El viaje musical de Federico Britos

Violín: (del italiano violino, diminutivo de viella, viola). Instrumento de cuerda frotada con estructura en forma abombada y arqueada. El más pequeño y agudo de la familia de los instrumentos clásicos de cuerda (viola, violonchelo, contrabajo). Derivado de la fídula medieval, la sonoridad del violín complementa perfectamente a la voz humana. Fue Monteverdi el primero que lo usa como añadidura de las voces corales en su ópera Orfeo (1607). Notable en el folclore musical de muchos países sudamericanos (Argentina, Paraguay, Bolivia, Venezuela, Brasil). Fundamental en la acústica del tango. La Orquesta Charanga Danzonera en Cuba lo acoge en su formato. En valses, bambucos, sones huastecos, calentanas y planecas: presencia obligada. Mariachi. Fandango. Árbol que modula: violín en cabaletta. Violín que se adueña de las cantarelas del abenuz. Abejeo de fábulas en cadenza. Cordal de efusivo diálogo con la tierra. El violín viola todas las incertidumbres.

Federico Britos nació en Uruguay. Federico Britos, cubano. Federico Britos, español. Federico Britos, venezolano. Federico Britos, mexicano… Don Fede lo mismo frota as cuerdas para que nazca un mambo que un danzón: lo mismo una chacarera que una bossa nova: lo mismo una samba que un tango: lo mismo un bolero que un blues: lo mismo una descarga que un guaguancó: lo mismo a Bach que a Sibelius. Cuando en el álbum Bebo & Cigala hizo suya la cantinela de “Nieblas de riachuelo” (Cobian/Cadicamo) las sombras se alargaron en la noche del dolor, los náufrago del mundo encontraron su ánimo, y los puentes y cordajes arroparon al viento para que aullara en las calinas.

Voyage (Sunnyside Communications Inc., 2010), agasajo de amigos (Carlos Franzetti, Eddie Gómez, Phil Flanigan, Jon Burr, Gaby Vivas, Eddy “Guagua” Rivera, Ignacio Berroa, Eric Bogart, Francisco Mela, Germán Piferrer, Tomatito, Bucky Pizarelli, Kenny Barron, Michel Camilo, Israel “Cachao” Lopez, Giovanni Hidalgo…) que rinde homenaje a 50 años de carrera de un concertino del violín de formación clásica que se desborda en las costuras del jazz y en los recodos de lo popular con total naturalidad: se llama Federico Britos, ha dicho más de una vez: “Frotar las cuerdas es como dibujar un viaje interminable”. Vaya convite de músicos en un álbum que se convierte en una suerte de crónica de los itinerarios de un violín. España, Cuba, Estados Unidos, Puerto Rico, República Dominicana y Brasil en complicidades melódicas/armónicas/rítmicas: trece composiciones que van del cool a lo neoclásico, del cubop a la descarga cubana, de la balada al blues, del flamenco al sonido New Orleans, de lo romántico al bolero filin, del mambo al guaguancó, de armonías brasileñas al hard…

Arranca el bembé con la canción “Vivian” (Britos): violines, cello y violas nos regalan una atmósfera cool de tintes haydnianos que el baterista Berroa cubanea con el 3/2 de las claves, y el bajista Eddie Gómez pulsa con excitable walking. “After You've Gone” (Layton/Creamer) rinde homenaje a las eufonías Grappelli/Reinhardt; ojo con los manojos de notas tatumianas de Barron en el piano y los puntuales breaks del drums cubano Mela. “Vivian Flavia de las Mercedes”, boato danzón con bajamares charangueros, y piano de Camilo en tumbao que remite a Antonio Maria Romeu. El diálogo con Tomatito en “Tomatito & Federico” (Britos), sencillamente una obra maestra de la fusión. El tumbador Giovanni Hidalgo hace de las suyas en “Capullito de Alelí” (Hernández) y “Micro Suite Cubana” (Britos). Israel “Cachao” López enriquece el hermoso mambo/cha/descarga “A las cuatro de la mañana” (Britos) con lúdico pizzicato y frotaciones desafiantes en el double bass. “Okey Paganini” (Britos), recreación del imaginario técnico del autor de Los 24 Caprichos.

Voyage o el arte de la confabulación. Expedición de un violino por atracaderos versátiles. Cuando Don Fede frota las cuerdas, el violín viola todas las incertidumbres.

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