Reportaje: Música

¿'Una revolución dentro de la Revolución'?

La variante cubana del hip hop, uno de los géneros más críticos en la Isla, habla del racismo, la emigración y los problemas de la vida cotidiana.

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"Creo que soy uno de los raperos que encabeza la lista negra", dice Humberto, de cabeza rapada y bermudas holgadas. "Hay lugares donde no hemos podido tocar porque ya conocen nuestros antecedentes (…) En las radios nos han dicho: 'no te puedo poner esto porque me botan, porque me meto en candela'", relata.

"Hemos estado tocando y han quitado la música", acota Yoandy, que además de rapero es trabajador social.

Humberto dice que hace dos años lo invitaron a México, pero dos días antes de irse, pasaje en mano y fiesta de despedida de por medio, el gobierno canceló su permiso de salida sin explicación.

Ambos integran la Asociación Hermanos Saíz (AHS), una dependencia del Ministerio de Cultura que reúne a jóvenes artistas para explorar "los niveles más audaces y revolucionarios de un arte de vanguardia".

La AHS promueve "un arte dentro de la revolución completamente, dentro de sus presupuestos políticos", explicó a la AFP Claudia Expósito, una de las encargadas de la programación.

Edgar González (Edgaro), un rapero de 22 años cuyo dúo Doble Filo integra la ACR, subraya que hay diferentes conceptos sobre qué es ser "contestatario".

"Señalar el problema no resuelve nada, el rap tiene un compromiso con la gente de ir más allá de lo que ya conocen, algo más profundo" y plantear soluciones, opina.

Unos y otros libran una batalla para resistir los embates del reggaetón, una mezcla de rap, reggae y ritmos latinos, de gran popularidad en la Isla y cuya preocupación no es denunciar nada, sino hacer mover las caderas de una forma sexual más que sensual.

"El reggaetón lo que hace es embrutecer a la gente", lamenta Humberto.


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