Crónicas

Un fruto en extinción

Hoy en Cuba el limón lleva el camino póstumo de los Reyes Magos, de la Semana Santa, de los carnavales de verdad…


El limón es hoy en Cuba un fruto en extinción, algo que se aleja en el recuerdo con el manatí, las serenatas, el asiento cedido a las damas en el ómnibus, el cuello de almidón, la reprobación al niño por decir malas palabras delante de los mayores, el trajín de platicos de arroz con leche pasados por las ventanas entre vecinos, las fiestas de Nochebuena terminadas a las 12 de la noche, cuando jubilosa la familia partía a pie para la iglesia a oír la misa del gallo, y la limonada, por supuesto. Y la limonada.

Era entonces el limón, fragmentado, cortado en cuidadosas rodajas de brilloso lomo verde, el compañero inseparable del bistec y de la buena rueda de pescado acabada de sacar del horno; y el alma, el limón era el alma, lo que la orquesta detrás del solista respecto al legendario daiquirí, aquel trago en el que Hemingway gastara una fortuna en sus años habaneros del Floridita, que es decir las dos terceras partes de su vida en La Habana.

En la cocina, criollo, jugoso, con sus semillitas listas para reproducirlo, cortada su cáscara en finas tiritas, ponía el limón el punto en las íes del arroz con leche, la natilla y otros platos caseros.

Igualmente, servía de curativo o de alivio en numerosas enfermedades, y galante, deseoso, con hábil, enjundiosa fragancia, se entregaba por entero a las mujeres para que luego de haberles ayudado en el lavado de la cabeza dándole brillo y suavidad al pelo, se lo untaran por el cuerpo.

Y cuando llegaba la visita o rompían los meses de calor haciendo en la casa sacar abanicos y pencas, a la jarra el limón, hecho zumo, con agua y azúcar y hielo, y a lo mejor una ramita de hierbabuena, a servir de limonada ofrecidas por el ama de casa o por la muchacha soltera de la casa, si el visitante fuera un pretendiente o alguien a quien por su posición social o económica los padres de la muchacha quisieran endosársela.

Pero eso fue antes, eso fue en su encarnación pasada. Hoy en Cuba el limón lleva el camino póstumo del día de los Reyes Magos, de las procesiones de Semana Santa, de los carnavales de verdad, y de todo lo que en la Isla se ha extinguido en los últimos 50 años y ya empieza a ser un párrafo que borraron en el pizarrón y del cual se habla cada vez menos, generalmente sin recordar del todo qué decía.

Si antes se daba aun en los caminos y en los potreros, donde salvaje alfombraba de un amarillo oro los suelos al gotear, y era por eso mismo tan abundante que por dos centavos le daba a uno el chino del puesto de viandas un cartucho lleno hasta los topes, hoy, cuando aparece, cuesta $1 o $1.50 (la última vez que se le vio estaba a $2), y no es un limón, es una cosa ahí sin zumo, todo fécula, aunque ácida y con apariencia de limón, tal vez "luchada". Es decir, "expropiada" con disimulo por empleados de confianza en las importaciones de vegetales de todo tipo, desde el limón del cuento, pasando por los tomates, la lechuga y el resto de las hortalizas, que desde años atrás tienen que realizar las empresas turísticas del país para el consumo de sus hoteles y restoranes.

Veo el funeral resultado de la agricultura cubana, no obstante las feraces y extensas tierras ociosas de que la Isla dispone. Por lo que en esta hora de luto levanto enérgico la mano para proponer al ya casi difunto limón criollo para logotipo de dicho desolador, escalofriante cementerio.

© cubaencuentro

6 Comentarios


6 by LIMON PARTIDO (Usuario no autenticado) 06/08/2008 5:00

YO PROTESTO, PUESTO QUE YO SIGO SIENDO EL BIZRREY DE LAS FRUTAS CUBANAS... LO QUE SUCEDE ES QUE ME METAFORCIE...Y ME HICE CIUDADANO CUBANO, CON LIBRETA DE RACIONAMIENTO Y TODO...HASTA CARNE DE IDENTIDAD TENGO... FIRMA... UN LIMON CUBANO

5 by El anticomunista (Usuario no autenticado) 05/08/2008 18:20

Yo no comprendo nada,para que los cubanos quieren un limon acido, cuando sus vidas ya esta bien acida, verdaderamente hay que ser masoquista.

4 by Naranja Dulce (Usuario no autenticado) 30/07/2008 23:00

Aqui en Europa la gente no me cree cuando les cuento que, antes de la mugre, por mi modesta barriada habanera pasaban varios "vianderos" que empujaban gloriosas carretillas (mas bien, carretas) en las que se amontonaban todas las frutas y los vegetales imaginables: malanga, boniato, calabaza, chayote, yuca, chirimoya, mango, mamey, nispero, guanabana, capuli, (" que hara ahora mi andina y dulce Rita / de junco y capuli...."_ yo no tuve que esperar por Vallejo para conocer la palabra y la pulpa) y, sobre todo, "naranjas de china dulce y a diez por medio limones". Me pregunto cuantos cubanos nacidos despues de 1959 pueden siquiera reconocer esos vocablos e imaginar lo que designan. Claro, toda esa cornucopia estaba reservada a unos pocos millonarios que venian en Cadillacs a comprarla a mi modesta calle habanera. Nosotros, que eramos pobres, solo comiamos tilapia transgenica y masa carnica. Hasta la victoria siempre...

3 by Alivio Penas (Usuario no autenticado) 30/07/2008 17:20

El limon se hace obsoleto en Cuba. LimoNADA si no tenemos azucar, para las carnes,cuales?

2 by Largala'pataaaa (Usuario no autenticado) 30/07/2008 16:40

Ahorita algun anormal de los que no faltan en Biranlandia descubre los "poderes' anticancerigenos del marabu y va y le entrega las primeras pocimas al zanganazo en jefe para que este a su vez se lo agencie como un fruto genuino del proceso robolucionario. Que nauseabundos!

1 by l.s. (Usuario no autenticado) 30/07/2008 12:40

Recuerdo con nostalgia, mi niñez, cuando frente a mi casa habían dos puestos de frutas, uno el de Curro, un español afincado en Cuba desde hacía muchos años, y que ofrecía todo tipo de frutas, desde las más típicas de la tierra, recuerdo las naranjas que ahí mismo pelaban para poder comérselas mejor, hasta otras exquisiteces provenientes de California, como podían ser las peras y manzanas, frutos exóticos que a mi me encantaban. El otro puesto era el de un señor "de color" adonde mi mamá me enviaba a comprar los plátanos para freir y que tenía unos precios más económicos. Cerca de casa, todo el que tuviera un pedazo de jardín, tenía algún limonero. Que tristeza ver que ya todo eso no son más que recuerdos que envueltos en una niebla se empeñan en desaparecer a pesar de los esfuerzos que hace mi memoria por manternerlos vivos.

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