Los que aquí se expresan, con un lenguaje tan "plural" como el que critican, debían tomarse el trabajo de leer los libros premiados antes de hablar lanzar tantas diatribas. Tanto en Cuba como fuera de ella se escriben y promueven buenos y malos libros, unas veces con criterio político y otras, como en algunos de los premiados (que sí he leído) con códigos estético-humanísticos de inngebales valores. El mercado y la política, ambos heraldos negros de lo extraliterario, imponen su tiranía en la mayoría de los escenarios del mundo y condicionan a más de uno, aquí y allá. Los escritores que vivimos en Cuba, no vamos a renunciar a escribir porque desde cualquier sitio se nos devalúe políticamente. No todos son del Partido Comunista (por ejemplo, yo), aunque muchos simpatizamos con el ideal humanista del socialismo; la mayoría sostenemos actitudes críticas sobre aspectos de la sociedad cubana. Si los que hablan así de sus colegas-compatriotas poseyeran el poder que tanto critican, acaso fueran más excluyentes que los de la raza aria en su momento. La mayoría de los escritores que vivimos en la Isla leemos con atención todo lo que nos llega de los cubanos residentes en el exterior, independientemente de la actitud política que sostengan. Y el criterio artístico es el que predomina al valorar tales textos. Las valoraciones políticas que como críticos podamos incorporar dependen más del carácter político de la obra que de la posible "servidumbre política" del crítico. Si determinadas posturas oficiales no coinciden con esas valoraciones, eso no es culpa de los escritores, y no se les debe identificar con esas posiciones. En lo personal tengo excelentes relaciones con algunos escritores residentes en el exterior, he escrito y publicado sobre ellos, y nos respetamos y queremos mucho. Ojalá todos fueran como Felipe Lázaro, Félix Luis Viera, Abel Germán Díaz Castro, René Vázquez, Daniel Iglesias Kennedy o Pío Serrano. Nos entenderíamos mejor y nos respetaríamos más, que falta nos hace.

JAjjjjaaaaa. En Cuba hay critica literaria. En Cuba lo que hay es cara dura literaria.

Hay carencia de "títulos" en español en nuestra literatura más sobresaliente, ¿no? Ni los premiados, hipócritas y mediocres, ni el jurado, más mediocre y envidioso aún, valen nada más que esos premios politizados y "aliterarios". Por uno bien otorgado (recuerdo a Luis Rogelio Nogueras, premio Casa de Las Américas de poesía, 1981, por "Imitación de la vida") hay cien pruebas de que es la postura política más que el valor literario lo que decide en ese antro de envidia que es la UNEAC. Dictadura creativa, o creación de molde, o como quiera llamarse, es más de lo mismo.

De acuerdo, ningún premio dado sin democracia, sin alternativa, tiene valor alguno. Nunca sabremos cuántos buenos libros fueron eliminados por Casa de las Américas (rojas) o por la UNEAC y sus secuaces, por ser opositores, contrarios, a las líneas del Partido Comunista de Cuba. Tampoco cuántos magníficos textos no fueron enviados por miedo de sus autores a la represión y a la cárcel. Ningún premio de Cuba desde 1959 hasta que termine la tiranía tiene valor alguno. Son premios comunistas, como el Lenin. Desde ahora están devaluados.

A ver, a ver, si la Reina María es tan patriota, ¿por qué no se indigna y dice que ella no acepta premios de una tiranía? Sólo así podría levantar cabeza cuando todo acabe. Ningún Premio que se da en la Isla, incluyendo el Casa, tiene valor, son mediatizados, dados por la izquierda. No son premios democráticos, en competencia real. Así que todos los que han ganado, desde que se instauró el imperio, no tienen valor alguno. Son galardones dados por el Castrofascismo. Tienen el mismo valor que si los hubiera ofrecido el nacista ministerio de cultura de la Alemania de Hitler. Entonces los hubieran ganado los italianos que apoyaban a Mussolini y los germanos seguidores de la macabra dirigencia nazi. En Cuba es igual. Vaya vergüenza no sólo de quienes los otorgan, sino de quienes los reciben que es peor. También es criticable los que en el exterior resaltan como una noticias los Premio de un estado imperial, represivo y tiránico. Y a ver si la Rodríguez si es realmente una poeta y no una poetiesa, se llena de dignidad. Es buen momento de alzarse y limpiarse un poco en nombre de la Patria y de su libertad.