Disidentes socialdemócratas tachan las reformas de “neoliberales”

El grupo disidente cubano Arco Progresista denunció el martes que las últimas medidas económicas y ajustes laborales del Gobierno de Raúl Castro significan una apertura al “neoliberalismo tardío”, y pidió la renuncia del principal líder sindical en la Isla.

Manuel Cuesta Morúa, portavoz de este colectivo socialdemócrata, presentó en rueda de prensa en La Habana un documento que recoge la posición del grupo ante las reformas laborales anunciadas en septiembre pasado, y en el que acusan al Gobierno de no haber sido “socialista” nunca.

“Toda la izquierda revolucionaria mundial y buena parte de la izquierda socialdemócrata ha apoyado un proyecto político que culmina como una gran farsa social”, dice el texto, que se pregunta “a qué clase social representa el Gobierno cubano”.

El documento reacciona así a la decisión del Gobierno de eliminar medio millón de empleos públicos en los próximos cinco meses y flexibilizar el trabajo por cuenta propia y el cooperativismo, lo cual fue divulgado por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, sindicato único).

Arco Progresista afirma que la CTC “ha traicionado” a la clase obrera por convertirse en “vocera del Gobierno, en vez de defensora de los trabajadores”, y apunta que esa actitud la reafirma como “una empresa burocrática al servicio de las patronales”.

Además, pide la renuncia del secretario general de la Central, Salvador Valdés, pues “su actitud constituye una ruptura con la historia y la postura de los más importantes líderes obreros cubanos y latinoamericanos”.

“La combinación de despidos masivos con el modo en que se reintroduce el trabajo por cuenta propia y con un nuevo proyecto junto al capital extranjero, que se oculta a los ciudadanos cubanos, constituye la apertura al neoliberalismo tardío, duro y primario”, añade el texto.

En ese sentido, denuncia que en la Isla hay otros rasgos del “típico modelo de modernización neoliberal arcaico” como la “ambigüedad del tejido legal”, la “vigilancia y ahogo” de la sociedad civil y “la creación de una burbuja feliz para los sectores militares y represivos”.

Entre sus “razones políticas”, el documento también discrepa de que las medidas del Gobierno sean “reformas estratégicas” y considera que se trata de una “respuesta caótica frente a la crisis estructural” que vive Cuba.

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