sin embargo, Mugabe ha creado posiciones extras de ministros sin cartera y ministros de Estado en las oficinas de la Presidencia y la Vicepresidencia para acomodar a los miembros de la ZANU-PF que perdieron sus puestos en el Ejecutivo con la formación del nuevo gobierno de unidad.

En el nuevo gobierno, Mugabe ha incluido a miembros de la línea dura de la ZANU-PF, la mayoría de ellos integrantes de su último gabinete, que él mismo tildó, el año pasado, de "el peor" que había tenido desde que asumió el poder con la independencia de Zimbabue en 1980.

El país sufre la peor crisis económica de su historia, que ha causado, entre otras cosas, al desabastecimiento de alimentos y otros elementos básicos, así como el derrumbe del sistema sanitario y educativo, que están prácticamente paralizados.

La oposición y la comunidad internacional responsabilizan por la situación a la corrupción del anterior gobierno de Mugabe, que ha considerado el erario público como su cuenta privada, y la caótica reforma agraria que lanzó en 2000 y que ha destruido el sector de la agricultura comercial.

La corrupción no es una acusación gratuita. A principios de marzo, se conoció que Mugabe (85 años) junto a su esposa Grace (44) habían comprado una gran residencia en un barrio exclusivo de Hong Kong por cuatro millones de euros.

¿Gobierno con futuro?

En conversación con CUBAENCUENTRO.com, el periodista luso Jorge Heitor, especialista en asuntos africanos, dijo no creer que este gobierno de Unidad Nacional "tenga gran futuro" y recordó que en la historia de Zimbabue, después de la independencia, "Mugabe integró en el gobierno a su adversario, Joshua Nkomo, de la Unidad Popular Africana de Zimbabue (ZAPU), "primero para controlarlo mejor y después para deshacerse de él".

Durante la guerra de independencia de la entonces Rhodesia, Nkomo y su movimiento estuvieron apoyados por el denominado campo socialista, incluido el régimen cubano, pero mientras los militantes y dirigentes del ZAPU se concentraban en el trabajo de la política exterior, Mugabe y el ZANU-PF encabezaron la lucha guerrillera en el interior del país, con el apoyo de China y Mozambique (independiente desde 1975).

Heitor se refirió al sospechoso accidente de carretera que sufrió el vehículo en el cual viajaban el primer ministro Tsvangirai y su esposa Susan, el pasado 6 de marzo. Ella murió y el primer ministro sufrió algunas lesiones y fue trasladado a una clínica privada en Bostwana. "Puede no haber sido un accidente casual, en el aire quedan muchas dudas", agregó el especialista.

"No nos preguntamos por las circunstancias del accidente, sino más bien por las medidas de seguridad que protegen al primer ministro", declaró a la televisión sudafricana un portavoz del MDC, George Shibotshiwe.

El MDC disponía de un vehículo blindado para Tsvangirai hasta el pasado mes de junio, cuando fue confiscado por la policía zimbabuense.

"Aun después de la investidura del primer ministro, el vehículo no nos ha sido devuelto, a pesar de que nunca nos han explicado por qué se confiscó", declaró Shibotshiwe, quien añadió: "Está claro que el gobierno no quiere que Tsvangirai esté seguro".

Para Tsvangirai, la pérdida de Susan es un duro golpe. Según dijo a CUBAENCUENTRO.com Antonio Mateus, que trabajó en la región por más de 16 años y conoció a la pareja, "ella era como una consejera del líder del MDC y, en no pocas ocasiones, evitó choques con los que representan la línea dura de esa organización".

En opinión del especialista británico Basildon Peta, esta pérdida "complicará y hará más duro para Tsvangirai desempeñar las tareas de primer ministro".

Situación económica y social

Zimbabue afronta graves necesidades humanitarias, ya que la epidemia de cólera que afecta el país desde agosto pasado, y que se ha cobrado la vida de casi 3.900 personas, continúa extendiéndose, de acuerdo con declaraciones de la jefa de un grupo visitante de expertos de las Naciones Unidas.

La secretaria general adjunta de la ONU para Asuntos Humanitarios, Catherine Bragg, dijo en rueda de prensa en Harare que ha llegado el momento de intensificar los esfuerzos para alcanzar a todos los afectados por la epidemia y comenzar a planear una recuperación general del país.

"La situación humanitaria continúa siendo grave. Pese a los esfuerzos para controlar el cólera, aún hay muchos lugares a los que no han llegado los servicios (de salud) y donde la enfermedad sigue avanzando", agregó Bragg.

En resumen, la población de Zimbabue sufre el peor brote de cólera de su historia. Más de 3.000 personas han muerto por la epidemia y unas 60.000 han sido infectadas, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las autoridades médicas se ven superadas mientras la malaria y el sida siguen cobrándose víctimas en el país, convirtiendo Zimbabue en HYPERLINK "http://www.elpais.com/articulo/internacional/crisis/humanitarias/mundo/desatendidas/elpepuint/20090115elpepuint_10/Tes" \t "blank" una de las diez crisis humanitarias más desatendidas del mundo, según el último informe de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Para enfrentar esta crisis humanitaria, está claro que primero se necesita estabilidad y crecimiento económico. El ejecutivo de transición tiene a cargo la difícil tarea de sacar al país de la profunda crisis económica en que se encuentra desde principios del siglo, con un índice inflacionario estimado por última vez en julio pasado en 231 millones por ciento anual y una tasa de desempleo del 94%. Siete de los doce millones de habitantes necesitan ayuda de organizaciones internacionales para alimentarse, pero ya el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció que a partir de febrero distribuirá los mismos lotes de ayuda humanitaria, a pesar del crecimiento alarmante del número de necesitados.

Si bien Tsvangirai consiguió —tras numerosas rondas de negociaciones— que Mugabe entregara al MDC la cartera de Finanzas, el presidente zimbabuense se mantiene intransigente en la designación de uno de sus más fieles allegados para encabezar el Banco Central (emisor) de Zimbabue.

Según Heitor, "muy poco podrá hacer el ministro de Finanzas nombrado por el MDC para sanear la economía y disminuir el brutal índice inflacionario".

Frente a este drama, fue una afronta para la población del país y el mundo la opulencia de la celebración del cumpleaños 85 de Mugabe en febrero pasado. Sobre la fiesta, el diario español El País publicó lo siguiente: "La lista no tiene desperdicio: 2.000 botellas de champán (preferentemente Moët & Chandon y 61 Bollinger), 8.000 langostas, 100 kilos de gambas, 4.000 porciones de caviar, 3.000 patos, 16.000 huevos, 3.000 tartas de chocolate y vainilla y 8.000 cajas de bombones Ferrero Rocher. Robert Mugabe, antiguo héroe de la liberación de Rodesia del Sur y ahora devenido en sátrapa de Zimbabue tras 28 años en el poder, celebra sus 85 años por todo lo alto".

Mugabe aprovechó su discurso, en ocasión de su aniversario, para relanzar la campaña de expropiaciones a los pocos granjeros blancos que quedan en el país. Rechazó las sentencias dictadas a favor de estos por un tribunal de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC, por sus siglas en inglés) que dictó el año pasado. "Tenemos cortes aquí en este país, que pueden determinar los derechos de la gente", dijo. Volvió a defender en este discurso las leyes de nacionalización que había firmado unos días antes de las elecciones generales del pasado año, y que buscan transferir el control de todas las compañías de propiedad extranjera, incluyendo minas y bancos.

¿Resultado de las expropiaciones de granjas? Un informe del pasado 6 de marzo dio cuenta de que las familias de al menos 700 trabajadores de explotaciones agropecuarias se han visto desplazadas en las últimas tres semanas después de una nueva oleada de invasiones sobre territorios propiedad de granjeros blancos, informó la organización Coalición por la Crisis en Zimbabue (CZC). Según datos que facilita la Unión de Trabajadores de la Agricultura y Plantaciones, "la mayoría de los desalojos afectan a mujeres y niños", gran parte de los mismos se produjeron poco después de la formación del nuevo Gobierno de Unidad con la investidura de Morgan Tsvangirai como primer ministro.

Con estos antecedentes, no resulta difícil concordar con el especialista británico Basildon Peta acerca de que el Acuerdo Político Global "ni siquiera vale el precio del papel sobre el cual fue escrito".

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