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Europa del Este

Historia de un genocidio

Ucrania rememora los millones de campesinos asesinados por Stalin.

Una sesión especial reciente del Parlamento Ucraniano consideró que "la hambruna de 1932-1933 fue un acto deliberado de terrorismo que ocasionó la muerte a más de 10 millones de personas", y anunció que el gobierno de ese país planea construir un Memorial a las Víctimas de Stalin en Ucrania.

Por su parte, historiadores de la Academia de Ciencias de Ucrania, después de estudiar los documentos desclasificados por Moscú sobre aquella época, han afirmado que la implantación en la antigua URSS de la colectivización forzosa de la agricultura, por órdenes de Stalin, "fue un método de los comunistas de Moscú para eliminar por hambre, crímenes masivos y deportaciones hacia Siberia a los kulaks o campesinos ricos ucranianos, a quienes consideraban sus enemigos de clase".

Los historiadores explicaron que el proceso llamado "deskulakización" sirvió además a Stalin para quebrar las corrientes dentro del Partido Comunista Ucraniano que estaban a favor de la retirada de los rusos y defendía los valores culturales de su nación. Por estas razones habrían muerto, según historiadores, entre 7 y 11 millones de personas en Ucrania, Kazajastán y la región norte del Cáucaso, donde también vivía la etnia ucraniana.

¿Cuánta gente murió en total durante la deskulakización y el período de hambruna? Aunque hay diferencias entre las fuentes, todas apuntan a millones: el gobierno Ucraniano admite "más de 10 millones". Una fuente de la Academia de Ciencias de Ucrania dijo a Encuentro en la Red que las víctimas sobrepasaron los 11 millones. Sin embargo, datos de la época publicados en el diario Forward de Nueva York, en 1933, hablan de seis a ocho millones, mientras que el censo poblacional soviético da una disminución de la población ucraniana entre 1926 y 1939 de cuatro millones de personas; en contraste, en ese lapso, la población de la URSS creció un 16 por ciento.

¿Por qué durante tanto tiempo la tragedia quedó olvidada?

Alexandr Kuchinsky, de la Academia de Ciencias de Ucrania y sobreviviente de aquella época, dijo a Encuentro en la Red: "Este crimen, que costó tantas vidas como las del Holocausto, se mantuvo ignorado porque, en primer lugar, a diferencia de lo que pasó en Alemania, en la ex Unión Soviética no había manera de investigar las causas de la hambruna. Pero también hay que tener en cuenta que los nazis fueron totalmente derrotados y a excepción de minúsculos grupos, nadie los ha endiosado".

Agregó que, "en cambio, la URSS tuvo y todavía tiene a muchos, quienes por ideología o por ignorancia la defienden. Además, la URSS se desintegró sin batallas y, de cierta manera, el régimen de antes cambió de camisa y se convirtió de la noche a la mañana en nacionalista y patriota. No hubo un juicio a los culpables como en Nuremberg, no hubo ajuste de cuentas con los funcionarios y políticos; todo quedó disfrazado".

Esta opinión es compartida por el historiador británico Robert Conquest, quien en su libro La Cosecha del Dolor afirma que, a diferencia de Hitler, Stalin nunca escribió ni dijo sus verdaderas intenciones. Stalin ordenaba las ejecuciones, borraba los archivos y mandaba a matar a los testigos. Después negaba los hechos y decía que los muertos eran enemigos del socialismo.

Pero, después de la desintegración de la URSS, salieron a la luz los archivos y quedó demostrado que Stalin sabía que cientos de miles de campesinos eran asesinados, cuando corriendo desesperados trataban de buscar comida.

¿Qué opinan los rusos de hoy sobre esta historia? Tamara Shakalin, quien fue secretaria de Gorbachev en tiempos de la Perestroika y reside hoy en Praga, afirmó a Encuentro en la Red: "He leído lo que se ha publicado sobre la hambruna en Ucrania y no me extraña. Esos episodios de la era estalinista llenan de vergüenza nuestra historia, pero creo deben ser conocidos, no para resaltar el sentimiento anticomunista, sino para ayudar al mundo a conocer la verdad sobre el pasado y comprender el presente en Rusia y en las ex repúblicas soviéticas".

Los hechos

La primera orden de eliminar a los kulaks la dio Lenin en agosto de 1918. "Ordenó a los Comités de Campesinos Pobres confiscar las semillas a los campesinos ricos para la cosecha de las tierras estatales" y, en especial, pidió a los campesinos pobres comunistas en Ucrania "ahorcar al menos a 100 kulaks y confiscar sus propiedades para dar un ejemplo".

En 1924, Lenin pasa el poder a Stalin y éste idea el programa de colectivización forzosa, como un arma para eliminar a sus oponentes en Ucrania y el Cáucaso y romper su identidad nacional. Así fue lanzada la política de deskulakización durante el XV Congreso del Partido Comunista Soviético (diciembre 1927), que tuvo su apogeo en abril de 1929, cuando junto con la colectivización forzosa se dio la orden de eliminar a los kulaks como clase.

En Ucrania, la colectivización tenía también el objetivo de destruir la base social del nacionalismo, reflejada en la agricultura del campesino independiente. ¿Quiénes eran los kulaks? Eran campesinos propietarios de tierras y de algún ganado. Se calcula que a fines de la Primera Guerra Mundial, el 15 por ciento de los campesinos de Rusia eran kulaks.

Hay que tener presente que la población ucraniana combatió a los terratenientes durante la revolución de 1917 para realizar su sueño: poseer tierra. Pero cuando los bolcheviques ocuparon Ucrania y ordenaron la colectivización de la tierra, los campesinos se resistieron y trataron de mantener su lengua y su cultura.

La campaña contra los kulaks no tenía una consideración económica, sino ideológica; querían deshacerse de una población capaz de organizarse y resistir la colectivización. Los que resistían eran ejecutados o enviados a campos de trabajos forzados en Siberia.

Los sobrevivientes

Un sobreviviente cuenta: "Sin zapatos, mal vestidos y arracimados en vagones de ferrocarril, éramos transportados a la región de Murmansk, donde había dos metros de nieve y temperaturas de 75 grados bajo cero. Sin siquiera un hacha debíamos derribar árboles y construir chozas para guarecernos. En dos semanas todos los niños, los enfermos y los viejos habían muerto congelados".

Olga Sokotka recuerda que en 1933, cuando tenía 10 años, solían comer yerba, raíces, ranas, pájaros y algunas veces lombrices. "Estábamos desesperados por el hambre, nunca olvidaré aquella sensación". En sus brazos murió su hermanita menor, le pedía un pedazo de pan. También recuerda que en medio de aquella situación llegaban las brigadas comunistas a requisar el grano y se llevaban incluso lo que había para semilla.

La gente salía a los caminos, trataba de llegar a otra parte, y entonces eran interceptados, tiroteados y rematados por las brigadas y los "activistas" armados. Los campos estaban rodeados de cercas y la gente caía al suelo inconsciente, de hambre, frente a los sembrados que no podían alcanzar.

Los kulaks que quedaron en Ucrania y el Cáucaso no corrieron mejor suerte. Los sobrevivientes, como el historiador Kuchisky, cuentan: "Algunos kulaks mataban su propio ganado antes de entregarlo, muchos murieron durante las semanas que duró la transportación hacia los campos de trabajos forzados y otros miles fusilados". Marika Saraika, que entonces tenía 12 años, recuerda a su abuelo, uno de los deportados: "nunca supimos nada más de él".

La requisa del grano

En el otoño de 1930, Stalin exige a Ucrania una tercera parte de su cosecha. Resultado: al final del año, el 78 por ciento de los koljoses no pudieron pagar a los campesinos y estos recibieron la mitad de granos que se daba a los demás ciudadanos de la URSS. El año siguiente, 1931, Stalin pide la misma cuota de grano, pero la cosecha había sido un 20 por ciento menor. Entonces ordena al ejército requisar el grano donde lo hubiera. Cuando comenzó la primavera del año 1932, no había grano para alimentar a la población.

Para prevenir que los campesinos se alimentaran tomando el grano del campo, se dictó un decreto en agosto de 1932 que imponía la pena de muerte "a quienes roben la propiedad socialista". Se estableció un servicio obligatorio de entregas en cada koljós y la cosecha se militarizó. Se pasaba por las armas a los funcionarios y campesinos que no cumplían con la cuota. A fines de 1932 se dictó el bloqueo de las aldeas que no cumplían con el Estado.

Durante el Congreso XX del Partido Comunista de la URSS, en 1956, Khrushchev reveló que Stalin había planeado en aquellos tiempos deportar a todos los ucranianos a Siberia, pero desistió porque eran muchos y no había dónde ubicarlos.

Mentiras y canibalismo

"Los comunistas dijeron que la hambruna se originó debido a una mala cosecha, pero eso fue mentira", dice Kuchinski. La cosecha de ese año fue una de las mejores de la historia, pero la mayor parte fue requisada y se pudrió en los transportes y ni siquiera pudo llegar a Moscú. La gente comenzó a morir como moscas.

Según esta fuente, sólo en 1933 murieron al menos siete millones en Ucrania, sobre todo mujeres, niños y ancianos. En el mes de mayo, la calamidad alcanzó el clímax y comenzaron a aparecer casos de canibalismo. En uno de los documentos figura un juicio donde dos hermanos confiesan: "Sí, nos comimos a nuestra propia madre, que murió de hambre, y nos comeríamos al propio Stalin si se nos pone delante". Los hermanos fueron fusilados.

Hubo casos de madres con varios hijos que sacrificaron a uno para que los otros comieran. La gente se convirtió en esqueletos vivientes.

Todavía hoy, dice Kuchinsky, cuesta trabajo que la gente hable de aquellos tiempos. "Tienen miedo, el fantasma de Stalin todavía nos persigue".

© cubaencuentro

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