Literatura

Contra las oficinas del tedio

María Zambrano, Cintio Vitier y la revolución cubana.

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Vitier, además, ha expresado que lo liga a María Zambrano su "modo de vivir la historia" y, más recientemente, ha llegado a precisar —precisión a nuestro parecer poco menos que delirante— que María abandonó Cuba el mismo año ¡del asalto al Cuartel Moncada! Ávido por justificar su conocida teleología origenista con las ideas ontológicas y poéticas de la autora del importante texto "La Cuba secreta", publicado en Orígenes en 1948.

Es decir, teleología que conduce a reducir el alcance cosmovisivo del pensamiento o razón poéticas, para constreñirlo a la encarnación de la Poesía en la Historia, y de Orígenes en la Revolución, y porque en aquel texto ciertamente María alude a la irrupción histórica del origenismo, Vitier ha forzado el pensamiento simbólico, profético, poético y ciertamente teleológico de la autora de Los bienaventurados, para avenirlo con su actual "modo de vivir la historia", al lado de un régimen autoritario, que niega tanto el mito cristiano del hombre nuevo o interior —San Pablo y San Agustín—, como la realización integral de la persona zambraniana, para no hablar ya de su mito del Hombre Verdadero, que, por cierto, todo cubano debe sentirse orgulloso de que María Zambrano lo desarrollara a propósito de José Lezama Lima.

El tufo del poder

Pues bien, en la versión inicial de su texto sobre José Lezama Lima, escrita el mismo año de su muerte —y recuérdese que el autor de Paradiso murió sometido a un completo ostracismo—, María Zambrano escribió lo siguiente:

"De esa danza sacro-profana que si hubo al alboreo del 'momento Histórico' se rompió por obra de los poderes que mandan desde las oficinas del tedio —ese tedio que aun como tufo a distancia despiden los lugares del poder donde la sonrisa se congela en máscara. Y así se prosigue sonriendo cuando se decreta patriarcal y de otro lado fraternalmente la asfixia de la imprevista aurora, y de este modo la danza se quiebra por el poder uno o dual o quíntuplo —¿qué más da?— y aparece en lugar del corro sacro, las cadenas. Y la palabra puesto que siempre hay que usarla se usa, se usa, se derrama, la palabra dicha en vano (En el centro de la danza imposible, el hombre verdadero, sin desfallecer el poeta verdadero, nunca solo, nunca a solas). Y al ser así no seguirá la danza sacra dándose bajo la historia, por encima de la historia, en lo remoto invulnerable, cielo donde la semilla imprevisible reiteradamente cae".


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