Música

«El asunto» de Totó La Momposina

Disco de madurez concluyente de la cantante que acompañó a Gabriel García Márquez a recibir el Nobel de Literatura en Estocolmo

Totó La Momposina, Sonia Bazanta Vides, nació en 1940 en Barrancabermeja, Santander, municipio de Talaigua, isla de Mompós, Colombia. Hija de padre percusionista y madre bailarina, aprendió a danzar y cantar de niña. En 1964 forma, con sus padres y hermanos, su primer grupo musical.

Explora, con verdadera pasión, la música folclórica de la Costa Caribe de Colombia: fusión de elementos indígenas, ibéricos y africanos (gaita, cumbia, porro, chalupa, mapalé…). / Estudiante en La Sorbona de París, universidades de La Habana y Santiago de Cuba. Voz de mezzosoprano con recitación contigua al pregón, el son y el guaguancó afrocubanos. / Invitada de honor en importantes festivales de México: Cervantino (Guanajuato); Música del Caribe (Cancún); Afrocaribeño (Veracruz). / Nominada al Premio Grammy Latino por la placa Gaitas y Tambores (2002). Premio Grammy Latino por Trayectoria (2013).

Ha grabado Totó (1980), Cantadora (1983), Colombia (1989), La Candela Viva (1993), Carmelina (1995), Pacantó (2000), Gaitas y Tambores (2002), La bodega (2009) y El asunto (2014). / Colaboraciones con Vox Dei, León Gieco, Gilberto Gil, Calle 13, Gustavo Santaolalla, Lila Downs, Celso Piña y Pablo Milanés, entre otros. / Totó La Momposina: Tesoro nacional de la música colombiana.

El asunto (Sony Music, 2014): disco de madurez concluyente de la cantante que acompañó a Gabriel García Márquez a recibir el Nobel de Literatura en Estocolmo (1982). Totó La Momposina y sus tambores (tambores hembras, llamador, caja vallenata, campana, gaita macho, maracas, guacharaca, bajo eléctrico, baby bass, redoblantes, bombo de banda, platillos, claves, gaita hembra, saxos, clarinete, trompeta, trombón, bombardino, guitarras, tiple, cuatro llanero, capacho, palmas, percusión menor, voz solista y coros). Trece composiciones en ligaduras folclóricas que van del pregón a los cantos de labores, de cantos negros a ritmo de chalupa, de porro a fandango, de bullerengue a danza de negro, de cadencia de banda al changüí y son cubanos.

“Estas músicas concurren. En este trabajo me dejé llevar por todas las consonancias rítmicas del Caribe: trabajo mestizo, una invitación constante a la danza y al bullicio. Yo diría que es de mis álbumes el más provocativo desde el punto de vista de la sensualidad que albergan las propuestas armónicas-rítmicas en las ligazones sonoras”, explicó para CUBAENCUENTRO, vía telefónica desde Bogotá, la intérprete del éxito “La Ripiá”.

El convite abre con “Apilá el arró” (tradicional), canto de labor de acompasada paráfrasis en rutas entre la alegría y la tristeza; prosigue con “La perla” (Peñalosa) de incitante invitación bailable hasta desembocar en el canto de negros, “¿Aronde me meto yo?”(Tejedor), con arreglo en tiempo rítmico de “chalupa”; y jaranero porro de timbre guarachero, “El hambre del pescador” (Feres Farfán). “El gallo tuerto y el guere-guere” (Benito Barros) explora el costumbrismo indiano en una suerte de aires guajiros de parranda; “Manuela, Batata toca y Ataole” (Tradicional/Bazanta/Torres): gozoso porro cantado escoltado por síncopas de chalupa y bullerengue. “Danza de negro (negrito)”, pieza tradicional propia del carnaval que recuerda la algazara de las comparsas habaneras; “El palomo” (tradicional): raigambre changüisera de Guantánamo y clave de son santiaguero.

A dos tercios del fonograma los compases trepan y las gaitas protagonizan el jolgorio en “La hormiga ‘tras tras’” (Mañe Mendoza); regresa el porro en “Caimán y gallinazo-Julio Moreno” (Sarmiento) y “El porro es el rey” (Flórez Camargo) bajo prosodia de trompetas, clarinetes y bombardinos que recrean el timbre de Septeto de son cubano. Remate con “La espuela del bagre” (Bernal): exhortación a la parranda —propuesta experimental del grupo de Totó—, y “El higuerón-Mata de col” (Antonio Villa): acordeones y guitarras que exploran las euritmias del son cubano, el sucu-sucu pinero, el paseo, la puya y el merengue haitiano (méringue).

El asunto: la música como identidad: “producto del cotidiano vivir de los hombres y mujeres comunes, resumen de sus experiencias culturales, colectivas e individuales. Hay en este disco, indiscutiblemente, reverberaciones afrocubanas: ¿qué sería el Caribe sin las cadencias de la música cubana?”, concluyó Totó La Momposina en la breve conversación telefónica con CUBAENCUENTRO. Cuestión de amor desbordado en los tajos de un corazón ciento por ciento negro, indígena y español.

© cubaencuentro

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