El cardenal cubano Jaime Ortega celebró el viernes misa en la principal cárcel de Cuba, como parte de las actividades religiosas que se realizan en todas las prisiones cubanas por Navidad, informó un portavoz de la Iglesia católica.

“Unos 20 reclusos participaron” en la ceremonia en la cárcel del Combinado del Este, en las afueras de La Habana, precisó un portavoz la Iglesia católica, sin más detalles, a la AFP.

En esa prisión están recluidos dos de 11 opositores que el Gobierno tiene pendiente liberar de los 52 que prometió el presidente Raúl Castro al Cardenal, en una negociación realizada en mayo.

Para las Damas de Blanco, esposas de opositores encarcelados, la misa del cardenal en esa prisión reanima las esperanzas de liberación —al menos de algunos que tienen problemas de salud— y quizás antes del Año Nuevo.

A pesar de que en noviembre venció el plazo de cuatro meses que el Gobierno fijó como fecha “máxima” de liberación, 40 fueron excarcelados tras aceptar salir a España, y de los 12 que rechazaron el exilio solo uno fue liberado y se quedó en Cuba, por lo que faltan 11.

“Nos tienen en incertidumbre, pero ellos están muy fuertes. Si el Gobierno los excarcela será una felicidad, pero están preparados para seguir resistiendo en prisión y nosotras luchando por su liberación”, afirmó Bertha Soler, esposa del opositor Ángel Moya (preso en Combinado del Este) y activista de las Damas de Blanco.

La Iglesia católica anunció el jueves la pronta liberación de dos presos que no son de los 11, detenidos por “motivaciones políticas” según la oposición.

Los 52 son los que quedaban en prisión de 75 opositores condenados en el 2003, considerados prisioneros de conciencia por Amnistía Internacional.

Desde la histórica visita del Papa Juan Pablo II en enero de 1998, la Iglesia católica y el gobierno comunista redujeron tensiones, se recuperaron la celebración de la Navidad y las procesiones en la Isla, vetadas tras el triunfo de la revolución en 1959.

En 2009, el Gobierno de Raúl Castro autorizó a las Iglesias católica y evangélica a realizar celebraciones religiosas de manera permanente en las prisiones, algo que hasta entonces ocurría sólo ocasionalmente y de forma individual.

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