Música

Lo clásico “con ciertos” ritmos y tonalidades afrocubanas

Clásicos a lo cubano es un álbum que fusiona el contrapunto del barroco, las modulaciones estructurales del clasicismo y las improntas del romanticismo con los giros rítmicos cubanos

Música clásica: Expresión que aparece por primera vez en el Oxford English Dictionary (edición de 1836) para referirse a composiciones europeas significativas del siglo XVIII. Cuando alguien emplea la expresión “música clásica” quiere hacer mención a una modalidad musical de tradición culta, docta, que se ejecuta exclusivamente para ser oída. En sentido popular, la locución “música clásica” incluye concordancia musical renacentista, barroca, clásica, romántica, moderna.

Clásicos a lo cubano (Sony Music, 2011) es un álbum que fusiona el contrapunto del barroco, las modulaciones estructurales del clasicismo y las improntas del romanticismo con los giros rítmicos, estribillo sonoro, entonaciones y modos percutivos del son cubano, el mambo, el chachachá, el danzón, la rumba y la timba. El tecladista de Oslo, Everre Indris Joner —al frente de Hovedoen Social Club—, y Lars Erick Gudim —batuta de KORK (Orquesta de la Radio Y Televisión de Noruega)— han hecho posible que una filarmónica redoble como una charanga cubana de los años 50 y que las peculiaridades de la música culta, de concierto, se acoplen a la polirritmia afrocubana.

Producción musical que tiene antecedentes notables. El pianista cubano —radicado en España— Emilio Aragón grabó en 2006 una curiosa placa, Bach to Cuba, con fragmentos de algunos de los Conciertos de Brandemburgo y Suites del autor de Pasión según San Mateo, en configuración afrocubana con formato de Orquesta y Cuarteto de jazz (determinantes los acuses del bajista cubano Alain Pérez) que incluía el cuatro venezolano.

Klazz Brothers Cuba Percussion —quinteto conformado por tres jazzistas alemanes (bajo, piano, batería) y dos percusionistas cubanos (congas y timbal)— acompañado por orquesta filarmónica ha concertado composiciones de Mozart, Brahms, Bach, Chopin, Bizet, Haydn, Schubert, Gershwin, Ellington, Mendelssohn, Liszt y Wagner, entre otros, con la rumba, habanera, descarga, cubop, danzón, mambo, bolero, chachachá, son y salsa (Mozart Meets Cuba, Classic Meets Cuba/Symphonicsalsa, Jazz Meets Cuba…).

El grupo timbero de Miami, Tiempo Libre, presentó en 2009 Bach in Habana con lúdica propuesta de conga, son, guaguancó, batá, danzón y timba bajo inflexiones armónicas de sonatas, suites y preludios del compositor alemán. (Véase reseña de Olivares Baró Carlos, Bach se va de rumba, 20/07/2009, Cubaencuentro.com.) No olvidar la versión de Paquito D’Rivera del Adagio de Mozart (Clarinet Concerto in A major) o las variaciones, realizadas por Chucho Valdés para Irakere, sobre “La Molinara de Paisiello”, que es a su vez una variación creada por Ludwig van Beethoven sobre el tema principal de la ópera “La Molinara”, compuesta por Giovanni Paisiello. Algunos de los más cadenciosos danzones cubanos tienen sustento melódico en estructuras de la música de ópera (“Gioconda”, “La flauta mágica”, “El barbero de Sevilla”…).

Clásicos a lo cubano, CD/DVD con 24 temas en los cuales Tchaikovski, Beethoven, Mozart, Bach, Bizet, Grieg y Strauss se van de rumba en consonancia orquestales de un noruego enamorado incondicional de la música afrocubana. Bach en “Salsaria” acentuación sonera (Air on A G String); Grieg en agresivo “Grieggaeton” (de Peer Gynt-Suite); Beethoven en “Cinco salsa” timberas (Primer movimiento de la 5ta. Sinfonía), Bizet en “Habanera en Habana” con sabores de mambo (de Carmen-Suite); Strauss en “Cuban Danube” en hilvanes de danzón/chá (variaciones de los Valses); Mozart en “Eine Kleine vacilón” de guiños songueros (Primer movimiento de Eine Kleine); Tchaikovski en “Cuban Sugar” con fragores de montuno oriental (de Nutcracker)… Formato filarmónico que por momentos, hace guiños a Arcaño y Sus Maravillas; pianista de acendradas trazas de cubop en las que Peruchín y Ruben González acusan presencia.

Bonus trak con 5 temas bailables de compositores noruegos en consonancias salseras, bajo arreglos de Sverre Indris Joner. Entrada más diligente de Hovedoen Social Club (piano, bajo, trompeta, congas, percusión menor) con la Kork en manifiesta acústica charanguera. El bajista Carlos del Puerto hace gala de pulsaciones irakereianas y el Bembé se tiñe con acabamientos timberos. Los clústeres de Sverre, juguetones y solícitos: Monk, Powell y Tyner escoltados por Lilí Martínez, Peruchín y Bebo Valdés.

Rompimiento de las barreras entre lo culto y lo popular. Las fugas del barroco, las cadenzas del clasicismo y las progresiones del romanticismo en convites bailables.

© cubaencuentro

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