Celebraciones y tiroteos en Yemen tras la salida de Saleh

El presidente yemení, Ali Abdulá Saleh, fue operado el domingo en Arabia Saudí de las heridas sufridas en el ataque a su palacio de Saná, tras un viaje que podría allanar el camino para el fin a sus 33 años en el poder.

Un responsable del partido gobernante de Yemen, Tareq al Shami, dijo que Saleh regresaría al país dentro de unos días, pero la incertidumbre sobre si podría mantener el poder tras meses de protestas hace que el riesgo de enfrentamientos permanezca alto.

Algunos yemeníes celebraron lo que esperan sea un alejamiento permanente de Saleh, pero el júbilo se mezcló con los sonidos de disparos y explosiones en Saná, y surgieron tiroteos en la ciudad de Taiz, a unos 200 kilómetros al sur de la capital.

Una fuente médica en Arabia Saudí dijo a Reuters el domingo que el presidente yemení estaba siendo operado para extirparle esquirlas de metralla del pecho.

“La gente está preocupada sobre lo que ocurrirá con la marcha de Saleh. Les preocupa mucho un golpe militar o luchas de poder dentro del Ejército”, dijo Faruq Abdel Salam, un residente de la ciudad portuaria de Adén, en el sur yemení.

El presidente interino Abd-Rabu Mansur Hadi se reunió con comandantes militares, incluyendo los poderosos hijos y sobrinos de Saleh, que siguen en Yemen. Hadi también se reunió con el embajador estadounidense.

Existen crecientes preocupaciones de que Yemen, ya al borde de la ruina económica y donde hay extremistas de Al Qaeda, pueda transformarse en un estado en crisis que constituya una amenaza para la mayor región exportadora de petróleo del mundo y para la seguridad global.

Saleh ha exasperado a sus ex aliados estadounidenses y saudíes, que una vez le consideraron un socio clave en los esfuerzos para combatir a Al Qaeda en la península Arábiga, por negarse repetidas veces a firmar un acuerdo mediado por el Golfo para que renuncie a su cargo a cambio de inmunidad.

El máximo asesor antiterrorista del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habló el sábado con el vicepresidente yemení, informó la Casa Blanca, sin dar más detalles. Washington ha instado a Saleh a dimitir.

“Creo que esto es el fin del juego”, dijo Jalid al Dajil, un analista político saudí. “Los saudíes no le están apoyando”, aseveró.

Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo, que comparte una frontera de 1.500 kilómetros con el empobrecido Yemen, ha liderado los esfuerzos para negociar una transición de poder pacífica.

Pero el cese al fuego mediado por los saudíes entre clanes rivales y elites políticas parecía romperse el domingo, mientras surgían tiroteos y se producían explosiones en la capital, Saná.

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