El jazz como verdad insoslayable

Tres instrumentistas (sax alto, batería, contrabajo) subrayan las autenticidades del jazz. El sax alto se llama Donald Harrison —sus amigos le dicen Duck—, nació en Luisiana, Nueva Orleans en 1960. Estudió con el pianista Ellis Marsalis (jefe de la “secta Marsalis”: Wynton, trompeta; Branford, Sax tenor; Delfeayo, trombón; Jason, percusionista) y el saxofonista Kidd Jordan. Alumno destacado del prestigioso Berklee College of Music de Boston. Con 19 años integra el grupo del baterista Roy Haynes. Art Blakey lo incorpora a Jazz Messengers en 1982. 1986, forma piquete, con el trompeta Terence Blanchard, y graba esa obra maestra de título Fire Waltz con Eric Dolphy y Booker Little. Exponente de un hard bop extrovertido, ha incursionado en el Jazz Latino con Eddie Palmieri. El baterista, Billy Cobham nació en Panamá en 1944. Colaborador de los hermanos Brecker y de Miles Davis. 1971, funda con el guitarrista John McLaughlin la Mahavishnu Orchestra donde despliega una extravagante rapidez y enfáticos solos pirotécnicos. Pionero y virtuoso ejecutante de la batería binaria. Contrabajo, Ronald Levin Carter (Michigan, 1937) mejor conocido como Ron. Maestro del hard bop, heredero de Pettiford y Ray Brown. Miembro del conjunto de Miles Davis (1963–1968). Exponente de un tono profundo y rico que se prolonga con sublime elegancia sobre los motivos melódicos. Especialista en el pizzicato. El swing tiene sus iniciales. Tres concertinos, protagonistas de las verdades ineludibles del lenguaje jazzístico contemporáneo.

This is jazz. Live at The Blue Note (Half Note Records, 2011) es un álbum de complicidades. Seis temas que abordan Harrison, Carter y Cobham en señas de cofradía espiritual. La plegaria comienza con “Cut & Paste” (Carter), oteo de enunciaciones hard en las que Harrison se adueña de todos los rincones de la plaza; walking bass de acertado contrapunteo y batería que acentúa las treguas de un sax alto desbordado y demandante en la propuesta melódica. Carter entra en la parte final con solo que remacha los ecos y bifurcaciones prorrogadas del sax.

El recital continúa con “MSRP” (Carter): sax de soplos coltraneanos; contrabajo y batería en connivencias atenuantes que permiten la exposición de la hermosa melodía. Carter cose, desde presteza virtuosa, el intermedio con pizzicato incitante. Cobham hace gala de un excitante solo a contratiempo.

Las trazas se vuelcan en “You Are My Sunshine” (Jimmie Davis/Mitchell) cuando el contrabajo dibuja consonancias melódicas inusitadas y todo se tiñe de virtuosismo abstraído y elocuente. Harrison retorna con estampas parkerianas y comisiones de Wayne Shorter en los silbos, mientras Cobham frunce los tabaleos a los calados del bajo y el sax. La ejecución de “Seven Step To Heaven” (Miles Davis) recrea la armonía sonora del septeto de Davis de los años 60 (Carter, contrabajo). Atención aparte merece “I Can’t Get Started” (Ira Gershwin), una balada arrolladora que el sax ejecuta en desborde impetuoso y lenitivo: todo se suspende a nuestro alrededor, el sensual motivo melódico desemboca, al final, en aire de ligero chachachá rematado con un rumboso solo de Harrison. Conclusión con “Treme Swagger” (Harrison, Carter, Cobham), funk de sabrosos compases en hilvanes y asomos free (Cobham hace travesuras; Carter pulsa las cuerdas con lúdico bamboleo). This is jazz corrobora las presurosas verdades del lenguaje del jazz.

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