Tres años después de su primer disco, Julio Fowler nos sorprende con su último trabajo , Buscando mi lugar (2006), donde se adentra en el difícil camino de redefinir estéticamente su posición frente al hecho musical en las circunstancias del mercado globalizado.

La nueva entrega de Fowler, la mejor en su trayectoria, cuenta con excelentes arreglos de José Mestre, muy bien encajados en la propuesta musical del cubano. Buscando mi lugar incluye un rosario de temáticas que van desde una visión introspectiva de la inmigración, pasando por la reflexión en torno a la ciudad como centro productor de una subjetividad tensa y contradictoria con el contexto que habita, hasta una implícita reflexión sobre la frivolidad como característica "esencial" de la sociedad espectacular de estos tiempos.

'Dale mambo' fue su primer disco en solitario, donde planteó un equilibrio entre el pop anglosajón con acento groove y la música popular cubana. ¿En 'Buscando mi lugar' se desplaza hacia un protagonismo mayor del pop?

Bueno, no sé con certeza qué es el pop. A veces ese término se está refiriendo a una estética, a un estilo o ritmo musical, y otras veces a un fenómeno de venta y consumo masivo y global. Aquí en España, por ejemplo, La Oreja de Van Gogh es pop; en Estados Unidos, Michael Jackson es (o era) el "rey del Pop"; sin embargo, son estéticas diferentes.

Aunque mi nuevo disco tiene un ingrediente pop y una lectura en ese sentido, creo que se desplaza hacia un mayor protagonismo de la fusión. Este disco se abre descaradamente a la fusión, porque esa es mi divisa creativa. Respecto del anterior, con este se amplía mi interés por seguir fusionando en clave de canción los ritmos y sonidos que viajan conmigo desde siempre, que me han influenciado y de los que me voy influenciando. Es decir, dentro de sus ingredientes hay elementos sonoros, armónicos, melódicos y estilísticos que vienen del jazz, el funky, el R&B, el bossa, el flamenco y de la música cubana, por supuesto.

No obstante, si tú observas o sientes un desplazamiento mayor hacia el pop será tal vez porque eso que llamamos pop tiene muchas caras o se le puede vestir con diversos ropajes sonoros y es, por lo tanto, un género de lo más elástico y flexible.

Firma la dirección musical de 'Buscando mi lugar'. Para un cantautor como usted, ¿esto significa una ventaja o una desventaja?

Dirigir este proyecto ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Apostar por mi música, involucrarme en todo su proceso creativo y productivo de manera independiente, ha sido un aprendizaje continuo y una aventura fascinante. Quién mejor que tú para apostar por ti mismo… No veo desventaja alguna, sino todo lo contrario.

¿Pensó en el riesgo de no estar lo suficientemente distanciado de su trabajo de cara a la crítica?

Sospecho que en cada creador hay un crítico, o un "detector de mierda", como dicen algunos amigos, pero, al menos en mi caso, esa función está subordinada, relegada a un segundo plano mientras estoy en el proceso de creación. La crítica es un ámbito más analítico o más deconstructivo si se quiere y la tengo en cuenta sólo a posteriori, justo porque es un hacer post-creativo. Es decir, aparece una vez que el producto o la obra de arte, o el objeto de razonamiento, están concebidos y de alguna manera socializados.

Ahora, por ejemplo, estoy en mejores condiciones para elaborar una crítica de mi propio trabajo, hay una distancia de todo lo que fue el proceso y me es posible reflexionar sobre sus aciertos y desaciertos; pero es mucho más interesante conocer el punto de vista de los demás. La mejor crítica que pudiera hacerle a este disco es grabando el próximo, pero eso demora. De todas maneras, no veo riesgos entre obra y crítica, sino más bien una sana y estimulante complicidad.

En su factura estética, tanto en lo textual como en lo musical, ¿'Buscando mi lugar' significa un cambio de posición como profesional en las actuales circunstancias de una cultura globalizada?

Por supuesto. Al ser este disco resultado de una iniciativa independiente; donde he podido proyectar y desarrollar (con la contribución de amigas/os y cómplices) mi propia producción; donde soy el dueño del master y por lo tanto controlo sus posibles beneficios económicos; al ser un proyecto en el que no existe temor al éxito o al fracaso; donde no hay que rendirle cuentas nada más que a mi conciencia, entonces la libertad creativa, el atrevimiento, el riesgo y el compromiso intelectual y moral suelen desplegarse sin más limitaciones y obstáculos que los que hay en mí mismo.

De Dale Mambo, título que suena festivo, a Buscando mi lugar, que suena filosófico, reflexivo, hay un cambio considerable, ¿no crees?

¿Qué camino ha seguido desde 'Dale Mambo', imbuido en una atmósfera más eufórica, hasta las reflexiones que propone, por ejemplo, en 'Pasándolo mal', tema incluido en este último disco?

He vuelto a retomar una actitud abandonada transitoriamente en Dale Mambo (que iba por otros derroteros). He vuelto a mi esencia como cantautor, cuando hacíamos con el grupo Estado de Ánimo aquellas canciones rebeldes como Chico Suave, La Monalisa o Tienda en Neptuno. Es decir, he vuelto a hacer de la canción un instrumento con peso crítico, social, comprometida con los dramas y el malestar de nuestro tiempo; malestar que, en nuestro caso, trasciende el malestar insular, pues se instala en la perspectiva de la inmigración, de la diáspora.

¿'Pasándolo mal', tema que da título a uno de los videoclips, puede tomarse como un muestrario en imágenes de las preocupaciones que propone en su nuevo disco?

Por supuesto, Pasándolo mal es un tema paradigmático en ese sentido. En el centro de su planteamiento se halla el drama de la inmigración, drama que vertebra el núcleo duro del disco y a través del cual trasluce la fragilidad de las sociedades democráticas en las que vivimos. Pero también en la canción Balsero, mediante la fábula aprovecho para plantear el drama de los que huyen del régimen de Castro y su relación con todos los que huyen en el mundo: esas almas en fuga de las que tú y yo también somos parte.

Somos esa tropa universal a los que se nos hace difícil o imposible, por una u otra causa, vivir en nuestros países de origen y también en los de acogida. Somos, como dice el pensador español Fernando Savater, los que "irrumpen desde el exterior en el círculo de identificación" de las sociedades opulentas, provocando la alarma política y social, engrosando así ese ejército de ciudadanos de segunda en busca de su lugar en el mundo.

Es difícil permanecer ajeno a un drama que vivo en primera persona y al mismo tiempo comparto con muchos otros seres humanos del planeta.

Referencias:

Julio Fowler: 'Un son diferente'

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