Rita Montaner, Música, Música cubana

Rita Montaner, “La Única”: 115 años de su nacimiento

Se paseó por el pregón, el son, la guaracha, el bolero, el lamento, el tango-congo, el aria, la guajira, la opereta, la zarzuela, el son-guaguancó

Nació escuchando el murmullo del mar en la Villa de Guanabacoa, La Habana, hace 115 años. Mulata hija de Yemayá con el añil de escolta, ojos bulliciosos, pelo negro encrespado y lunar provocativo casi en el centro de la frente: Rita Aurelia Fulceda Montaner (20 de agosto de 1900 - 17 de abril de 1958) —sencillamente, Rita Montaner—: una de las figuras legendarias de la música popular cubana.

Ignacio Villa —Bola de Nieve— y Ernesto Lecuona también son originarios de Guanabacoa: los dos muchas veces la acompañaron con su piano. Ernesto Lecuona y Eliseo Grenet musicalizaron para ella el sainete Niña Rita o La Habana en 1830 que estrenó con éxito rotundo en el Teatro Regina de La Habana en 1927. Soprano “que acaricia el oído, así como por su mucha seguridad al atacar las notas altas” (Alejo Carpentier), nadie como ella ha vocalizado el son-pregón, de Moisés Simons, “El Manisero” (¡Maní! / Si te quieres por el pico / divertir / cómprame un cucuruchito de maní...” o el tango-congo de Grenet/Lecuona “¡Ay!, Mama Inés” (¡Ay!, Mama Inés / todos los negros tomamos café...”).

Intérprete preferida de los compositores Eduardo Sánchez de Fuentes, Gonzalo Roig, Luis Casas Romero, Jorge Anckermann, Guillermo M. Tomás, Eliseo Grenet, Felix B. Caignet y Ernesto Lecuona. Sorprendió en 1926 con la recitación del aria de “Un bel di vedremo”, de la ópera Madame Butterfly del italiano Giacomo Puccini. “¿Usted sabe quién soy yo? Entérese: Yo soy Rita Montaner”, decía con total desenfado frente a los curiosos que la esperaban con flores en la salida del teatro Blanquita de La Habana.

New York, Washington, Boston, Chicago, Filadelfia, París, Madrid, Caracas, Buenos Aires, Mérida, Ciudad de México… Estrella de la película María La O (México, 1948), basada en la zarzuela homónima de Lecuona; Negra Mercé en Angelitos negros (México, 1948) junto a Pedro Infante. Cómplice de Ignacio Villa, hizo popular el apodo del pianista, que se vio por primera vez escrito en público en México cuando la cantante hizo que pusieran en la marquesina el cartel de presentación: “Rita Montaner y Bola de Nieve”.

Polémica, celosa y pendenciera parodiaba las actuaciones de la francesa Joséphine Baker. Sus encuentros en México con Toña la Negra siempre estuvieron marcados por la pugna en el escenario: la vocalista veracruzana se intimidaba frente a la habanera provocativa, bailadora sensual en el tablado. Dicen que fue amante de Chano Pozo —conguero de la orquesta del trompetista de jazz Dizzy Gillespie, creador del cubop—, quien la introdujo en las ceremonias yorubas de la santería cubana. “Me encanta verla en la pista del Tropicana, cuando me toca acompañarla en el piano, soy testigo de un momento insuperable: la sublimidad y la fuerza entran a la noche” (Felo Bergaza).

Éxito absoluto en el teatro Montmartre de la capital cubana con Son y Danzón —dirección musical de Félix Guerrero y coreografía de Alberto Alonso— y en el espectáculo La Calle, junto a Benny Moré y el Trío Matamoros. Miembro del elenco del show musical del estadounidense Al Jolson en 1931, papel protagónico en la CMQ en la puesta de CeciliaValdés, de Cirilo Villaverde, en 1941, y figura principal de la ópera, La médium, de Gian-Carlo Menotti, en 1956. Rita, más allá de los esquemas que la encasillan en las barreras de un folclor cansino en temas como “Yuca ñame”, “Negro Bembón, “Chivo que rompe tambó”, “La chismosa” o “Ladrón de gallinas”.

Se paseó por el pregón, el son, la guaracha, el bolero, el lamento, el tango-congo, el aria, la guajira, la opereta, la zarzuela, el son-guaguancó… “Golpe de Bibijagua”, “Espabílate”, “Quiero besarte”, “Siboney”, “La mulata”, “Lamento esclavo”, “Rumba guajira”, “El jabonero”, “Vacúnala”, “Arrolla”, “Alí Babá”… Fue solista en las orquestas: José María Lacalle, Hermanos Palau (Julio Cueva, trompeta) y Enrique González Mantici, entre otras.

“Rita Montaner ha creado un estilo: nos grita, a voz abierta, con un formidable sentido del ritmo, canciones arrabaleras, escritas por un Simons o un Grenet...” (Alejo Carpentier). Modulaciones vigorosas trazadas desde genuina raigambre afrocubana. La bata de serpentinas azules y blancas de Yemayá arropa su sonrisa: sigue siendo La Única.

© cubaencuentro

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