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Actualizado: 01/07/2024 13:46

Zoé Valdés, Cuba, Política

Zoé Valdés, una cubana necesaria

Entrevista con la escritora, quien ha presentado en Madrid su nuevo libro, un derribador de mitos sobre la complacencia de la progresía mundial que continúa salseando con la dictadura castrista

Zoé Valdés Martínez (La Habana, 1959) nunca pasa desapercibida, aguda y polémica, se plantó en el universo literario con La nada cotidiana —un desgarro audaz de mujer ante la barbarie— y tuvo la coherencia de no olvidar la memoria dolorosa de Cuba con las glorias literarias y las luces de París.

Acaba de estar en Madrid para presentar su último libro, Yo acuso, Cuba llora, que es un derribador de mitos sobre la complacencia de la progresía mundial que —desde cómodas butacas democráticas y prósperas— continúa salseando con la dictadura castrista, la más vieja y mentirosa de Occidente.

La entrevista fue interrupta por majaderías de su jodedora gata, pero Zoé se disculpaba y atendía a la felina sin perder el hilo, la idea, la palabra, el compromiso con la libertad; sin perder de vista que —como advertía Guillermo Cabrera Infante— “lo peor del dragón está en la cola”.

Tu exilio te ha convertido en una espectadora privilegiada de la decadencia de Francia. ¿Qué ha pasado, cómo tu otra tierra de adopción ha llegado a la actual crisis?

En tiempos de crisis generalmente la literatura se reciente en su contenido; aunque yo sigo escribiendo sobre mis temas, pero para vivir con honestidad debo también aceptar los encargos de urgencia. Sabes que siempre he dado mi opinión, como cualquier escritor de este planeta, contrario a lo que hacen algunos escritores cubanos. El 7 de octubre fue un momento crucial para la humanidad, tras el pogromo en Israel, y las consecuencias nefastas que hemos visto y vivido, di mi opinión, y también debí asumir las reacciones de los antisemitas de este país que me atacaron y se vengaron. Pero estoy acostumbrada, lo de Cuba ha sido parte del entrenamiento para seguir defendiendo la verdad y enfrentándome al odio de las tiranías donde quiera que se manifiesten. Mi obra literaria seguirá siendo lo que ha sido, porque no me voy a hundir, nadie podrá contra mí. Voy con Dios.

Aparte de Cuba y Francia, España es tu otra gran preocupación, ¿cómo se ve la Madre patria desde el otro lado de los Pirineos?

Cuba es mi primera preocupación. Hoy sitúo en el mismo nivel a España. España me hizo persona, y tú has sido testigo de eso. España me dio identidad y vida, lo necesario para que yo pudiera seguir luchando el día a día. No quiero lo que sucedió y todavía sucede en Cuba para España, que es mi segundo país. No lo deseo y combato cada día desde mis posibilidades para que no ocurra. Francia es mi cuartel, pero ha sido también mi universidad del pensamiento. En España y en Francia aprendí la libertad, en Francia pude pensar, y aprender a pensar en el sentido que le dio Félix Varela al pensamiento. Como sabes vivo ahora entre Francia y España, porque vivo también en el país vasco, en Carranza, en medio del campo, en la casa de los padres de mi querida Enaida Unzueta, que vive en Miami. Yo que he sido siempre tan habanera, tan de ciudad y asfalto, pues me descubro amando el campo, las cabras, las yeguas, los caballos, y feliz en medio del bosque de Varennes. Ya ves, cómo evoluciona el ser humano inmerso en la normalidad y el quehacer en libertad. Yo veo a España en su dimensión histórica y literaria, en toda su grandeza.

¿Tu compromiso con Vox implicará que te mudes a Madrid o vas a permanecer en la tierra donde creció y se formó tu hija?

Mi compromiso con España y con VOX requiere que esté cerca, en Madrid preferiblemente. Pero mi casa sigue estando por el momento en Francia, donde como bien dices se ha educado mi hija, que ya tiene su Máster II, y donde está enterrada mi madre, en el cementerio de Père Lachaise, cerca de Colette. A ella le hubiera gustado estar en el panteón familiar en Cuba, pero por lo pronto deberá esperar cerca también de Marcel Proust.

Vámonos a Cuba, en tu último libro alertas del peligro del neoanexionismo y recuerdas el papel nefasto de Estados Unidos en la historia de la Isla. ¿Con una probable victoria de Donald Trump aumentaría el riesgo o disminuiría?

A estas alturas no espero nada de Estados Unidos. Esperarlo como la novia vencida y fiel sería de idiotas, y Trump en cualquier caso será el presidente de ese país, él lo ha dicho: “America First”, lo que por otro lado es normal. Sería extraordinario que Trump rompiera con los esquemas seguidos hasta ahora con Cuba por los sucesivos gobiernos norteamericanos, que pasan por la ideología y no precisamente por la economía, pero de cualquier modo Cuba debe deshacerse de ese fantasma tan próximo que no ha hecho nada por nosotros, y que solo ha mantenido un lenguaje ambiguo. Estamos solos, Cuba debe saberlo, y debiera insertarse en el mundo al que perteneció y pertenece, que es sobre todo Europa. Cuba soberana, pero Cuba española también. Debemos reconstruirnos, de otra parte, sin pedir nada a nadie, para no deber nada, peso a peso. Las remesas debieran servir para eso y no para aumentar las barrigas de los tiranos y sus esbirros.

Más de mil presos políticos, hambre, oscuridad, dengue y Oropuche, ¿imaginaste el actual desastre o ha sido peor de lo que pensabas?

No, lo siento, yo sí me he imaginado esto siempre. No porque haya sido derrotista, sino porque soy realista en cuanto a las tiranías totalitarias de corte comunistas. Cuba es una variante nada sui generis. Lo único sui generis que tuvo fue Fidel Castro y ya no existe, ni en el recuerdo, al menos para mí, cuento con que para muchos también sea lo mismo. Pero del mismo modo imagino que esa Cuba eterna podrá ser alcanzada de nuevo, y que conseguiremos rescatarla del abismo y resituarla de nuevo en el pedestal que le corresponde.

¿Qué papel podría desempeñar Europa en el desenlace cubano?

Europa debiera de interrumpir cualquier ayuda y condonaciones de deudas permanentes a la tiranía, hay que ahogar a la tiranía, que es la única que se beneficia de esas ayudas y adelantos de pagos. Cuba históricamente y por derecho es hispano-caribeña y antillano-europea, y España pudiera desempeñar un papel esencial en el camino a la recuperación moral y económica. Por ejemplo, los hoteleros de Meliá y otros llevan décadas esperando a que Cuba les pague las numerosas deudas. Los cubanos pagaremos esa deuda en el futuro cuando ellos nos paguen los años de esclavitud en la que —dictadura mediante— han mantenido a esos trabajadores cubanos, mal pagados, mal vestidos, mal alimentados. Una forma de pagarnos es ayudarnos a reconstruir el país, no solo desde la restauración del ladrillo, sobre todo desde la educación y la salud, en calidad auténtica y científica. Nos han arrebatado mucho, y podemos negociar para que todas las partes no sigan siendo afectadas como ahora, y se vean comprendidas y remuneradas, mediante el emprendimiento individual y la reconsideración de los valores verdaderos.

¿Cómo ves a la oposición anticastrista, qué le falta, qué le sobra?

A la oposición castrista le falta estudios, deben estudiar más, y ser menos arrogantes con tanta ignorancia, aunque hay excepcionalidades. A la oposición castrista le sobran discursitos, todos quieren opinar sin tener nada en la cabeza, o muy poco. Pero en muchos casos a la oposición castrista habría que calificarla de valiente, porque en Cuba en los períodos más intensos de represión, se han enfrentado corajudamente. Y es la razón también por la que hay tantos presos políticos, y la represión aumenta. Cuando la represión aumenta en los países comunistas sólo significa una sola cosa: la tiranía teme y el pueblo la enfrenta con valor. Mi libro está dedicado a los Presos Políticos Plantados, a Alpha 66, a la gloriosa Brigada 2506, y dentro del libro hablo de Oswaldo Payá, de Harold Cepero, de Laura Pollán, de Orlando Zapata Tamayo, como hoy puedo mencionar a Eduardo Cardet, a Rosa María Rodríguez Gil, del Movimiento Cristiano Liberación, a Guillermo Fariñas y a FANTU, a las Madres de Negro, como a las Damas de Blanco. Las madres cubanas son muy valientes, y ellas cotidianamente, así como las abuelas, nunca han dejado de hacer oposición.

Cuba llora, yo acuso. Zoé Valdés. ZV Lunáticas, 61 páginas. Ya disponible en Amazon.

© cubaencuentro

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