El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, salió en libertad bajo fianza el jueves por orden de un juez.

El australiano de 39 años enfrenta pedidos de extradición de Suecia para responder a denuncias de violación y otros delitos sexuales.

Assange, quien se entregó a la policía británica hace una semana, dijo a los periodistas frente a la sala del tribunal superior que estaba encantado de respirar el aire libre y mantendría su alegato de inocencia.

La orden judicial lo obliga a permanecer en un domicilio registrado —la casa de campo de un admirador suyo— respetar un toque de queda y usar un aparato de monitoreo electrónico.

Assange no precisó sus planes inmediatos pero aclaró que el tiempo pasado entre rejas le permitió ponderar el estado de los internados en otros reclusorios. Al terminar la lectura de su nota no respondió a las preguntas de los periodistas.

Assange se dirigió a la residencia campestre de Vaughan Smith, un partidario de WikiLeaks y fundador en Londres del Frontline Club para periodistas. Assange tendrá que presentarse además ante la policía cada día, según estipuló el juez Duncan Ouseley.

El fundador de WikiLeaks vio mancillada su reputación por las acusaciones de delitos sexuales, presuntamente cometidos durante su visita a Suecia a mediados de año y que motivaron a sus seguidores a sostener que es perseguido por motivaciones políticas.

Dos mujeres han denunciado a Assange por delitos sexuales durante incidentes separados ocurridos en agosto en Suecia, aunque no ha sido judicialmente encausado.

Los abogados de Assange sostienen que las denuncias obedecen a una disputa sobre “relaciones sexuales consentidas pero no protegidas” por un condón y agregaron que ofreció ser interrogado mediante una conexión de video o personalmente, pero en Gran Bretaña.

La abogada Gemma Lindfield, que representa Suecia, dijo que las denuncias han engrandecido la reputación de Assange entre sus seguidores, que “las consideran parte de una conspiración más amplia”. Agregó que permitir la excarcelación de Assange y sus tenues relaciones con quienes prometieron contribuir a su fianza hace que “exista un verdadero riesgo” de que huya.

Empero, el magistrado sostuvo que cuando Assange llegó a Gran Bretaña, pidió a sus abogados que contactaran a la policía para darle su paradero.

“No es la conducta de una persona que intenta evadir la justicia”, sostuvo Ouseley.

La fiscal sueca Marianne Ny aclaró que el fallo de la fianza no cambiará la investigación sueca en curso, y que el pedido de extradición será administrado por las autoridades británicas.

La próxima audiencia judicial sobre la extradición de Assange tendrá lugar el 11 de enero.

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