Literatura, Librería

“En el lenguaje lascivo de los perros”, de Adalberto Guerra

Un buen libro de cuentos, que está permeado de las capacidades de poeta que ya ha demostrado su autor


Invito a leer este libro de cuentos recientemente publicado por la Editorial Velámenes (Palm Beach, Florida). Es uno de esos libros del género que suelen ser llamados de “unidad temática” o “ciclo de cuentos”. Según mi experiencia, quienes escriben un volumen como éste, finalmente van parar en la novela.

Un ciclo de cuentos es una obra que suele nacer de un tirón, casi siempre como consecuencia de una obsesión del hombre-escritor. Y casi siempre aborda el asunto de la niñez o, en fin, un hecho lejano en el tiempo. La literatura latinoamericana ha hecho de esta modalidad una tradición. Por una razón obvia, todos los cuentos de un volumen así, suelen desarrollarse en una misma locación y, por la misma razón, el narrador debe ser solo uno y único. Un hándicap: cada cuento debe tener un valor per se y, a la par, un valor de referencia con el todo que se narra.

Adalberto Guerra (Matanzas, Cuba, 1967), residente en Miami, ha logrado un buen libro con estas características. En el lenguaje lascivo de los perros alcanza las exigencias antes enunciadas y, por si fuera poco, está permeado de las capacidades de poeta que ya ha demostrado su autor. Como otros de sus pares, el anecdotario de este libro nos lleva a las zonas rurales, en este caso de Cuba. El quid del logro de estas narraciones —o uno de ellos— es que Guerra al narrar la niñez, lo hace desde la perspectiva infantil, pero no comete el error de apoyarse en un niño narrador, lo cual nos ha traído una retórica saturada de impresionismo y de imágenes más efectistas que efectivas.

Hay mucho de mito y leyenda en En el lenguaje lascivo de los perros, pero estos están trabajados de tal manera que, sus esencias, se conectan con una propuesta del raciocinio, lo cual les otorga un valor adicional, un alimento adicional para el conocimiento; quiero decir, los elementos míticos no se quedan en lo pintoresco.

El narrador lo sabe todo, pero no es omnisciente hasta el facilismo. Y será por el poeta que Guerra ha demostrado ser, que resulta imposible hallar a lo largo de las 77 páginas que conforman la obra, por ejemplo, un adjetivo extraviado; pero sí un ritmo que en uno y otro fragmento, por momentos, aún nos hace apartarnos de la acción; el mismo resultado que logran ciertas metáforas de suma singularidad.

Santa Ana de Viajacas —locación, pueblo, punto rural donde se desarrollan las acciones— de ningún modo tiene relación (aunque cuando se comienza la lectura así lo parezca) con otros escenarios semejantes de libros del mismo corte. Y, gracias a Dios, tampoco las acciones narradas abogan por el llamado realismo mágico; que ya de “magiquismo” estamos hasta los tuétanos.

Un personaje recurrente es el abuelo, visto por el nieto, interpretado por éste; así, queda alejado suficientemente del planteo narrativo, lo que resulta en más libertad para el narrador, que de ningún modo llega a ser protagonista. Más lo son las costumbres de Santa Ana de Viajacas, que no por singulares dejan de tener una conexión, en cuanto a las enjundias de lo narrado, con una época y un sector todo de la nación cubana. Flora, fauna —algún segmento de estas ya irrecuperable— se convierten también en elementos protagónicos de lo contado. La crítica social punza por debajo, o se desliza como por ley de gravedad, sin que el narrador parezca fijarse en ello. Así debe ser, al menos en la mayoría de las obras de la narrativa.

De las 18 piezas del conjunto, destaco “Del rey de los toldos lo heredamos”, el desgarrador “Casas de campo”, “Caldo de pollo”, o “Los muros dentro del muro”, por estar estas entre las que de mejor manera abordan lo que el autor se propuso, tal como señalábamos al inicio de estas líneas. La frustración, la rebeldía son temas muy bien tratados en cuentos como “El matarife”; las psicosis, que despunta en uno y otro texto, tienen su paradigma en “Región blanca”.

Algo que desmiente este libro —que invita a ser leído de un trago, y que goza de una espléndida portada, obra de la pintora argentina Gladys Fretes— es la afirmación de no pocos especialistas de que el llamado “mundo campesino” de Cuba ya no da para más ficción literaria. Sí da, solo que hay que saberlo tratar, como hace Adalberto Guerra. Yo le quedo agradecido por esta demostración. Y espero su obra mayor.

© cubaencuentro

9 Comentarios


9 by Jorge Boccanera (Usuario no autenticado) 21/03/2011 3:00

Recientemente tuve la oportunidad de leer dos cuentos de este libro que me enviara por email un amigo en común, y aunque no he leído el libro, pudiera asegurar que está cargado de la misma intensidad que los dos textos que ya me leí, conociendo la calidad de la poesía de Adalberto. Conocí la poesía de Adalberto Guerra en Cuba por la época de los 90s, como bien dices Felix, es un excelente poeta, recuerdo un texto que me leyera en el Hotel Nacional cuando participaba yo en un festival de poesía en Cuba, “Volviendo de la guerra”. Era un joven de unos 20s y ya tenía la dureza poética de hoy. Gracias Felix. Jorge L Boccanera / Argentina

8 by Excelente Comentario (Usuario no autenticado) 16/03/2011 18:42

"Excelente libro y reseña, no lo he podido leer aún".

7 by Holguinera en México (Usuario no autenticado) 16/03/2011 17:01

GRACIAS AL COMENTARIO NO.6, YA SE VAN ENTENDIENDO MEJOR ESTAS DIFICULTADES. GRACIAS

6 by Editorial Velámenes. (Usuario no autenticado) 13/03/2011 18:00

Holginera gracias por tu buena pregunta. En los dos últimos anos acá en el sur de la florida se ha han establecido varias Editoriales con la buena intensión de abarcar este mundo hispano que se nota ya en el sur de la florida y EU, también como ventana a Latino América. De hecho algunos europeos han publicado acá, como es el caso reciente de János Szentmártoni (Presidente de Asociación Húngara de Escritores) y el también Húngaro Valogatott Versek, por Bluebird Editions. Otros como Félix Luis Viera (residente en México) en Editorial Iduna, o Salvador Hannah (residente en Canadá) por Editorial Velámenes, entre otras representación editoriales que trabajan en el sur de Florida. Hasta aquí es todo una maquinaria en avance, pero el alcance exterior está en espera, por dos cosas, primero, económicamente no es tiempo de muchos recursos y segundo; el mercado del libro no vive su mejores tiempos, Armazón y otras distribuidoras de Internet sencillamente quieren un margen de ganancia ridículo e imposible para proyectos pequeños como estas editoriales nuevas, sustentadas por capital privado. En el caso nuestro, Editorial Velámenes, estamos trabajando con algunas librerías locales de los Estados Unidos, incluyendo la librería “Universal” de Miami. Espero haber respondido tu pregunta. Editorial Velámenes.

5 by Holguinera en México (Usuario no autenticado) 13/03/2011 12:01

UNA SE CANSA DE PREGUNTAR DÓNDE VENDEN LS LIBROS QUE RESEÑAN ANUNCIAN....

4 by Ad Guerra (Usuario no autenticado) 12/03/2011 22:00

Hermano mío, te quedo agradecido por esta reseña sabiendo que no es basada en la amistad ni en la adulonería dulce que se acostumbra. Viniendo esta de un narrador como tú, me da la confianza que pudiera dar una escuadra militar en la espalda. Yo que no me siento narrador, que toda la vida me he sentido más poeta que otra cosa, tengo la impresión al leer tu reseña que por lo menos el intento de estos cuentos llegan a ser un buen comienzo. Gracias Félix. Juan C. Recio en Café Demetrio presentare nuevamente el libro para Mayo, seria magnifico que nos encontráramos, escuche decir que estas en Miami, o escríbeme a mi email ( velámenes@gmail.com ) con tu dirección postal y te mando un ejemplar. Aquí te dejo un link a dos cuentos. http://laotraesquinadelaspa...uento-de-adalberto-guerra.html Un abrazo a todos. Ad Guerra

3 by Ángel Santiesteban (Usuario no autenticado) 12/03/2011 19:00

Gracias Félix Luis, por mantenernos al tanto de la literatura de la diaspora. Abrazos, Ángel Santiesteban

2 by La Flaca del Bembé (Usuario no autenticado) 12/03/2011 14:01

Como siempre pasa con las reseñas de Viera, una termina de leerlas y ya quiere ir a buscar el libro. Me gusta ese nombre del pueblo ¡Santa Ana de Viajacas! Y me he reído cómo no te imaginas con ese término de magiquismo...de verdad que estamos ya hasta las orejas del tal...

1 by Juan Carlos Recio (Usuario no autenticado) 12/03/2011 14:00

Excelente libro y reseña, no lo he podido leer aún. Un gran abrazo a los dos. Juan C Recio

Subir


En esta sección

Hacer tangible la banalidad del mal

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 03/03/2023


Bebo personal: El peso del exilio y el silencio

Roberto Madrigal , Cincinnati | 03/03/2023

Comentarios


«Dafnis y Cloe»

Juan Cueto-Roig , Miami | 28/02/2023

Comentarios


Una necesidad, no un ejercicio de nostalgia

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 24/02/2023


El derecho a la tierra

Roberto Madrigal , Cincinnati | 24/02/2023

Comentarios


Un clásico moderno e imprescindible

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 17/02/2023



El legado sefaradí

Juan Cueto-Roig , Miami | 13/02/2023

Comentarios


Jacobo, las brujas y el tabaco

Alejandro Armengol , Miami | 13/02/2023

Comentarios


El genio que emergió de la nada

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 10/02/2023


Pícaros y sobrevivientes

Roberto Madrigal , Cincinnati | 10/02/2023

Comentarios


Subir