Andrés Reynaldo: «Los obispos hacen política cuando convocan a rezar por la salud del dictador. Y también cuando no convocan a rezar por los presos políticos»

Con la Iglesia hemos topado

"Cada vez que escribo sobre la Iglesia Católica en Cuba recibo la bifronte avalancha de quienes dicen que no es moral criticar desde Miami y quienes dicen que los asuntos de Dios no deben mezclarse con la política (…) La Iglesia Católica no puede (ni quiere) escapar a su incidencia en los contextos políticos. Tanto si es la Iglesia de los pobres como si es la Iglesia de los ricos, tanto si es la Iglesia que sufre como si es la Iglesia que persigue, tanto si es la Iglesia de los Borgia como si es la de Wojtyla, su incidencia en la sociedad se traduce en comportamientos y discursos con un peso específico en los destinos civiles. Roma (y sus sucursales) favorecen a partidos, facilitan alianzas, promueven reputaciones y echan a rodar dineros por causas políticas que, dicho con sinceridad, por lo general me simpatizan".

"La Iglesia cubana hace política, para empezar, por su carácter de excepción frente a una dictadura totalitaria. De ahí que Fidel Castro, quien se toma estas cosas muy en serio, persiguiera, excluyera y aniquilara cualquier vestigio de autonomía o influencia espiritual de los católicos hasta el día de hoy (…) Nuestros obispos saben que hacen política cuando convocan al pueblo a rezar por la salud del dictador. Y también cuando no convocan a rezar por los presos políticos, por las Damas de Blanco, por los hijos de esos presos políticos condenados a ser ciudadanos de segunda, por los ahogados en alta mar, por los exiliados que luchan por rehacer sus vidas lejos de lo suyo y de los suyos. A nadie se le escapa que los obispos bailan una cuerda floja entre lo posible y lo ideal. Pero si la prudencia aconseja no provocar a la Bestia, la decencia debe obligar a no congraciarse".

"¿Quiere decir esto que la alta jerarquía católica intenta preservar el castrismo? A mi juicio, quiere decir algo peor: que la alta jerarquía católica carece de la voluntad (o la imaginación) para desbordar el decrépito marco de medio siglo de dictadura incluso en una modesta dimensión pastoral. Ese quietismo crepuscular no consigue ampararse en el ecumenismo y la amplitud de miras del mejor legado cristiano…".

"…Entonces, sin que haya que llamar a la desobediencia civil desde el púlpito (como ha hecho admirablemente la Iglesia en tantas otras partes del mundo), ¿por qué aceptar con pusilanimidad las mediocres disculpas por la profanación de los templos? ¿Por qué someter a los curas a una férrea mordaza? ¿Por qué cerrar sin dar batalla las publicaciones que infundían esperanza, dignidad y verdad en un páramo de miedo, corrupción y engaño? ¿Por qué ignorar la agonía de prisioneros de conciencia como Oscar Elías Biscet, un católico que se ganó el odio de las autoridades, entre otros retos, por su oposición al aborto? ¿Por qué no salirle al paso a esos manicurados dignatarios vaticanos que tras un festinado fin de semana en La Habana regresan a Roma haciendo la apología del castrismo?".

Andrés Reynaldo, El Nuevo Herald, EE UU
20 de diciembre de 2007

El legado de Castro

"La declaración de Castro anunciando su retiro de la Presidencia de Cuba, con el argumento de que su interés no era 'aferrarse' al poder, no deja de parecer el comentario senil y cínico de un dictador. Luego de casi 50 años de mandato, esta declaración desnuda cómo tras las utopías se esconden realidades más complejas y duras para los pueblos. Los sueños de libertad y bienestar para todos se estrellan con realidades sociológicas y geopolíticas que sobrepasan cualquier voluntad. Sin embargo, el análisis de Castro no puede realizarse desde una óptica moralista. Mucho menos puede compararse su figura con la de los caricaturescos dictadores de las Antillas. Somoza, Trujillo o Noriega eran verdaderos tiranos sin ningún otro fundamento que el de enriquecerse ellos y unos cuantos cercanos a ellos. Castro no era eso, como tampoco lo era, en el otro extremo, Pinochet. Ambos eran dictadores, pero ambos estaban convencidos y comprometidos con la transformación de sus sociedades".

"A Castro se le puede acusar de que falló su proyecto, pero él no falló. La revolución que él prometió y visionó, la cumplió. La creación de un estado fuerte, preocupado por la atención universal de servicios sociales y la dignidad de un país minúsculo en las relaciones internacionales fueron logros reales de su largo Gobierno. Lo que falló en el paquete revolucionario fue el desarrollo económico, con sus consiguientes mejoras en el bienestar de la población. Simplemente la historia mundial demostraría que, sin propiedad privada y el resto de condiciones del sistema capitalista, alcanzar las pautas de consumo del mundo globalizado era imposible. Y eso ni la voluntad de Castro lo podía resolver. El costo de la revolución fue alto. Los desaparecidos, los encarcelados, la anulación de las libertades individuales y demás atropellos del régimen de Castro hacen que muchos se quieran ir de Cuba y casi ninguno quiera regresar hasta que las cosas cambien. Ese será un estigma imborrable en su biografía…".

Gustavo Duncan, El País (Cali), Colombia
20 de diciembre de 2007

Se retrasa vuelo de Leonel [Fernández] por exigencias de Cuba sobre pilotos

"El vuelo del presidente dominicano Leonel Fernández a Cuba, para participar en la Cumbre de Petrocaribe, se vio retrasado por más de una hora, debido a que los pilotos del avión no tenían autorización de las autoridades cubanas para aterrizar en La Habana. Sandra Severino, subdirectora de Prensa de la Presidencia, dijo que los primeros pilotos fueron sustituidos y que los nombres de los nuevos no fueron notificados por la Fuerza Aérea Dominicana a las autoridades cubanas".

"Esa situación generó un gran nerviosismo entre las autoridades de la Fuerza Aérea Dominicana, incluyendo su jefe de Estado Mayor, el cual fue visto viajar constantemente desde el salón VIP hasta las escalinatas de la nave (…) Finalmente la situación fue resuelta y el avión del presidente Leonel Fernández pudo despegar (…) A su llegada a La Habana, Fernández y los integrantes de la Cátedra Juan Bosch, una organización integrada por personalidades cubanas que se dedican a resaltar la obra política y literaria del dirigente fallecido, visitarán la casa donde vivió mientras estuvo exiliado en Cuba…".

Proceso, República Dominicana
19 de diciembre de 2007

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