El Niño de Lucía

A Francisco Sánchez Gómez (Algeciras, Cádiz, España, 21 de diciembre, 1947 - Playa del Carmen, Quintana Roo, México, 25 de febrero, 2014) de niño le llamaban “Paco, el de Lucía”, por su madre la portuguesa, Lucía Gomes: así conocimos a uno de los más grandes virtuosos de la guitarra flamenca.

Paco de Lucía: responsable de la popularización del flamenco a nivel internacional, cómplice de “Camarón de la Isla”, introductor del cajón afroperuano al formato del Sexteto Flamenco, explorador de otras estructuras melódicas y rítmicas (rock, jazz, afrocubano, bossa nova...) para fusionarlas con las concordias flamencas; creador de piezas emblemáticas como “Entre dos aguas”, “Guajiras de Lucía”, “Moraito siempre”, “Cositas buenas”, “La Barrosa”, “Callejón del muro”, “Monasterio de sal”, “Lagartijo”…

Se empapó de los litorales de la música de concierto, de los ancladeros del jazz e, incluso, de las trazas del pop. Estilo muy personal con derroche vigoroso y rítmico. El heredero del Niño Ricardo y de Sabicas fue, por antonomasia, el más imaginativo ejecutante de guitarra flamenca del orbe.

La más prestigiada academia de jazz de Estados Unidos, Berklee College of Music, lo proclamó Doctor Honoris Causa por “su música y visión artística que han influido a varias generaciones de compositores”. “Yo no sé qué hacer con este grado académico, sigo siendo el acompañante de José Monge Cruz, me da pena recibirlo solo: él también se lo merece”, dijo el día de la ceremonia.

Su fonograma más reciente Paco de Lucía en Vivo (Universal Music, 2010): dos CDs con ocho composiciones que transitan por todo el cosmos de gitana zalamería que su guitarra increpaba con fervor entrañable. Formato instrumental de segunda guitarra (Antonio Sánchez), cantaores (El Duquende, David Maldonado), bailarín (El Farrú), percusión (El Piraña), armónica/teclado (Antonio Serrano), bajo eléctrico (Alain Pérez).

“Trabajar con Paco es un regalo de Dios. Llevo con él algunos años recorriendo el mundo: es un ser humano único, ríe todo el tiempo, su sensibilidad nos deja a todos siempre boquiabiertos. Este disco en vivo ha sido para mí una cátedra de aprendizaje; vengo del jazz y la música cubana. Paco me dijo: “Alain, lo cubano y lo flamenco vienen del mismo tronco; lo único que te pido es que pulses tus cuerdas como si estuvieras acompañando a un vocalista de guaguancó de tu tierra”, me confesó en 2011 el compositor y bajista cubano Alain Pérez.

Bulería, taranta, sevillana, tientos, colombianas, alegrías, rondeña, rumba, minera, tanguillo, siguiriya… Voluntades acuciantes: flamenco mestizo que supo esparcir desde registros insospechados. “Me gusta sentir la respiración de los músicos en el escenario, disfrutar el bullicio del público, gozar el júbilo de la excitación colectiva que produce la música”, decía.

Ondulaciones armoniosas inolvidables: ha muerto el autor de “Río ancho”. Hay un Zorongo gitano y una mantilla de feria cabalgando en la tristeza. Que venga el alba en bulería de gozo y bríos de consumada maestría concertina: el mantón de una gitana de Cádiz se humedece con la risa de Camarón de la Isla. Sólo quiero caminar, sigue diciendo la guitarra del Niño de Lucía.

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