Reinventar, Cuba, Economía

Empresa es emprender un proyecto

Lo que distingue a la economía informal en la Revolución es que se convierte en una forma de resistencia popular ante un Estado autoritario

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Entiendo que alguien que cobra por criticar al gobierno en Cuba con dinero del contribuyente de Estados Unidos, sienta que cometo un sacrilegio al definir al gobierno de la plutocracia en ese país como una dictadura. Pero le digo que no tiene por qué molestarse, al menos por dos razones: 1) no soy ni el primero ni el único que lo hace, lo hizo o lo hará, y 2) no me importa que cobre por lo que hace si sabe argumentar lo que dice, que son dos cosas distintas.

Aunque lo peor es reducir el debate a un chancleteo en donde se dejan de argumentar las ideas y se insiste en atacar al oponente.

Esto me hace sentir vergüenza ajena y trato de hallar una explicación que me haga sentir mejor. Explica eso por qué vengo a hablar en esta ocasión sobre el anarquismo, el emprendedurismo y la sociedad de los iguales. Después de todo el estiércol es convertido en abono que fertiliza los cultivos, así como las bajezas de algunos se convierten en lecciones de ética que contribuyen al mejoramiento humano y las virtudes de los hombres.

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¿Puede un anarquista ser un empresario y si lo es, qué tipo de empresa sería la suya?

Este es el tipo de crítica fue la que recibí hoy de parte de alguien con menos ética que méritos para juzgar a otros. Aunque hallo que ese es su problema. Entonces echo a un lado el puritanismo religioso de una persona que busca a un cristo en la multitud, para hablar de cosas del reino de este mundo.

Empezaré por buscar una respuesta a la pregunta que motiva este texto a partir de mi propia experiencia de vida como socialista libertario y activista comunitario.

Hago una definición de inicio: empresa es emprender un proyecto. (No lo olvide, lo va a necesitar.) Luego, ¿qué tipo de empresa se considera o no anarquista; digo, si es que antes se sabe ¿qué es la anarquía?

Prefiero de inicio hablar de la tradición libertaria en el pueblo cubano, que se inicia en el siglo XVIII criollo, para más tarde historiar las formas de expresión del espíritu socialista libertario en el mundo de vida popular del cubano.

Partimos de la idea de que como un resultado de colonización europea que se inicia en 1492, surge la raza cósmica que somos las mujeres y hombres de nuestra América. Significa que Europa y las Américas se reinventan en medio del proceso. Entiendo que la clave del Nuevo Mundo que se halla en la capacidad antropofágico-cultural (sic. Oswaldo de Andrade, 1928) que muestran los pueblos que participan en ese proceso.

Esto nos obliga a hacer un viaje histórico al cabildo del período de la Reconquista, a los pueblos que habitaban el Golfo de Guinea antes de establecerse la economía de factoría. Pero más acá, visitar los puertos de Cantón y Fujian en la China imperial y recorrer el mundo rural de la Unión Americana entre 1870-1890.

Luego hay que entender qué sucedió en la olla durante la cocción de todas esas carnes y viandas.

Porque no es lo mismo una isla abandonada a su suerte en el siglo XVII, que una sociedad esclavista en el siglo XIX; así como no fue lo mismo la vida en la República que durante la Revolución.

Situemos un punto de partida en la emergencia de un mundo de vida popular en medio de una sociedad esclavista. Después de eso, podría hablar de las manifestaciones del espíritu libertario del pueblo cubano. Pensemos en las formas de asociatividad que surgen en las ciudades modernas que se construyen en esa etapa del proceso.

¿Cuál era la idea de “empresa” en el mundo de vida popular del siglo XIX cubano?

Entonces a los que se dedicaban a los oficios liberales en esa época se les llamaba “laborantes”, que era un término despectivo para referirse a las clases trabajadoras. Desde esa fecha la sociedad civil cubana contó con un tejido social y económico que le permitió autogestionar la vida cotidiana por sí misma.

Sabemos que el origen de la nación cubana se halla en las ciudades que se fundaron en el siglo XVI, algo que —por ejemplo— no sucedió en el resto de nuestra América. Incluso el mundo de vida popular en las ciudades de Bayamo, Puerto Príncipe y La Habana era un reflejo de la vida del cabildo de la época de la Reconquista en España; algo que se advertía en el diseño de las mismas.

Desde la óptica del mundo de vida popular, la idea de empresa se asociaba a un tipo de economía basada en la ayuda mutua, la práctica de un modo de reproducción simple de la misma, la artesanía, el trato justo y equitativo en una sociedad de iguales, la transculturalidad y un sentido de comunidad.

Durante la época de la sociedad autonómica se crea un sentido de modernidad, así como en el campo mambí se forjó la nacionalidad del cubano. La guerra civil entre fracciones de la oligarquía criolla que ocurre entre 1869 y 1878, apenas fue el preámbulo (burgués) de la revolución auténticamente popular que triunfa en la tercera década de la República.

Será a inicios del siglo XX que surge una economía popular contrapuesta a una economía capitalista. Hasta ese momento la economía popular había sido un complemento de la economía de plantaciones o había existido en paralelo a la economía de enclave del capital extranjero, en la segunda mitad del siglo XIX cubano.

La economía popular es subalternizada en la segunda República con la creación de una sociedad de consumo. Pero, aun así, esa economía seguía siendo una economía no capitalista. Precisamente el error político que cometió la ofensiva del Gobierno en contra esa economía a finales de la década de 1960 consistió en creer que todos los gatos son pardos en la oscuridad.

¿Cuál es la relación entre la economía informal y la tradición libertaria en Cuba?

Siempre hubo en Cuba una economía informal. Desde el contrabando en Bayamo y las flotas en La Habana en los orígenes, hasta el comercio de fronteras y el mercado de divisas en la actualidad. Luego, según mi opinión, lo que distingue a la economía informal en la Revolución es que se convierte en una forma de resistencia popular ante un Estado autoritario; siendo este populista u obrerista.

Estamos ante una cultura subalterna que signa a la economía popular y que la convierte en práctica de resistencia en contra del Estado.

La política de dádivas a cambio de lealtades que aplicó el Gobierno y la presencia de un Estado asistencialista durante la primera parte del proceso, lograron una reducción de la conflictividad que producía el sistema. Pero en ningún momento esta última cesó y prueba de ello han sido las crisis de realización que han ocurrido en Cuba, cada ocho años a partir de 1962, con una mayor o menor gravedad.

Sabemos que el proceso de acumulación originaria de la Nueva Clase (1978-1997) fue una consecuencia de un proceso de corrupción del sistema, que también tuvo su expresión en los colectivos laborales a través de la figura del “faltante” en la contabilidad y los inventarios de las empresas.

Cuando en la década de 1990 surge la economía de remesas se inicia una subversión del tipo de relación que existía entre la economía popular y la economía del Estado, haciendo que esta última se convirtiese en una economía dependiente de la primera, llegando a representar el 49 por ciento de los ingresos no fiscales del Gobierno en la actualidad.

Las reformas pro chinas de Raúl Castro se habían propuesto subvertir la dependencia de la economía del Estado de la popular, creando un sistema empresarial eficiente y sostenible. Pero al fracasar han creado una situación que es peor, dado que el sector no estatal de la economía se ha estado haciendo cargo del cumplimiento del encargo que hace el Estado a sus empresas.

La solución pasa por la superación de los déficits democráticos del proceso y debe de comenzar con la comunización de la sociedad.

Creemos que los cambios deben comenzar y concluir en la economía mixta con anclaje en la comunidad que emergió durante la transición de la sociedad cerraba que éramos a la sociedad abierta que somos, entre 1989 y 2012; para al final ser reinventada a partir de los tres pilares que la sostienen hoy mismo, que son: el trabajo autónomo, las remesas y el comercio de fronteras.

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Este trabajo es parte del esfuerzo que hacemos por el rescate de la memoria histórica y colectiva de las clases subalternas en Cuba. Estamos a favor de aquellos que se encuentran en el fondo del caldero. Luego esta es una manera de tomar partido en el debate que se enfrentan cuerpos de valores y sistemas de intereses que se disputan en este instante los destinos de Cuba y los cubanos.

Sabemos que el estado de corrupción del sistema es parte del problema que debemos de resolver en un intento por saltar del péndulo y caer tres pasos por delante. Explica esto la existencia de un castrismo de anverso y de reverso que va perdiendo espacio y del cual se van liberando Cuba y los cubanos.

Finalmente, somos una nación en un proceso que no ha concluido y que puede naufragar, así que el desafío hoy es crear una Cuba donde quepan todas las Cuba. Desde luego, la unidad del pueblo insumiso no se reduce a identificar a un enemigo en común; sino consiste, en principio, en la definición del país deseado y fundado por todos a partir de una sociedad en movimiento que va creando otras realidades.


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