Francisco de Jesús Rivera Figueras (Marianao, La Habana, 1948), mejor conocido como Paquito D’Rivera, ThePaq-Man, es un músico de compañía para nostalgias imprevistas. Uno que anda perdido en las travesías de un exilio que parece prolongarse, despierta siempre con la añoranza de los olores de la infancia y la ausencia de la brisa salitre del mar. Hay un árbol que no es nuestro. Murmullos de los vecinos: voces extrañas. El destierro, alejamiento. El desarraigo, olvidar las cadencias. La música de Paquito propicia que nunca nos separaremos de los atributos que nos designan. Cuando presiento el asomo del sollozo, acudo a uno de sus discos y reintegro el anhelo. Sus solos de sax o cualquier acompasada corrida melódica del clarinete puede ser el mejor remedio para el desamparo. Mi vecino mexicano, me ha dicho muchas veces, a través del retumbo de la pared que compartimos: ¡cubano, repite eso!: he tenido que volver a poner “Cicuta Tibia” ese perturbador danzón de Ernesto Duarte que el autor de Mi vida saxual armoniza con figuraciones magistrales en el álbum Tropicana Nights.

Más de 40 producciones musicales, nueve Premios Grammy y múltiples reconocimientos en diferentes países, Paquito D’ Rivera es uno de los jazzistas cubanos de mayor prestigio en la actualidad. Estudió clarinete, composición y armonía en el conservatorio de su ciudad natal. Fundador de la Orquesta Cubana de Música Moderna y protagonista clave del legendario Grupo Irakere.

Sax alto de impresionante ataque, improvisación nerviosa y cuidadoso acatamiento melódico, se palpan algunas carices de Lester Young, Paul Desmond y Lee Konitz, sobre todo cuando ejecuta boleros. En los últimos años ha regresado al clarinete con laudable pericia ejecutoria (Habanera, The Jazz Chamber Trío…): la revista Downbeat lo ha nombrado por tercer año consecutivo, “Clarinetista del Año” (2007, 2008, 2009). Admirador de Benny Goodman nos cuenta: “A mediado de los años cincuenta, mi padre –que era un saxofonista clásico-- llegó a casa con un LP que decidió mi vida de una vez y para siempre. Era una grabación en vivo de Benny Goodman en el Carnegie Hall”.

En JaZZ – ClaZZ/Paquito D’Rivera Quintet/Trío Clarone (Straight Songs, 2010) rinde claro y puntual homenaje al clarinetista judío. 14 composiciones que se columpian entre música de cámara, retumbos afrocubanos y jazz. Valses, afro, bop, tangos, blues, clave, contradanzas y danzones en una apuesta donde las lidias del trombón de válvula y la trompeta (Diego Urcola) motean los motivos melódicos en dialogo con las percusiones cubanas (Pedrito Martínez); piano de fresca digitación (Alex Brown); cosmos Clarone de atenuante factura cool/clásica; clarinete (Paquito) con ecos de Bechet y Herman en recreación del sonido de las orquestas charangueras cubanas de los 40 y 50. “Oblivion” (Piazzolla), por ejemplo, se desplaza de la milonga al danzón faildeano desde atrevido arreglo de Oriente López. Cruces donde el chachachá (“Chiquita Blues”) coquetea con modulaciones bluseras. En “Afro” y “Dizzyness” cuatro clarinetes logran consumar un espacio de clara inflexión mozartiana con guiños bop.

Escuchen con atención “Fiddle Dreams”, “Brasilierino”, “Los tres golpes” y “Toque de clave”: el veinteañero pianista Alex Brown construye bazas desafiantes en los hilvanes virtuosos del clarinete de Paquito D’ Rivera. JaZZ – ClaZZ corrobora los contornos comunes del idiolecto jazzístico con lo clásico. El músico de Marianao, el hijo de Tito, una vez más, nos seduce con su maestría.

© cubaencuentro