Adiós a Tata Güines, leyenda de la percusión

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AFP/ Güines. A ritmo de conga, rumba y guaguancó, Tata Güines, las "manos de oro" que sacaron chispa al tambor cubano en escenarios del mundo, fue sepultado este martes luego de una festiva procesión en su natal Güines, 50 kilómetros al sureste de La Habana.

Considerado uno de los mejores percusionistas de la Isla, Arístides Soto, quien adoptó su apellido en honor a su pueblo, murió el lunes a los 77 años por padecimientos renales, tras llevar una vida de intensa bohemia y haber alcanzado la fama internacional con su magistral estilo de tocar las tumbadoras.

"Mientras exista el guaguancó. Tata Güines no se murió", cantaron a coro los dolientes en el cementerio de este municipio de provincia Habana, cuya población entera se volcó para despedirlo.

Entre lágrimas, Gilberto Herrera, contó a la AFP, con orgullo, que lo vio nacer. "Hablo con el corazón: Estamos muy consternados, Cuba y el mundo han perdido a uno de los grandes", expresó este jubilado de 89 años, quien se dedicaba a la sastrería desde que era un muchacho.

Viejos y jóvenes, todos en Güines, lamentaron la muerte de su ídolo. "Es una pérdida irreparable. Nunca perdió su identidad, su amor al país y a su pueblo. A pesar de su fama, siempre vino a sus raíces", manifestó José Sulet, un profesor de 52 años.

"Es como el papá nuestro. Sigue vivo, no está muerto todavía. Se fue alegre y permanece así en nuestro corazón", dijo entre sollozos Pablo Frías, un vendedor ambulante de 42 años, quien arrastraba hacia el cementerio su bicicleta repleta de piñas maduras.

Aplaudido en escenarios de Nueva York en los años cincuenta, el músico recobró vigencia mundial al participar en el disco Lágrimas negras, del cantaor español Diego El Cigala y el destacado pianista cubano Bebo Valdés, lanzado con gran éxito en 2004; así como en La rumba soy yo (2000) y Cuban Odyssey (2003), ganadores de Premios Grammy.

Con su fallecimiento, Cuba perdió otra leyenda de su música tradicional, pues en los últimos cinco años murieron Ibrahim Ferrer, Pío Leyva, Compay Segundo y Rubén González, estrellas del Buena Vista Social Club.

"Está ese dolor, esa amargura por su pérdida física, y al mismo tiempo, ese canto a la vida que nos deja Tata Güines. Fue un gran defensor de Cuba y de nuestra identidad", destacó el ministro de Cultura, Abel Prieto, quien asistió al funeral.

"Estuvo en Estados Unidos y volvió. Eso es más meritorio", manifestó Calixto Ruz, un soldador retirado, de 64 años.

Félix Hernández, de 76 años y de joven un curtidor de cuero, fue uno de sus amigos de barrio. "De muchacho tocaba con laticas de leche condensada, y llegó a ser un grande de la percusión. Tata Güines no tocaba con las manos, sino con el alma", expresó.


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