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Actualizado: 01/07/2024 13:46

Pintura, Pintura cubana, Arte

Arte fuera de lugar

En Miami, donde a veces es complicado determinar los circuitos de exhibición, el curador Abel Remón ha conseguido devolver a la obra su espacio natural de participación

No se sabe bien la fecha, pero una vez que el arte pasó a compartir espacio con la vida cotidiana, las galerías, museos y otros espacios de su circuito pasaron a ser tiendas por departamentos.

Aunque el hecho en sí sea negado por aquellos que aún le dan al arte un estatuto superior en la creación humana, o quienes lo sitúan en espacios no compartidos y ajenos a la lógica de la vida diaria, el arte es un acto para compartir.

En Miami, donde a veces es complicado determinar los circuitos de exhibición, el curador Abel Remón ha conseguido devolver a la obra su espacio natural de participación. En Línea Studio, una boutique dedicada al diseño de interiores y a la venta de mobiliario y útiles para el hogar, el arte pudo convivir con su supuesto destino final.

Las palabras de los críticos muchas veces tienen el turbio objetivo de demostrar lo que se sabe. Sería fácil decir que esta muestra cumple con dos elementos de la posmodernidad: su carácter efímero (apenas duró el tiempo de la inauguración) y la desacralización de la Institución Arte, (el espacio de exhibición es una tienda de lujo, alejada de lo que se supone es una galería).

Hablar así es traicionar el propio espíritu de la curaduría.

Lo cierto es que las obras de Rafael López-Ramos —quien utiliza la simbología tradicional y las ideologías en un cruce que alude a conflictos reales y, de paso, a cómo los exageramos, (además de un guiño a la bananización, perdón, la banalización del arte)— establecen un diálogo con el entorno en el cual la obra adquiere una lectura plena.

Lo mismo pasa con la pieza presentada por José Bedia, en que la reivindicación propuesta sale fortalecida al estar justo detrás de un juego de comedor. El elemento tierra y sus implicaciones se articulan e interactúa con el entorno, lo cual potencia la lectura de la pieza.

Parece simple, pero el espacio cuida el mensaje. Mario Carreño, Agustín Cárdenas, Alexandre Arrechea, Néstor Arenas, y así hasta trece artistas, hacen que su arte destaque y coexista en un espacio reconstruido, lejos del ascetismo de una galería o del bullicio de una feria.

No hay espacios para el arte, parece decir esta muestra. Una galería establecida otorga un valor añadido a la pieza. La Institución Arte establece mecanismos de legitimación que propician que la obra adquiera valor según donde sea exhibida. Pero eso acabó. Esta muestra, que provoca una reflexión como un conjunto, participa de la tendencia de despojar a la obra de todo aquello que la alimenta de forma artificial. De hecho, hasta la crítica es una forma artificial de proveer valor añadido al trabajo del artista.

Miami abre espacios para la creación. Existe un interés por trabajar y proponer en una ciudad que muchas veces ha sido llamada “cementerio para el arte”, y también hay un público ávido de participar. Esta muestra combina el interés de Abel, el curador, y Erika Naranjo, propietaria de Línea Studio, de jugar fuera de las reglas establecidas, y llamar la atención.

La muestra estuvo abierta apenas dos días. No obstante, estableció algunas paradojas dignas de realce. Y es que en una ciudad tildada de frívola, la exhibición de obras de artistas de primera línea en un espacio comercial hace que esa “frivolidad” pueda ser reciclada y convertida justamente en su contrario.

El propósito de la obra de arte es su disfrute. Más allá de las interpretaciones, o de los que se arropan en un estatuto emancipatorio o en una necesaria trascendencia, el artista produce bienes sensibles, y estos se colocan en espacios de convivencia. Es su destino, una pared y no una vitrina. En esta muestra, sin nombre, eso es lo que tenemos: la obra de arte en su destino final.

(La selección agrupó a trece artistas en Línea Studio el pasado 14 de enero. Fue concebida como un acto previo a la participación de los artistas en la Feria de Arte de West Palm Beach).

© cubaencuentro

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