Cántico: canción, salmodia, himno, copla, tonada, balada, serenata, romanza, arrullo, coral. / El himno trasmite alegría: música de festividad, expresión de júbilo. “He querido en Anthem for a New Day cantarle, mediante mi piano y en armonías jazzísticas, a la dicha de amanecer. Creo en el jazz como música de celebración”, ha dicho la pianista y compositora de Texas, Helen Sung.

Activa desde 1997, es licenciada de piano y violín por la Universidad de Texas, Austin, y diplomada de Thelonious Monk Institute of Jazz. Ha ganado diferente premios: New Jazz Works Grant Chamber Music America (2014), Mid Atlantic Arts Foundation (2014), US Artists Internacionales (2010), Mary Lou Williams Competencia de Kennedy Center (2007) y Música de Cámara América / Fundación Doris Duke Beca de Residencia (2007), entre otros.

Figura destacada en los escenarios del jazz estadounidense, Helen Sung considera al jazz como un pretexto para aclamar el acto de estar vivo: “Cuando interpreto un tema, no importa su tonalidad, me propongo exaltar la belleza misma de la composición con la propuesta de que, tanto el público, mis músicos y yo, estamos ante un milagro: la música”. Liturgia instrumental de síncopas ascendentes/descendentes (espiral ondulada) con la mirada de Dios como testigo. ¡Aleluya!, el jazz: copla y salmo para la vida.

Anthem for a New Day (Concord Music Jazz, 2014): décimo fonograma de Helen Sung. Seamus Blake, sax tenor & soprano; Ingrid Jensen, trompeta; Reuben Rogers, contrabajo; Obed Calvaire, batería; Samuel Torres, percusiones; John Ellis, clarinete bajo. Invitados especiales: el ex Irakere Paquito D’Rivera, clarinete; la virtuosa Regina Carter, violín. Compositores: Helen Sung, Chick Corea, Duke Ellington, Jay Livingston/Ray Evans, Thelonious Monk y Stanley Cowell.

La gala inicia con “Brother Thelonious” (Sung). Sugerente tributo a Monk estructurado en forma merodeante (rondó): introito de batería y bajo en tenues diálogos con el piano; trompeta dueña del motivo melódico en clara enunciación de bebop; walking bass adyacente a las recitaciones del sax: ingreso al silencio que a su vez permite la entrada del piano con clústeres monkianos y discurso yuxtapuesto de contrabajo y batería; regreso al primer tiempo: remate sobrio del piano.

“Armando Rhumba” (Corea). Bombo en clave cubana y piano en tentativo planteamiento melódico que el clarinete sustrae para empalmarse sobre la euritmia flamenca de las percusiones. Paquito D’Rivera cubanea los entornos armónicos y desafía al piano, dialoga con las percusiones en el logro de una atmosfera juguetona en que lo hispano se cruza con lo afrocubano (momento crucial del disco). “Hidden” (Sung): imaginativa conversación de contrabajo y piano: el violín de Regina Carter, como testigo, se columpia en prosodia clásica sobre las variaciones armónicas.

Entra Ellington con “It Don’t Mean a Thing (If it Ain’t Got That Swing)”: Sung pone de manifiesto su dominio del swing en clústeres de técnica powellianas. “Hope Springs Eternally”, “Anthem for a new Day” y “Chaos Theory”—tres composiciones de Sung—: exposición del imaginativo universo melódico/armónico de la pianista de Texas (sublimes motivos melódicos de “Hope Springs Eternally” subrayados por el saxofón y el piano; suculenta prosodia hardbop en “Anthem for...”). “Never Let me Go” (Livingston/Evans): violín en diseños románticos de compasiva oratoria. “Equipoise”: esplendorosa versión (piano, contrabajo) de la famosa y admirada composición (el vals más hermoso del jazz) del pianista de Ohio, Stanley Cowell.

“Epistrophy” (Thelonious Monk): uno de los temas cardinales del pianista de Carolina del Norte, Sung lo acota de manera muy personal: prólogo de batería y brass; contrabajo renaciendo del silencio, sección brass ascendente, piano en endiablado swing y saxo tenor en solo magistral.

Anthem for a New Day: diez cantos para la alborada: el jazz en todas sus ostentaciones. Irrefutable obra maestra.

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